Menuda nochecita loca.
Creo que, si hay algo casi más español que la siesta, son los moteles de mala muerte en los que por algún motivo nos hemos visto obligados a pernoctar en alguna ocasión.
En Oxide Room 104, WildSphere nos transporta al más terrible de los moteles y como no, solo podemos desear salir.
¿Cómo he llegado aquí?
No sabemos mucho de la historia que envuelve a Matt y que le ha hecho acabar en la bañera de un motel, desnudo y amnésico. Al llegar al motel, recibimos un mensaje indicando que nos vayamos de ahí, que algo ha ido mal, pero Matt dice que pasa de todo y claro… así le va.Entramos al motel y un tipo con un mono naranja nos mete tremendo golpazo. Así, perdemos el conocimiento…
Cuando queremos recuperarlo, estamos en una bañera, desnudos, magullados y bueno, bastante desorientados. Así, vamos a ver cómo salimos de esta…
De la historia no sabemos mucho más, pero para conocerla en mayor o menor profundidad, contamos con una serie de documentos desperdigados por el juego. Estos documentos cuentan diferentes historias que casan entre sí y nos ayudan a entender un poco más por qué a nosotros.
¿Cómo salgo de esta?
Algo que está de moda ahora son los escape room. Eso está claro pues los tenemos por todas las ciudades, en festivales e incluso en juegos de mesa. Y WildSphere lo saben, saben que gustan y lo explotan al máximo. Y muy bien, debo decir.
La mecánica del juego es “sencilla”. Debemos ir resolviendo todo tipo de puzles con lo que encontramos por las diversas salas en las que entramos para conseguir salir de este maldito sitio. Obviamente no va a ser sencillo. Tenemos que estar al loro de todo lo que nos rodea porque hasta esa pintada sin sentido en la pared, tiene su por qué.
Lo malo (y bueno) de esto es que, si no vemos ese detalle, es posible que nos sintamos perdidos durante un rato hasta que caemos y avanzamos.
Entre puzle y puzle, hay algún que otro QTE o un poquito de peleíta, para que no pierdas las ganas, ¿sabes? Como si no fuera suficiente motivación estar en un motel horrible sufriendo…
Contamos con un escaso inventario con el que ingeniárnoslas y, como veremos más adelante, cuidado con nuestras cosas…
Habitación 101, 102, 103, 2948320…
Lo peor de todo es, obviamente, el aspecto del motel. Está sucio, a medio ¿reformar?, lleno de manchas diversas, habitaciones de las que trasciende un ruido horrible o directamente gas mortal.
Visualmente el juego no es ninguna locura. Además, la artimaña de que todo pase en un hotel tiene su aquel y es que así todas las habitaciones son más o menos idénticas (aunque unas más destrozadas que otras). Al final se siente algo repetitivo, pero claro, ¿no será eso lo que buscan?
También han sabido meter algunas zonas abiertas como las zonas comunes, zona de restauración y demás que le dan ese toquecito necesario de variedad.
Además, la BSO de Oxide Room 104 hace que entres de lleno en esa atmósfera de miedo, aunque me saca un poco de ella el doblaje y es que, está totalmente en español (cosa que se agradece) pero las voces acaban siendo repetitivas y nuestro prota apenas sabe decir lo mismo una y otra vez.
Yo solo quería un finde tranquilo
Nuestro Matt no solo tendrá que luchar contra su propia locura y contra los puzles. Sumamos a esto el puñado de enemigos de lo más feos que he visto en mucho tiempo. De hecho, cuando vi el primero solo pensé en qué clase de trauma infantil te lleva a crear algo así. De verdad qué auténtico horror.
Pero si eso no te parece suficiente, ni tampoco lo es oír de manera habitual terribles gritos de miedo y dolor, sumamos que, si por lo que sea mueres, apareces en una bonita bañera donde un señor desconocido critica tu torpeza y te castiga por ello.
Si esto pasa, reaparecemos en la maldita bañera de la habitación 104. Perdemos todo nuestro inventario y debemos recorrer de nuevo las habitaciones consiguiendo lo que podamos.
¿Otra vez aquí?
Pues sí, como digo si morimos estamos en el punto de inicio, pero no todo es igual. Cada vez que nos vemos en esa bañera el motel cambia ligeramente y… también lo hace el final.
En este sentido hablamos de ciclos. Si mueres y remueres en la bañera de Doc, el final habrá cambiado. Esto hace que un juego que apenas dura un par de horas, nos de para un poquito si queremos conocer todos esos finales.
Otra cosa que alarga el juego es que tiene algo de “procedural” y es que cuando morimos, el orden en que visitamos las habitaciones o lo que hay en cada una de ellas es diferente así quién sabe qué nos encontraremos…
Desayuno no incluido
Lo más llamativo de Oxide Room 104 (o al menos por lo que a mí me parece que destaca) es su carácter visceral. Constantemente nos bombardean con imágenes y sonidos siniestros. Sangre, vísceras, violencia gratuita…
Es un juego de puzles, pero como he dicho en alguna ocasión tendremos que defendernos. Esta parte no está muy pulida y hace que todo sea incluso más sangriento. El control del personaje en cuanto a la interacción es tosco y se traduce en sufrir daño una y otra vez con las consecuencias que ya conocemos.
Si combinamos todo esto y la poca explicación del juego, obtenemos una serie de muertes tontas que frustrarían a cualquiera. Además, algo que sí me molestó es que entiendo que pierdas el inventario, pero también lo que hayas guardado en los diversos baúles… así que recomiendo el ensayo-error por mucho que cueste. Así como ir con calma y enfrentarse al motel como lo haría cualquier turista: con cerveza fría.
Conclusión
Oxide Room 104 es un juego bastante interesante que ofrece un par de horas en las que nuestra prioridad será salir de ahí a toda costa. No es un juego para todos los públicos ya que, aunque permite “quitar” el exceso de violencia, si recurrimos a esto, perdemos la esencia del juego.
Se nota que se trata de un estudio pequeño, no obstante, apuntan maneras y es un juego muy disfrutable. Una experiencia diferente si tu fijación no es ver el reflejo de la luna en los ojos del protagonista.
6
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de WildSphere.