Con Spoilers: Stories: The Path of Destinies

Detroit: Become Furry

“Stories: The Path of Destinies” es, según Steam, un Action-RPG desarrollado por Spearhead Games, y bueno, sí, concedámosle eso.

[dropcap]D[/dropcap]esde un sentido más estricto podríamos considerarlo como tal. Los elementos para clasificarlo dentro de los Action-RPG están ahí. Hay acción cercana a un hack and slash pero más comedido (o menos puro) y tiene un tablero en el que ir desbloqueando habilidades a nuestra elección dependiendo de los puntos de experiencia que obtengamos.

Pero describir “Stories: The Path of Destinies” como un Action-RPG a alguien probablemente lo dejará igual que al principio y no hará tampoco ninguna justicia al juego (Lo de “lo dejará igual que al principio” tiene más sentido de lo que parece, ahora vamos a eso).

El aspecto de “Stories: The Path of Destinies” me llamó la atención desde un principio. Quizás para alguien que se crió echando horas y horas delante de una tele con Sonic era lógico sentir cierta fascinación o cariño por la estética de animales antropomórficos, por mucho que Internet haya convertido esto (¡los furrys!) en algo ridículo.

Los animales que adoptan comportamientos y aspectos humanos son algo bastante típico de los cuentos infantiles donde estos tienen la capacidad de hablar, visten como humanos y se convierten en los protagonistas de las historias. Ahí están como ejemplos “D’Artacán y los tres mosqueperros”, el anime de “Sherlock Holmes” en el que estuvo involucrado el mítico Hayao Miyazaki a mediados de los 80, “Robin Hood” adaptado por Disney en 1973 y en el que el protagonista también era un zorro, o incluso más recientemente “Bojack Horseman” en su vertiente de dibujos animados para adultos.

Con eso en mente las expectativas sobre ”Stories: The Path of Destinies” son las de una historia ligera y enfocada a un público más juvenil con unos personajes arquetípicos. Un zorro en el papel de héroe. Un sapo que se ha convertido en un emperador malvado. Un viejo amigo que además de espía es un conejo. Una gata de la que somos algo más que amigos… Y dentro de toda esa fábula, el primer giro: Un niño muerto.

Un niño que es nuestra responsabilidad y que huye de nosotros con un libro mágico bajo el brazo. Un niño que es asesinado por las tropas del emperador y que lo único que podemos hacer por él es recoger de entre sus restos el libro que escondía con tanto interés.

Pero hay algo más con lo que te encuentras al poco de empezar ”Stories: The Path of Destinies”. En primer lugar: Decisiones. La historia se estructura como si fueran capítulos de ese libro mágico, como los libros de “elige tu propia aventura” pero funcionando en un medio mucho más interactivo como es el videojuego.

En segundo lugar: El ritmo al que parece ocurrir todo en un primer momento es muy acelerado. Por muchos giros crudos que  pueda haber las expectativas no dejan de ser las de un cuento (y de todas formas, muchos de los cuentos populares infantiles que conocemos hoy día eran aún más violentos antes de pasar por el filtro de Disney) y el relato de los acontecimientos parece avanzar muy rápido. Es decir, si separamos la narrativa en el desarrollo clásico de planteamiento, nudo y desenlace,  la sensación es que con muy poco tiempo jugado nos encontramos ya en una parte bastante avanzada del nudo.

Todo esto tiene una explicación. Llega el “final” del juego y Reynardo, el zorro protagonista, de una forma u otra muere. La magia de ”Stories: The Path of Destinies” está precisamente en ese libro mágico que da inicio a la aventura. Morimos y descubrimos que no ha pasado nada. Sólo estábamos descubriendo uno de los muchos finales posibles según nuestras elecciones.

El libro mueve sus páginas hacia atrás y nos volvemos a encontrar al inicio de la aventura (como dije antes lo de “lo dejará igual que al principio” ahora cobra más sentido) pero ahora ya sabemos hacia dónde nos conducen algunas de nuestras elecciones, podemos aprender de los errores cometidos y elegir nuevos caminos que nos lleven a un final satisfactorio. Y volveremos a fallar y a fallar pero de cada error sacaremos una nueva lección que nos permitirá finalmente llegar a un desenlace en el que podamos ser héroes de verdad.