Mucho más que un homenaje a Super Metroid
[dropcap]E[/dropcap]n A Robot Named Fight nos encontramos en un mundo post-apocalíptico poblado por robots, en el que tras cientos de años, la mega bestia, una enorme masa gigante terrorífica procedente del espacio profundo decide atacar al planeta e infestarlo de sus esbirros. Para salvar el planeta, nosotros tomaremos el control de un robot solitario e iremos derrotando a todas las criaturas y esperpentos que obstaculizaran nuestro camino y así cumplir nuestro objetivo.Junto a esta simple pero efectiva premisa, lo primero que podremos notar de A Robot Named Fight es que su apariencia y el control de su protagonista son muy similares e incluso parecen homenajear al clásico Super Metroid de SNES y sin embargo, al cabo de un rato nos demuestra que tiene su propia esencia y este aspecto es un mero guiño al mundo de Metroid y a la ya mítica cazarrecompensas Samus Aran.
Matt Bitner Games es el estudio encargado del desarrollo de este título del género roguelike con elementos metroidvania que además hace uso de la tecnología procedural para generar su mapa y el contenido dentro del mismo. Una decisión de diseño que siempre es arriesgada, pero que en este caso, su uso está implementado correctamente y por tanto, en ningún momento llegó provocar que me quedase atascado o impedir mi avance por los niveles.
La estructura generada de forma aleatoria lo es todo
Teniendo en cuenta que los mapas se generan de forma aleatoria, cada partida tendrá mapeados distintos y su correspondiente distribución de mejoras, tales como aumentar la energía o velocidad y también equipo necesario para poder seguir avanzando. Esta estructura puede parecer sencilla pero que destaca especialmente porque nunca quedemos atascados por la falta de alguna herramienta. Por ejemplo, si nos encontramos con un obstáculo frente a alguna puerta, es muy probable que en algún lugar esté escondido un lanzallamas o munición ignifuga para carbonizar dicho obstáculo y seguir avanzando. Y por supuesto, también nos encontraremos mejoras que no son obligatorias para avanzar pero que aportaran mayores probabilidades de llegar hasta el final en una sola pieza en estos pasillos donde constantemente nos acechará la muerte.
Que te maten en este juego es muy probable, aunque la dificultad no sea tan alta como en otros juegos del mismo género, sí que comparte los elementos del roguelike en donde la muerte por ejemplo, es “definitiva”, eso implica comenzar desde cero y más allá del disgusto y la incomodidad que esto supone, tendremos varios incentivos para volver e intentarlo otra vez y todo es gracias a esa estructura que se forma aleatoriamente y siempre nos ofrece combinaciones distintas a la hora de explorar y resolver los problemas. Un resultado destacablemente positivo ante un Game Over.
Más allá de mejoras y accesorios, la habilidad es crucial
Sin embargo, en alguna que otra partida sí que existe disparidad en los poderes disponibles en cada sección que se generan de forma aleatoria y por ende, quedamos en desventaja ante el desafío que nos corresponde superar hasta el siguiente nivel, en el que únicamente dependeremos de nuestra habilidad. Amenizando un poco este aspecto un tanto agridulce dado que la habilidad del jugador es un aspecto crucial en la jugabilidad.
A nivel jugable A Robot Named Fight no es un juego demasiado exigente, incluso puede ser la entrada perfecta a quien nunca haya probado un Rogue-Lite, solo necesitarás de paciencia para dominar la curva de dificultad. Con un control generoso y bastante fluido, un único disparo “normal” que iremos mejorando y añadiéndole variantes a medida de que avancemos, descubramos lugares secretos y matemos a ciertos enemigos. Con respecto a los enemigos, hay una variedad aceptable de ellos y su ubicación cambiará constantemente, por fortuna el patrón de movimiento de cada uno se mantiene por lo que podremos adaptarnos sin mucha dificultad.
Un aspecto importante es la corta duración de la historia, la misma puede completarse una vez nos hemos acostumbrado y nos hemos superado la dificultad, en aproximadamente una hora. Aunque este no es el final, hay más pero sería entrar en territorio de spoilers, por lo que solo puedo decir que al pasar el juego por primera vez, abrimos un camino nuevo de posibilidades.
Experiencia en Nintendo Switch
El primer aspecto que destaca en Nintendo Switch es que el modo cooperativo local funciona con un Joy-Con para cada jugador, pero no le he encontrado demasiado atractivo a esta función dado que el segundo jugador pasa a ser un satélite que no puede mejorarse y solo apoya al jugador con un único disparo.
A nivel audiovisual es tal cual como al inicio de este análisis, recuerda mucho a Super Metroid de SNES. Los enemigos espantosos y la música nos transmiten la sensación perturbadora que rodea al videojuego.
En resumen, Matt Bitner Games nos ofrece A Robot Named Fight, un competente y más que digno Metroidvania que cumple su cometido y utiliza excelentemente la tecnología procedural para brindarnos un sensato diseño de niveles y gestión de mejoras, que nos motivan a liberar los pasillos infestados de las criaturas espantosas provenientes de la Mega Bestia una y otra vez. Acompañado de un buen control y varias posibilidades al avanzar, solo echamos en falta un mejor modo cooperativo local, en el que le segundo jugador pueda aportar más que solo disparar y un mejor equilibrio en la distribución aleatoria de poderes.