Cultist Simulator – Análisis

Lovecraft jugando al solitario

Cultist Simulator es un juego diferente, tanto en el tono como en sus dinámicas. El fundador de Failbetter Games, Alexis Kennedy, que ya nos conquistó con Sunless Sea, nos propone ahora un descenso a los rincones más oscuros del universo de H.P. Lovecraft y nos lanza a la búsqueda de dioses caídos, arcanos secretos y poderes capaces de romper el tejido de la realidad… con un juego de cartas/tablero no apto para todos los públicos.

NUEVO ESTUDIO, NUEVO CULTO

[dropcap]T[/dropcap]ras dejar Failbetter Games, Kennedy no ha perdido el tiempo y, aprovechando las plataformas de crowdfunding y con la financiación de gente como Humble Bundle, nos presenta este Cultist Simulator para darnos la oportunidad de crear nuestro propio culto de la nada, bajo el sello Weather Machine. Según sus propias palabras, quiere “ofrecer un juego de cartas narrativo roguelike en que que cada acción no solo sirve para avanzar en la narrativa, sino que también la modela”. Esto no solo es así para cada partida individual, sino que nuestras acciones, nuestros éxitos y fracasos, pueden volver a presentarse como parte del lore en una nueva partida.

Las cartas y nuestras decisiones modelan una narrativa lovecraftiana única en cada partida, que invita a olvidarse de nuestra moral para explorar la oscuridad en nuestro camino. En los principios fundamentales de sus mecánicas encontramos similitudes con el solitario clásico, el HearthStone o el Power Up, pero donde en estos triunfa el proceso, en Cultist Simulator se imponen unos textos (en inglés, eso sí) excelentes. La victoria la encontraremos en entender sus mecanismos, dominarlos y, con suerte, completar la historia que nuestra perversa mente había construido… o dejarnos sorprender por abismos por completo inimaginables.

Una partida de Cultist Simulator comienza frente a un tablero virtual, con una carta de trabajo y la acción de “Work”. Las acciones o eventos hacen que las cartas se activen que tengan un efecto; se representan por cuadrados que, al pinchar sobre ellos, nos ofrecen una descripción (siempre en forma de descripción, no como un manual de uso) y el espacio para situar las cartas oportunas. Algo que puede resultar frustrante para muchos, y una autentica fuente de horas y horas de juego para otros, es la total ausencia de explicación previa del funcionamiento de sus elementos.

BUSCA ACÓLITOS, SÉ DISCRETO, CONSERVA TU CORDURA

Al realizar acciones, revelaremos nuevas acciones y eventos, al tiempo que recibimos nuevas cartas. Poco a poco el espacio de juego se irá cubriendo y nos obligará a ordenarlas de forma conveniente para no perder de vista las opciones que tenemos disponibles. El juego nos obligará a equilibrar cuatro recursos clave: salud, dinero, pasión y razón. Tendremos que mejorar nuestras habilidades mientras gestionamos eventos con una restricción temporal, como comer, evitar la locura, escapar de las autoridades, etc. Determinadas acciones nos proporcionaran las cartas necesarias para incrementar cada uno de los recursos. Así, tendremos que tratar de equilibrar nuestras decisiones para que ninguno de los marcadores nos aboque a una situación que dé al traste con nuestros maquiavélicos planes.

Lo realmente interesante del juego es el efecto sorpresa, la curiosidad por querer saber que se esconde tras la siguiente esquina, algo que lo acerca a un juego roguelike; cada fin es solo un paso en el camino. Las cartas y nuestras decisiones modelan una narrativa lovecraftiana que obliga a renunciar a la moral para explorar la oscuridad de sus caminos. Nos encontraremos con callejones sin salida, en la forma de eventos que acaban por consumir nuestros recursos o que, simplemente, ponen fin al viaje si no usamos las cartas correctas que lo satisfagan. Si fallamos una segunda vez al tratar de completarlos, game over y a iniciar una nueva aventura.

Ganes o pierdas, el principio de Cultist Simulator siempre es el mismo (a falta de un previsible nuevo contenido en forma de expansiones): puedes elegir entre tres profesiones o vidas diferentes, susceptibles de descender por el camino de lo oculto. Las diferencias pasan por los recursos iniciales, las formas de ganar dinero o de descubrir cartas. Todo esto se agradece para añadir más diversidad a la rejugabilidad. Por poner un ejemplo de todo esto, el doctor ofrece un trabajo sin riesgo, pero no está tan bien pagado ni te ofrece tantas posibilidades de mejora de estadísticas como otros inicios. La estrategia de juego que ofrece, aunque pueda parecer conservadora, sigue ofreciendo la posibilidad de que acabe convocando espíritus, adoctrinando a sus pobres seguidores en las artes oscuras y buscando un lugar como heraldo de criaturas que no deben ser nombradas.

Mejorar a nuestros seguidores, completar eventos, mejorar nuestro culto para profundizar en nuestro viaje serán acciones a explorar. Tenemos tres botones para controlar la velocidad del transcurso del tiempo, Pausa, Normal y Avance rápido, que nos ayudaran para gestionar la alternancia de momentos frenéticos, donde tendremos que tomar muchas decisiones de forma simultánea, y otros en los que hasta con el botón Fast Forward tendremos que esperar más tiempo del deseable.

En sucesivas partidas nos iremos encontrando partes de la historia de nuestras aventuras anteriores. Puede que simplemente sea una nota a pie de página, en la que se les recuerde como capaces profesionales que encontraron la paz en una vida mundana, pero también nos podemos enterar de que nuestros predecesores fueron los responsables de abrir las puertas del anochecer eterno.

LOS SENDEROS DEL CULTO SON (A VECES) INESCRUTABLES

Ya hemos comentado que Cultist Simulator es difícil de dominar. No te ofrece ninguna información sobre cómo funcionan sus mecanismos, y lo hace de forma intencionada. La realidad de sólo vislumbrar parte de su tejido encaja muy bien en una narración donde constantemente se apela a la limitación de la mente humana para comprender, sin consecuencias, los horrores del universo. Existen eventos y bifurcaciones cuyas consecuencias están en parte determinadas por el azar, con lo que dos acciones a priori similares pueden llevar a consecuencias dispares.

También podríamos pensar que una combinación de carta-acción funciona siempre de la misma manera… hasta que gracias a cambio en el resultado descubrimos que, durante todo ese tiempo, su tasa de éxito dependía de condicionantes que no habíamos valorado. Este total abandono afecta a veces al HUD del juego: muchos eventos necesitan cartas específicas para avanzar, pero te permiten usar otras del mismo recurso. Sería interesante la opción de resaltar solo aquellas cartas que se pueden usar para un evento/acción concreto. Danos algo de cancha, Kennedy.

CONCLUSIONES

Puede que las mecánicas no estén todo lo pulidas que deberían, o que haya momentos en los que ajustar un poco el ritmo fuese recomendable, pero si no te asusta perderte en la lectura de unos textos excelentes, que crean un universo rico y lleno de misterios a completar mientras avanzamos por la senda de nuestro propio culto, fruto de la mente retorcida de su autor, del azar y de nuestras (decadentes) acciones, no encontrarás ninguna otra propuesta como este Cultist Simulator.

Advertencia: “solo un evento más antes de cerrar” puede convertirse en una partida de horas sin que apenas de te des cuenta.