Alquimista y lo que surja.
MassHive Media presenta un RPG de simulación que nos ofrece la posibilidad de ser un alquimista en un tranquilo pueblo. Eso sí, un alquimista extremadamente ocupado con mucho trabajo y pocas horas para hacerlo todo.
El recién llegado
Nada más empezar el juego se nos pone en situación: somos un alquimista enviado a un pequeño pueblo por una asociación de médicos de la capital. Parece que las buenas gentes de Moonbury necesitan de un profesional de la medicina para mantener a salvo a sus habitantes, así que nosotros y nuestro adorable y servicial perrito nos bajamos del tren dispuestos a echar una mano con lo que haga falta.El alcalde de Moonbury nos recibe con alegría y nos hace un tour rapidísimo por el pueblo que tiene su taberna, su ayuntamiento, su oficina de correos, herrería… vamos todo lo que no puede faltar en un pueblito cuco. También nos presenta rápidamente a los residentes y se nos muestra el edificio en el que dormiremos, haremos pociones, llevaremos a cabo investigaciones y demás cosas que tiene que hacer un alquimista porque uno no viene a Moonbury estar de vacaciones como veremos más adelante.
Nuestro nuevo hogar, como no podía ser de otra manera, está viejo y un poco en la ruina, pero no te preocupes, el juego ya te adelanta que existe la posibilidad de decorar nuestra habitación con distintos muebles y objetos, por lo que esa habitación en la que solo tienes una cama y una alfombra con más agujeros que un queso no se quedará así por mucho tiempo…si te lo curras y apoquinas unos oros, claro.
Y qué decir de los vecinos, están tan contentos de recibirte que tendrás que dar las gracias si no te escupen en un ojo cuando te los cruces al salir de casa. Según escuchamos, parece que esta mala actitud hacía nosotros guarda relación con algún tipo de accidente que sucedió en el pasado y que, por supuesto, tenía a un alquimista involucrado. Pero todo esto tendremos que ir descubriéndolo a medida que progresemos en el juego y conozcamos mejor Moonbury. Lo que si descubriremos nada más llegar es que nuestro mejor amigo será siempre nuestro perrito, a quién tendremos que dar de comer y acariciarle. A cambio de nuestros cuidados, él nos ayudará a encontrar a los otros personajes estén donde estén y nos echará un cable cuando exploremos fuera de Moonbury.
Haciendo amigos
El rechazo de la gente hacía nosotros dará paso a una de las principales mecánicas de Potion Permit: ganarse la confianza de los habitantes. Durante nuestra estancia en Moonbury tendremos que conseguir que los residentes confíen en nosotros y hacernos amigos de ellos, lo que se traduce en hacer bien nuestro trabajo y rellenar unas barritas que representan nuestro nivel de amistad con cada personaje del pueblo.
Podremos rellenar poco a poco esa barrita si, por ejemplo, hablamos con ellos cada día. Esto el algo sencillo, pero al principio incentiva que lo primero que hagas al levantarte sea dar un paseo por la zona saludando a todo el mundo como todo buen vecino haría. También podrás subir el nivel de amistad si haces regalos, regalos que consisten en un objeto concreto, así que no podrás coger cualquier cosa del inventario y dársela al primero que pase. Tocará ganarse estos regalos y dárselos a aquellos personajes que nos interesen más. Conseguiremos los regalos principalmente completando misiones o curando con éxito a enfermos en la clínica (ahora vamos con eso).
Y es que forjar amistades es bastante importante en Potion Permit. En la pantalla tendremos una especie de medidor de confianza que Moonbury tiene con nosotros. Nos convendrá estar en buenos términos con todos porque si tenemos un medidor negativo y los personajes no confían en nosotros se nos bloqueará el acceso a determinadas misiones y encima nos tratarán mal (que también duele). Además, habrá algunos habitantes solteros que buscan el amor con los que tal vez puedas estrechar unos lazos algo más íntimos que con los demás (*guiño guiño)
Jugando a trabajar
Pero no todo es ser cordial y tirar fichas. Toca hablar del plato principal del juego: la alquimia. Como ya hemos mencionado, nuestro protagonista dispone de una casita donde preparar sus brebajes, pero también existe una clínica justo al lado. Será en esta clínica donde tendremos que tratar a nuestros pacientes sin pifiarla, o se reducirá la confianza en nosotros.
El proceso es relativamente simple. Cada mañana, si hay alguien enfermo, se activará una alarma en la clínica y se nos avisará con un icono en la pantalla. Cada paciente aguantará unos días en la camilla antes de que tengan que llevárselo a otro curandero si no los curamos a tiempo. Para abordar el problema, primero habrá que hacer un diagnóstico. Cada paciente nos dirá al llegar que parte del cuerpo se ha visto afectada y tendremos que superar unos sencillos minijuegos para averiguar qué tipo de poción necesita exactamente. Hacer bien estos minijuegos es crucial si no queremos perder confianza con el paciente, pero no os preocupéis, son extremadamente fáciles. En general, todos los minijuegos de Potion Permit son simples a más no poder.
Una vez sepamos que poción hay que preparar, tocará crearla en un caldero con los materiales que hayamos encontrado explorando los exteriores del pueblo. Todo esto se resuelve a través de una especie de puzle parecido a tetris en el que cada material es una pieza con una forma distinta a las demás y hay que averiguar cómo encajarlas todas para completar la receta. Hacernos con todos los ingredientes para las recetas viene a ser la excusa perfecta para mandarnos a las afueras a buscar diferentes elementos para colocar en el puzle y conseguir los remedios necesarios para nuestro paciente.
Habrá varias zonas en las que buscar materiales que pueden ir desde flores hasta pieles de animal, pero tendremos que ir desbloqueándolas a medida que consigamos medallas por nuestras labores en el pueblo. Salir en busca de ingredientes y volver para crear pociones será el pan de cada día en nuestra partida, por lo que agradezco y mucho los puntos de viaje rápido que hay en el mapa. Por otra parte, existe un sistema de combate para abatir a algunos animales, pero es tan sencillo como pulsar un botón para atacar y otro para esquivar. Cada enemigo tendrá unos patrones de ataque y unas debilidades concretas, pero a poco que esquives bien no habrá dificultad en los enfrentamientos.
El tiempo es oro
Este loop jugable de recolección, exploración y tratamiento de los pacientes se adhiere en el mismo día a las tareas relacionadas con subir el nivel de amistad con los vecinos. Pero también hay que destacar que hay misiones secundarias con tiempo limitado y la posibilidad de hacer hasta 3 trabajos de 2 horas por día para ganar dinero (fundamental para hacer mejoras y para progresar). El tiempo en Potion Permit es muy valioso y escaso. Si queremos amortizar al máximo los días vamos a tener que organizarnos bien y pensar que tareas vamos a hacer primero y cuales después. Todo consume tiempo y prácticamente cualquier cosa que hagamos tendrá una utilidad u otra. Podrías intentar tomarte las cosas con calma, pero los límites de tiempo y las limitaciones de algunas tareas no te dejará descansar por mucho tiempo.
Siempre habrá algo que hacer y casi nunca podrás quitarte todo en el mismo día. Esto da lugar a una mezcla de agobio con un vicio de “un día más y ya” que engancha y que no suelta hasta que hayas conseguido tus objetivos. Sin embargo, habrá algunos días que para avanzar en las misiones principales tendrás que pasarlos en excursiones al exterior para picar piedra y talar árboles porque suele ser lo necesario para construir objetos con los que progresar. Se trata de una situación que me ha pasado demasiadas veces y que puede hacerse un tanto tedioso por su monotonía. Justo debajo de nuestra salud hay una barra de estamina que se agotará a medida que vayamos recogiendo materiales. Tendrás que acostumbrarte a consumirla por completo a diario cuando toque acumular 800 trozos de madera y 750 rocas para abrir un nuevo camino.
En este sentido, la sensación que transmite Potion Permit es que hay que trabajar constantemente día a día y sin parar. Se te incentiva a apurar al máximo el reloj y caer en un bucle infinito de tareas y objetivos a cumplir de una lista que no hace más que crecer. Y no es malo per se, pero se distancia mucho de lo que ofrecen otras propuestas como Stardew Valley donde, a pesar de existir ciertas metas, rara vez te hace sentir agobio o la necesidad de exprimir cada segundo para prosperar en el juego. Y es que quien entre a Potion Permit buscando esa misma experiencia tranquila y sosegada se topará con un título totalmente distinto en espíritu y en forma.
Algunos problemillas
Desgraciadamente, no puedo concluir el análisis sin mencionar los bugs y otros problemas que he experimentado durante mi partida. Para empezar, hay bajones de frames mucho más frecuentes de lo que me gustaría que congelan la pantalla durante unos microsegundos, lo suficiente para ser molesto. También hay bugs en el apartado sonoro, pues había momentos en los que los ruidos no se correspondían con lo que sucedía en pantalla o en los que directamente el juego se quedaba sin sonido por unos segundos. Por otra parte, he encontrado bugs en minijuegos como el de la sala de recreativas, que no llegó ni a funcionar, o en el de pesca, en el que mi personaje se quedó inmóvil y no pude hacer nada más que esperar a que se desmayase por el paso del tiempo.
Al margen de esto también he encontrado algún fallo visual como iconos de misiones que no desaparecen aunque ya las haya completado o que la cámara se vuelva loca por un instante al entrar en casas. Otro detalle a mencionar es que, pese a que el juego está en castellano, me he topado con algún texto en inglés como el tiempo restante para cumplir misiones o los indicadores de los minijuegos. Esto último no supone ningún inconveniente real, pero llama la atención cuando estás jugando y leyendo los cuadros de texto.
Todos estos fallitos no son nada grave por si solos, pero cuándo se van acumulando y se van volviendo frecuentes acaban por empañar, aunque sea un poco, la experiencia de juego. Confío en que todo lo mencionado acabe arreglándose con parches en un futuro cercano.
Conclusión
Potion Permit tiene todo lo necesario para convertirse en un buen RPG de simulación a la altura de los grandes como Stardew Valley o Story of Seasons, pero acaba eligiendo una vía totalmente distinta de lo que se podría llegar a esperar en un primer momento. Estamos ante un título donde prima el rendimiento y el trabajo constante como núcleo jugable en torno al que se construye el resto del gameplay. Es una obra disfrutable si deseas la búsqueda constante de recompensas y el avanzar en el juego hasta desbloquear todo lo posible por puro completismo.
No obstante, pasadas las primeras horas de juego y habiendo descubierto todo lo que este juego tenía para mí, el flujo de encargos y trabajos se ha ido convirtiendo poco a poco en algo repetitivo y cada vez menos agradable. Tampoco he cogido cariño a sus personajes por mucho que los saludase día tras día y les hiciese regalos.
Al final, todo lo que veía en pantalla eran barritas que rellenar y misiones que completar antes de que el reloj marcase el fin del día. En mi caso, y pese a que no me parece en absoluto un mal juego pese a los problemas ya citados, se ha acercado peligrosamente a una rutina en la que la productividad es lo más importante y todo lo demás pasa a un segundo plano. Esto es algo que no se parece en nada a lo que tenía en mente cuando llegué a la tranquila Moonbury por primera vez.
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*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Best Vision PR.