Yomawari Lost in the Dark – Análisis Switch

Yomawari Lost in the Dark

Perdidos en la oscuridad.

Nunca pensé que algo tan kawaii como es el diseño de Yomawari, podría resultar en algo tan siniestro. De hecho, creo que para todos los ajenos a la obra resulta igual ya que cuando le decía a mi novio que era un juego de miedo, no se lo creía… hasta que lo vio.

No apto para todos

Yomawari Lost in the Dark nos pone en la piel de una niña que sufre bullying. Como todos sabemos el bullying sigue siendo en pleno siglo XXI uno de los grandes problemas a nivel social que se genera entre los más jóvenes y que, por desgracia, se cobra un gran número de vidas.

El juego desde el comienzo muestra la crudeza de esa realidad. Tal es el punto, que nuestra pequeña protagonista decide acabar con su sufrimiento subiendo a la terraza del colegio… Como veis no es plato de buen gusto. Pero lo que viene después tampoco.

El tejado del colegio

Mientras avanzamos por un mundo oscuro, los fantasmas aterrorizarán a la pequeña quien al parecer está maldita (la pobre no gana para disgustos) y deberá lidiar con ellos mientras rompe esa maldición.

Estábamos advertidos

Al comienzo del juego nos avisa de que no se hacen responsables de lo que puedas ver si decides apartar un segundo la mirada de la pantalla.

Yo al principio pensé que no tendría la menor importancia, que menudo miedo estaban metiendo en el cuerpo… pero no. El juego es realmente inquietante en ese aspecto. No es un juego de miedo al uso, no hay jump scare, ni un miedo constante porque algo nos persiga… nada de eso.

Cerrar los ojos y avanzar…

El juego juega (valga la redundancia) con nosotros y nuestro miedo. Son constantes los momentos en los que vamos tranquilos y de golpe nos aparece un fantasma del que debemos huir, una zona por la que no podemos avanzar o un ente al que no podemos quitar ojo…

Explorar la oscuridad

Al principio de la historia, descubriremos que hemos olvidado toda nuestra vida y que debemos recuperarla antes de una hora determinada para acabar con la maldición que sufrimos.

Con esta premisa, recorreremos las calles de lo que parece nuestro barrio encontrando todo tipo de objetos con los que interactuar habiendo objetos especiales que nos recordarán ciertos momentos de nuestra vida.

Así, poco a poco descubriremos qué ha pasado, cómo hemos llegado ahí y cómo solucionarlo… ¿nos dará tiempo? Esperemos que sí, aunque para ponerlo todo más difícil, como digo hay toda una serie de fantasmas (enemigos) dispersos por todo el mapa que nos obligan a dar la vuelta, taparnos los ojos y avanzar despacio, o simplemente huir como alma que lleva el diablo.

En algunas ocasiones podremos hacer frente a estos enemigos, aunque no se indica en ningún lado cuales y lo aprenderemos a base de ensayo – error.

A base de palos

La premisa del juego ya es dura de por sí. Pues súmale un entorno hostil y desconocido que solo conoceremos a base de recorrerlo una y otra vez iluminado tenuemente por nuestra linterna… todo mal.

Por si fuera poco, la información que nos dan es realmente escasa. Vamos cogiendo objetos e interactuando con ellos a nuestro parecer sin que se nos diga qué hacer o cómo. Seremos nosotros mismos los que tengamos que descubrir qué hacer a continuación y desde luego que no es un camino de rosas.

Recobrando la memoria

El zénit del juego lo crea la BSO. Creo que tanto la música como los efectos están elegidos al milímetro para cada situación y, como no, el sonido de un corazón disparado por el miedo siempre da a entender que se vienen cosas buenas…

Como no, el juego es rematadamente bonito. Nippon Ichi Software ha hecho un trabajo magnífico. Los entornos están decorados al detalle, con una paleta de colores preciosa que hace que no todo sea terrorífico en el juego. De hecho, ya os digo que es complicado creer que es un juego de miedo si solo nos fijamos en lo bonito…

Lost in translation

A pesar de que el juego tiene un desarrollo sencillo que consiste básicamente en resolver qué nos ha pasado y dónde están nuestros recuerdos, puede complicarse ya que el idioma principal es el inglés. No cuenta con traducción al español por lo que, para aquellos poco familiarizados con el idioma, puede ser un impedimento.

No obstante, os animo a jugarlo y disfrutarlo ya que apenas hay textos y se comprenden con cierta facilidad. El juego apenas nos da indicaciones y los momentos de vídeo no ofrecen diálogos salvo en contadísimas ocasiones y consistiendo básicamente en un par de frases.

¿Qué será eso?

El juego es muy disfrutable incluso sin entender nada de lo que leemos. Solo piérdete en la oscuridad y deshaz la maldición, valdrá la pena. Además, apenas nos durará unas 5 horas (aunque depende mucho de nuestra pericia a la hora de avanzar y descubrir cómo escapar de ciertas situaciones) por lo que no será tanto el tiempo que pases con el corazón encogido y sin entender ni papa (aunque en ciertos momentos se haga eterno el sufrimiento).

Conclusión

Yomawari Lost in the Dark no es apto para corazones débiles. Es un juego muy duro que parte de una premisa cruda, pero real. Una lacra social que estigmatiza diariamente a miles de niños y que debe ser erradicada cuanto antes.

Antes de empezar el juego, tienes que saber que las situaciones que se vivirán en él no son sencillas de afrontar y que verás (aunque con un toque chibi que quiere limar durezas) y vivirás momentos duros.

A pesar de eso, es un juego de “terror” muy muy recomendable que consigue que te enganches y quieras dejarlo a partes iguales. El estudio ha hecho un trabajo loable en ese aspecto.

Sin puntos negativos salvo la poca información que ofrece para ayudar en el avance. Una maravilla corta y contundente.

8

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Reef Entertainment Ltd.