Candleman: The complete Journey – Análisis

Entre luces y sombras

La oscuridad. Podríamos decir que es la ausencia de luz, de luz visible al ojo humano. Científicamente eso no es exactamente así, dado que la oscuridad total no existe en el universo, debido a que siempre existe una pequeña cantidad de radiación, aunque sea imperceptible para el ojo humano. En términos literarios, la oscuridad se asocia con el mal, el miedo, las entidades malvadas, las sombras o la depresión. Tanto el Corán como la Biblia o la mitología griega, la relacionan con sucesos o lugares malignos, lugares llenos de peligros, donde un pequeño hálito de luz donde aferrarnos podría salvarnos de caer en las garras de la perdición.

[dropcap]C[/dropcap]andleman, The complete Journey desarrollado por Spotlightor Interactive y editado por Zodiac Interactive, hizo su aparición en Xbox ONE el pasado año, en un mercado viciado por mecánicas abusivas, repetitivas y en el que prácticamente solo aparecen apuestas arriesgadas e innovadoras gracias a las desarrolladoras independientes. En su primera aparición, tras su estreno en la plataforma de Microsoft, no tuvimos la oportunidad de descubrirlo, pero tras su anuncio para la plataforma digital de Valve esa oportunidad se presentó, no dudando ni un ápice en poder disfrutar de esta particular aventura que a primera vista, se muestra como un juego que arriesga por aportar ese frescor que la industria necesita, desprendiendo esa sensación de ofrecer algo nuevo e invitando al jugador a descubrirlo desde los primeros instantes.

Una mágica aventura cargada de nuevas mecánicas

Y es que Candleman utiliza mecánicas ya conocidas del clásico género plataformero en tres dimensiones, en completa conjunción con nuevas y curiosas ideas, haciendo del trabajo de Spotlightor Interactive un título fresco y variado; una luz al final del pasillo que a veces buscamos para romper esa monotonía y la cual nos tiene acostumbrado el mercado, un título que luce por su imponente simpleza. Así es Candleman: The complete Journey, un título que a través del minimalismo absoluto evoca la ausencia que existe entre los videojuegos «triple A» del mercado actual.

Esa necesidad por descubrir algo nuevo, de encender ese espíritu aventurero por adentrarnos en nuevos mundos, de aventuras, de historias… Es la que provoca Candleman, un título que ofrece mucho con más bien poco gracias a la puesta en práctica de fórmula mágica de los videojuegos, la innovación, y mediante la correcta sincronía de un argumento apenas tangible que poco a poco va cogiendo forma, un apartado tanto técnico como sonoro liviano y, finalmente, una jugabilidad simple pero efectiva, hacen que este título invite al jugador por descubrir esta mágica aventura donde todo, y digo todo, cobra vida en un mundo lleno de magia, sumergido en las sombras y en donde el único destello de esperanza es una misteriosa luz en el horizonte.

Una historia que poco a poco va cogiendo forma

El protagonista de esta historia es un intrépido candelabro, cuya principal virtud es su espíritu aventurero. Tras vivir en un mundo de oscuridad, nuestro protagonista se embarca en una aventura por descubrir el origen de una misteriosa luz divisada a lo lejos.  Una sencilla premisa que poco a poco, a través de los niveles, va uniendo las piezas de un borroso puzzle que inicia de repente y sin trasfondo alguno, pero que tras el paso de los niveles va cogiendo forma e invitando al jugador a continuar este periplo.

A través de doce capítulos que se desarrollan en tres mundos diferentes, y compuestos de entre tres y seis niveles cada uno, tendrá lugar el largo y peligroso viaje de nuestro curioso protagonista. En cada uno, genialmente confeccionados, llenos de plataformas y de retos, encontraremos innovadores elementos jugables, teniendo una especial trascendencia en la superación de los mismos. Igualmente, cada nivel tiene esparcidas una serie de velas las cuales podemos prender, iluminando nuestro camino, sirviéndonos de punto de control, o descubriendo extractos que ayudan a entender mejor el argumento del juego.

Tal y como digo, Candleman: The complete Journey enamora por su increíble simpleza, y por supuesto sus mecánicas jugables. Nuestro protagonista, como cualquier vela, tiene una vida limitada mientras que esté encendida, nada más y nada menos que diez segundos de vida antes de que se consuma por completo. Aquí es donde nuestra picaresca o mejor dicho nuestra habilidad de gestionar la llama entra a jugar. Tendremos que gestionar con suma precisión esos diez segundos de llama, con el fin de prender las velas esparcidas por el nivel, interaccionando con el entorno, así como puntos de control, o simplemente iluminar nuestro camino lleno de peligros ocultos antes de llegar al final.

El minimalismo su mejor arma

En cuanto a su apartado sonoro, Candleman: The complete Journey nos sumerge un mundo mágico a través de su banda sonora, sus melodías interpretadas perfectamente, aumentan la inmersión y sensación que el videojuego ofrece. Melodías de piano y orquestales, hacen del apartado musical un gran trabajo por parte del compositor. Igualmente, la selección de sonidos no podría haber sido mejor, el crepitar del barco, los pasos, el goteo, aderezado con un eco continuo, otorga esa sensación de soledad en la penumbra durante la andadura de nuestro protagonista.

En conclusión; Candleman: The complete Journey se presenta como una propuesta innovadora en el mercado, como he comentado, viciado por mecánicas repetitivas y poco innovadoras, y que tras resurgir de sus cenizas asalta a la plataforma digital de Valve. Su combinación de mecánicas, tanto ya conocidas como novedosas, hacen de este videojuego un título muy interesante y que invita al jugador a experimentar algo nuevo, un trabajo digno de alabar a los chicos de Spotlightor Interactive, un título al que simplemente por su minimalismo imponente, merece la pena visitar por su mundo mágico lleno de luces y sombras.