Dying Light: The Beast

Dying Light: The Beast – Análisis

El épico regreso de la bestia

Uno de los títulos más importantes de zombis en primera persona es Dying Light, el excelentísimo título desarrollado por Techland luego de lanzar Dead Island. Con un apoyo al mismo de 10 años, y una secuela Dying Light 2: Stay Human que no tuvo el mismo impacto a pesar de los años de esfuerzo, se decidió desarrollar una nueva expansión que busque revivir la gloria de la saga.

Tan ambicioso fue este proyecto, que esta expansión pasó a lanzarse como un título independiente, tratándose de Dying Light: The Beast, un nuevo título de zombis en primera que busca volver a las raíces de la saga, mientras nos trae al fin a su icónico protagonista principal y que previamente ya pudimos probar en Gamescom 2025.

Pone en primer plano su brutalidad para contar una emocionante historia

Luego de los eventos del primer Dying Light, y luego de una serie de sucesos que llevaron a pensar que su protagonista, Kyle Crane, estaba muerto, se nos revela que, en realidad, fue capturado por la GRE, la organización para la cual trabajó, con el fin de experimentar con su cuerpo, de las peores maneras posibles.

13 años fueron los que Kyle sufrió un calvario inimaginable, a tal punto de solo querer morir hasta que, por fin, ve una oportunidad de escapar, pero algo lo inquieta ya que, durante su escape, siente como su virus vuelve a tomar control de él, transformándolo temporalmente en una bestia imparable que solo sigue su instinto de matar.

Tan solo con el apoyo de Olivia, una prisionera de la GRE que ayuda a Kyle a escapar, Kyle no tarda un segundo en emprender su misión de venganza contra el Barón, el responsable de su martirio, haciendo uso de toda su experiencia previa como agente y superviviente del brote, mientras consigue nuevos aliados, armamento, y aprende a controlar su nuevo poder.

Es una historia con una premisa sencilla, que busca continuar de manera lógica los eventos de Dying Light, para traernos de vuelta a su amado protagonista. Con un final inesperado que nuevamente nos deja con ganas de más.

Si bien, Dying Light no es una saga que destaque especialmente por su historia, aunque solo por volver a ver a Kyle Crane vale la pena prestar atención y vivir esta gran aventura. Cabe agregar que el juego nos ofrece un recuento del primer juego para estár a tope con esta nueva entrega.

Su jugabilidad hace flipar con violencia llena de emoción a borbotones

Dying Light: The Beast es un título de acción y zombis en primera persona de mundo abierto con toques de rol y fuertes elementos de parkour, en donde seguiremos una historia principal con misiones secundarias mientras sobrevivimos en una ciudad infestada de monstruos andantes, buscamos recursos, encontramos, fabricamos o mejoramos todo tipo de armas cuerpo a cuerpo o a distancia y nos enfrentamos a varios tipos de criaturas.

Luego de la mala recepción de Dying Light 2, el cual considero que fue una decepción, optaron por la opción sensata: volver al estilo de jugabilidad clásico del primer Dying Light, lo cual me encanta, y puedo notar desde el primer minuto con las animaciones de correr y golpear, luego de haber jugado durante cientos de horas al primer título.

Obviamente, se siente más pulido y fluido, con movimientos clásicos como correr, deslizarse, trepar, y todo tipo de golpes, mientras nos movemos a toda velocidad por las calles o tejados disfrutando de su hermoso parkour: la sensación de adrenalina que genera tanto su combate como su parkour es algo que pocos juegos me han logrado generar.

Aun así, no descarta por completo todo lo ya presentado en Dying Light 2, sino que retoma algunos elementos de rol y mejoras mientras los mantiene al estilo del primer Dying Light: podremos recolectar todo tipo de materiales para crear o mejorar armas, objetos y consumibles, y cada enemigo que eliminemos nos otorga experiencia para desbloquear habilidades en un árbol de habilidades bastante equilibrado.

Ahora, este árbol está dividido en dos partes, mitad humano y mitad bestia, pudiendo mejorar las habilidades base de Crane como en el primer Dying Light, pero también las de bestia, que podemos usar al transformarnos al llenar una barra especial. Los puntos de habilidad para mejorar las habilidades de bestia se consiguen al derrotar enemigos especiales, y desbloquean ataques muy potentes.

Su sistema de misiones se siente disfrutable: vuelve al estilo de misiones simples del primer Dying Light que, aunque se puedan volver repetitivas, funcionan de buena manera para sentirnos inmersos, mientras nos alejamos de la trama principal. Es un título que se disfruta al explorar a nuestro ritmo, recolectando recursos y buscando secretos en cada rincón.

También vuelve la conducción de vehículos como tuvimos en The Following, la expansión del primer Dying Light, ahora mucho más pulido y dinámico, que nos viene de maravilla para cruzar largas distancias (ya que no cuenta con viaje rápido), y claro, arrollar a todo zombi que se cruce en nuestro camino.

Vuelve a contar con modo cooperativo en línea para hasta cuatro jugadores, sin juego cruzado entre plataformas, en donde la diversión se potencia enormemente. Disfruté muchas veces de la historia completa del primer Dying Light en modo cooperativo con varias personas, y me alegra que se pueda volver a tener una experiencia igual de divertida.

Gráficaficamente va más allá, en la noche eleva el peligro de forma insostenible si no se tiene cuidado

Algo que siempre amé con pasión fue la increíble ambientación que transmitía el primer Dying Light, con unos gráficos hermosos adelantados a la época, y una ciudad devastada por el virus. Para mi agrado, Dying Light: The Beast busca traernos esa ambientación que se perdió en Dying Light 2, aprovechando la potencia de la nueva generación para traernos unos gráficos realistas que se ven increíbles.

Combina una ambientación de bosque con ciudades, en donde el peligro acecha en cada esquina, con zonas interiores mayormente oscuras para potenciar esa sensación de suspenso y terror. Me encanta como se ve, y vuelve a hacer que por momentos me quede quieto en zonas altas a disfrutar del paisaje.

Sus nuevas animaciones también son un deleite, y hacen que sea super disfrutable recorrer todas sus calles y tejados a alta velocidad. Agradezco enormemente que las noches vuelvan a ser realmente oscuras como deberían, volviendo a generar esa sensación de peligro real tan única.

Su rendimiento es muy bueno: corre en modo calidad a 30 fotogramas por segundo estables en una resolución de 4K 2160p, y en modo rendimiento 60 a fotogramas por segundo sin problemas en una resolución de 1800p, sin ningún tipo de bug o error en mi experiencia.

En este título, noto mucho la diferencia del cambio gráfico a 4k 2160p, aunque creo que no vale la pena sacrificar tantos cuadros por segundo, ya que es un juego de ritmo muy rápido. Cuenta con una buena cantidad de opciones de configuración de partida, interfaz, audio, video, controles, y en línea para el cooperativo, para configurar la experiencia a nuestro gusto lo mejor posible.

Con alegría destaco que el juego aprovecha las funciones del mando DualSense de PlayStation 5, pero no demasiado, tan solo los gatillos adaptativos al golpear con armas cuerpo a cuerpo.

Su banda sonora recupera esa epicidad clásica

El apartado musical fue siempre algo que siempre disfrute en la saga, con melodías ambientales que nos transmitían sensaciones únicas. En The Beast nos vuelve a encantar con una banda sonora similar, llena de melodías que quedan como anillo al dedo al estilo postapocalíptico del título, tanto en melodías inmersivas al explorar, como intensas al luchar.

Pero, incluso me sorprende más en ciertos combates, como contra los jefes finales, con composiciones que van un paso más allá, añadiendo coros épicos y un ritmo muy rápido. Es una genialidad, y me hace disfrutarlo cada segundo.

Nos llega localizado al castellano en todos sus textos y subtítulos, y con voces en inglés y español. En mi caso, lo jugué con sus voces en inglés, y son muy buenas. Cuenta con opciones para modificar el tamaño de sus subtítulos a grande, aunque no demasiado, y podemos cambiar el fondo y colores de los mismos.

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Best Visión PR. Se jugó actualizado a la versión 1.002.000 en PlayStation 5.

Dying Light: The Beast
Dying Light: The Beast
Una magnífica bestialidad que aprendió de sus errores
Siendo Dying Light mi juego favorito de zombis por diferencia, y sufriendo una decepción con Dying Light 2 (que realmente no es un mal juego, solo toma decisiones que lo alejan del primero). Dying Light: The Beast es un rayo de esperanza que revivió mi amor por la saga, gracias a su propuesta de volver a lo clásico, y traernos a su amado protagonista. Asimismo, su jugabilidad nos recuerda el clásico al mismo tiempo que se siente muy currada, dando como resultado una odisea de matanza zombi que mola mucho, gracias a sus movimientos tan fluidos y disfrutable sistema de recolección, fabricación, y habilidades. Visualmente es increíble, y vuelve a hacer un buen trabajo musicalmente y, si bien su historia no es nada revolucionario, cumple con su trabajo, por lo que no me quedan palabras para recomendárselo a cualquier clase de jugador, y de forma prácticamente obligatoria para los fanáticos de la saga. Quizás se quede un poco corto en cuanto a contenido si lo comparamos con sus predecesores, pero estoy seguro de que Techland hará un buen trabajo para seguir expandiendo su obra, de la misma manera que hizo con pasados Dying Light.
9.5
Épico