God of War; la historia de Kratos, el Dios de la Guerra, ha sido una de las más populares en la historia de los videojuegos modernos. Sus aventuras, nos han llevado a atravesar los lugares más recónditos y peligrosos tanto de la mitología griega como de la nórdica, derramando la sangre de todo tipo de criaturas, héroes y dioses mitológicos a su paso sin piedad alguna. Tal ha sido su aceptación a través de los años que, God of War, siempre se ha considerado como uno de los estandartes más importantes de PlayStation Studios, publicando entregas en prácticamente todas las generaciones de consolas PlayStation y acumulando un gran número de fans en todo el mundo. Pero parece ser que la leyenda del fantasma de Esparta está bastante lejos de llegar a su fin y, una vez más, nos lleva a disfrutar su nueva aventura que continúa por las remotas y frías tierras nórdicas.
Nada más y nada menos que cuatro años hemos tenido que esperar tras el lanzamiento para continuar la historia de Kratos junto a su hijo Atreus en su incursión por tierras nórdicas, un paso arriesgado que tuvieron que asumir desde Santa Monica Studio y que en mi opinión les salió bastante bien, aunque no lo salvó de las críticas de los fanáticos de la saga que preferían que hubiesen continuado su ambientación por tierras helenas. A pesar de eso, God of War: Ragnarök se ha convirtió en uno de los títulos más esperados para final de año, muestra de ello es la cantidad de premios que ha recibido en The Game Awards 2022 y que para nuestra suerte, hemos tenido la gran oportunidad de disfrutar.¡Atención! Antes de continuar aviso que este análisis puede contener algún spoiler, aunque para nada desbaratará la experiencia de juego.
Un argumento que te atrapa por completo
God of War: Ragnarök nos sitúa tres años después de los sucesos de God of War (2018) tras la muerte del Aesir, Baldur, a manos de Kratos en una dura batalla, y cuya culminación desata el Filmbumwinter, el invierno de los inviernos. El tercero de ellos está llegando a su fin, por lo que según la mitología nórdica, todo apunta que el Ragnarök, la batalla del fin del mundo entre los Aesir, liderados por Odín, y los gigantes de fuego junto a los Jotun, liderados por Sturt y Loki, está cada vez más cerca.
La aventura comienza con Kratos y Atreus viviendo en su cabaña de Midgard bajo la protección de los sellos, aunque siempre bajo el acecho de Freya, cuya venganza por la muerte de Baldur está siempre presente. Tras una salida de ambos para cazar se encuentran con ella, Kratos, no quiere que su encuentro desencadene en una batalla, por lo que comienzan una evasión con la ayuda de Atreus hasta llegar a zona segura bajo los sellos de protección. Al llegar a la cabaña, el lobo Fenrir esta demasiado débil como para aguantar lo que queda de invierno, terminando muriendo en los brazos de Atreus.
Tras esa ajetreada introducción no tardaremos demasiado en meternos de lleno en la acción ya que en apenas unos minutos nos veremos inmersos en combates contra un grupo de saqueadores descubriendo que Atreus, ahora puede convertirse en una enorme criatura y, poco después, recibiremos la visita de los mismísimos Thor y Odín, cuya visita termina en el enfrentamiento entre el Dios del trueno y Kratos, cuya intención era darle tiempo a Odín para conversar con Atreus. Todos estos acontecimientos hace que los protagonistas se sumerjan un peligroso viaje mientras se preparan para la gran batalla, junto al crecimiento de Atreus como co-protagonista y su búsqueda de respuestas, encontrándose con personajes conocidos, nuevas apariciones y sobre todo, mucha acción.
Los nueve reinos y muchas horas de diversión
En esta secuela, nos encontramos que en lo jugable sigue en la línea de su antecesor, aunque con varias mejoras que lo hace un más espectacular. Se siguen manteniendo los mismos modos de dificultad; quiero una historia, misericordia, equilibrio, brutalidad y, finalmente el modo quiero God of War, este último únicamente seleccionable al comienzo de una nueva partida. El videojuego no solo mantiene muchas de sus mecánicas que lo convirtieron en uno de los mejores títulos de la franquicia, sino que las ha mejorado notablemente e incorporando nuevas. Ahora nos encontramos con un mundo bastante más abierto, con posibilidad de explorar muchas más zonas (reinos) de las que podíamos y de una manera más libre. Los jugadores podrán realizar una gran cantidad de actividades divididas en “La senda”, la historia principal, favores… Se podrán explorar desde el apartado “meta” del menú de juego. Además, las que no se hayan completado podrán hacerse una vez terminada la aventura principal, incluso algunas nuevas, por lo que le proporciona un suculento end game.
God of War (2018) nos llevó a explorar seis de los nueve reinos que se mencionan en la mitología nórdica. En esta nueva entrega, se pueden visitar todos, Asgard, Vanaheim y Svartalfheim, se unen a los reinos visitables y como novedad los viajes se realizan mediante unos portales místicos esparcidos por los reinos, ya no habrá necesidad de acceder a ellos desde el Templo de Tyr. Además, muchos de los ya conocidos están afectados por el Filmbumwinter, como el Lago de los Nueve de Midgard, que ahora muestra un aspecto completamente distinto a cómo lo conocimos, estando totalmente congelado y teniendo que explorarlo con la ayuda de un trineo arrastrado por lobos, ofreciendo una visión de exploración algo renovada de la que ya teníamos de este mundo.
El combate mantiene las mismas bases de su antecesor
En cuanto al combate, también hemos encontrado ligeras mejoras desde God of War (2018), la desarrolladora supo darle un giro de tuerca a su sistema de combate con mecánicas con las que el jugador no solo tendría que estar atentos a los ataques, sino que también a defender en los momentos oportunos bloqueando los ataques con el escudo, realizando esquivas y contra ataques que pueden aturdir al enemigo, además de haberse pulido ofreciendo nuevas posibilidades, así como nuevos movimientos, armas, y apoyos de Atreus con una inteligencia artificial mejorada. También se mantienen los QuickTime events para rematar a enemigos, contra criaturas poderosas que le dan bastante espectacularidad al asunto. También se pueden usar elementos del escenario como troncos o rocas con los que golpear al enemigo.
El desarrollo de los personajes también ha sido uno de los detalles a destacar en esta nueva entrega. En el caso de Kratos ahora tiene un árbol de habilidades mejorado para cada una de sus armas (Hacha Leviatán o Espadas del Caos) bastante amplio y dividido en tres ramas: técnica, a distancia y cuerpo a cuerpo, y que se podrá mejorar mediante los puntos de experiencia (PX) conseguidos. Así mismo, también podremos mejorar las habilidades de Atreus que, como novedad en esta nueva entrega, se convierte en personaje jugable en momentos puntuales de la aventura. Hay otros pero preferimos que descubráis vosotros mismos quienes son.
Las armas y equipo también se podrán mejorar mediante piezas de arma o sus mejoras, lo que brindarán modificaciones de atributos a Kratos junto a nuevas habilidades, además, se mantienen los ataques rúnicos, las mejoras de escudo, habilidades de reliquia y como no, la “Ira Espartana” con nuevas y poderosas variantes.
Un gran apartado gráfico que no pone al límite a PlayStation 5
En lo que respecta su apartado gráfico solo tenemos elogios para él. Si ya os pareció impresionante lo que se consiguieron con God of War (2018) la nueva entrega os dejará boquiabiertos. A decir verdad el equipo de Santa Monica Studio ha optado por mantener el mismo motor gráfico, aunque se han pulido varios aspectos como las animaciones, iluminaciones y partículas en pantalla de los entornos, usando el hardware de última generación con el que se consigue un rendimiento casi perfecto en PlayStation 5 con entornos dignos de postales. Los diseños de los personajes también han sufrido un upgrade, se ha conseguido un gran realismo en los detalles de la piel, las expresiones y facciones de las caras, por ejemplo, a Kratos, se le nota la más mínima arruga.
A priori nos encontramos con dos opciones gráficas que se pueden seleccionar en el menú de juego, por un lado tenemos el modo rendimiento, que prioriza la frecuencia de fotogramas sobre la resolución, por el otro el modo calidad, que prioriza la resolución sobre los fotogramas. A decir verdad recomiendo jugar siempre en el modo rendimiento, ya que el modo calidad va tremendamente mal. En mi caso lo que lo dejé olvidado al instante, únicamente podría recomendarlo si vamos a utilizar el modo foto, consiguiendo instantáneas de una calidad increíble.
El sonido del Gjallarhorn
La guinda del pastel de esta obra maestra la pone su apartado sonoro, aderezando todo el conjunto con una banda sonora y un doblaje al nivel de las mejores súper producciones cinematográficas. Por un lado tenemos a Bear McCreary, compositor de la banda sonora de God of War (2018), que ha vuelto para impresionarnos con su nuevo trabajo, utilizando instrumentos tradicionales de origen sueco como el nyckelharpa, o la dulzaina, originaria de nuestro país, que le da un estupendo toque folklórico a cada una de las melodías y un nivel de inmersión fascinante. Además, estas no suenan constantemente, apareciendo en el momento justo para proporcionar ese toque de emoción o suspense cuando la aventura lo requiere. Podría destacar el tema vocal Blood Upon the Snow, compuesto por el mismo McCreary e interpretado por Eviør, el cual no me canso de escuchar.
Pero este apartado no solo destaca por su banda sonora, el doblaje también está una grandísima altura, Rafael Azcárra, sublime, interpreta de nuevo a Kratos, al igual que Ramón De Arana, el de Atreus y Gabriel Jiménez el del sabio Mimir, un trío que le proporciona un toque de calidad y carisma a cada uno de los personajes, y que acompañados por un gran elenco de artistas cierran un apartado redondo.
Conclusión
Santa Monica Studios ha vuelto a demostrar que es uno de los estudios más potentes del mercado haciéndonos llegar un título que derrocha calidad en cada uno de sus apartados, con una historia profunda llena de sorpresas y acción, personajes variopintos con carisma, un apartado gráfico potente que, junto a una banda sonora profunda, hacen de este título un viaje que merece mucho la pena de emprender.
Sin embargo, esta magnífica obra no podría haber sido lo que es si no fuera por su jugabilidad, que no solo mantiene las bases de su antecesor, sino que ha mejorado lo justo para mostrar una pequeña evolución en sus controles. Una aventura redonda que supera las treinta y cinco horas de juego y parece que cierra el periplo de Kratos por las heladas tierras nórdicas. Al menos, de momento.
10
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Precision Comunicacion. Se jugó a la versión de PlayStation 5.