La luchadependencia da la mano a la supervivencia
Sobrevivir nunca fue una tarea fácil, pero mucho menos si el mundo en el que te toca habitar es uno en el que arañas gigantes conviven con colosos,caimanes y otras muchas bestias. Y es que perdurar en el mundo de Conan es algo que solo esta al alcance de las manos más rápidas y de las mentes más suspicaces. En esta obra Funcom nos lleva a sufrir todo tipo de inclemencias mientras creamos, luchamos y aunamos fuerzas para sobrevivir un día mas.
[dropcap]L[/dropcap]a supervivencia autodidacta, se concepto tan de moda en los videojuegos de supervivencia actuales, se presenta desde el primer momento en esta entrega desde que un valeroso desconocido, Conan, nos salva de una pronta crucifixión y nos abandona a nuestra suerte en el desierto. A partir de ese momento andaremos a nuestro libre albedrio en busca de recursos y de orientación en una travesía en pos de sobrevivir un día más, un combate más, una leyenda más…Una unión narrativa dificil
La obra publicada por Funcom tiene una trama argumental, pero no una cualquier, esta narrativa carece de una unión fuerte debido principalmente a la libertad que se nos ofrece. Una suerte de migas de pan en nuestro recorrido por mazmorras y grandes edificaciones que marca el devenir de los acontecimientos y nos relata más sobre el increíble y mágico mundo de Conan. La riqueza del lore que nos rodea es propia de los libros, consiguiendo crear un basto mundo de peligros, desde los conocidos como leones hasta los más extraños como arañas gigantes y humanoides de lo mas variopinto.
El sonido de la brisa
La música sirve como acompañamiento y viste a este título de un aura solitaria y calmada, si es verdad que se agradecería un poco más de presencia de la misma ya que en la mayoría de las ocasiones tendremos la sensación de caminar completamente a oscuras, auditivamente hablando. La batería de sonidos que acompaña a la obra es quizás algo más básica de lo deseado y nos enfrentaremos a la multiplicidad de sonidos ya conocidos en las batallas, tanto por parte de los producidos por nuestro personaje como por parte de los enemigos.
El realismo en la fantasía
Conforme avanzamos en nuestra aventura presenciaremos paisajes de lo más variopinto, tanto en interiores como en exteriores. Cuevas y otros accidentes demográficos que destacan por sus tonos apagados y su corte «casi» realista. Un estilo artístico que se queda a medias entre lo hiperrealista y el arte mostrado en los comics de Conan El Barbaro, un tiro fallido que no permite mostrar al rico mundo que recorremos de toda su belleza, creando unos entornos que quizás no se alejen tanto de lo que ya pudimos ver en la generación de PlayStation 3 y Xbox 360.
Maestro en el arte del combate
La acción se presenta gracias a la cámara al hombro y a la composición de lectura de distancias y «timing» propia de títulos como Dark Souls, un sistema de combate pesado que se asienta en la capacidad de reacción del jugador y entre las distintas técnicas de ataque. Una composición de movimientos que quizás se antoja un poquito simple a la hora de enfrentar grandes enemigos. Las esquivas serán fundamentales a la hora de enfrentar a enemigos que requieran de toda nuestra pericia y sobre todo de un mejor equipamiento, la piedra fundamental dentro del desarrollo de nuestra aventura.
Aquello que nos sorprende es lo que más tememos
Conan Exiles, la aventura de sobrevivir en un mundo donde todo es más grande, fuerte y rápido, nos presenta una épica aventura centrada en la mas fundamental de las funciones, seguir respirando, donde estableceremos asentamientos para recabar información y recursos. Una travesía donde la quietud y la calma preceden a las innumerables tempestades que nos asolan a la vuelta de la esquina, una obra que se siente entretenida pero que falla en la enormidad de su propuesta. Un mundo quizás demasiado grande para nosotros y una historia centrada en la libertad de actuación que nos lleva a perdernos y sentirnos perdidos mientras nos replanteamos si matar una vez más, si recolectar una vez más, si volver a jugar una vez más…