La muerte como compañera
Carly and the Reaperman nos sumerge en una historia algo atípica y es que en esta ocasión estamos del lado del “malo”. Ahora la muerte no es tan mala como la pintan y nos ayudará a escapar del inframundo.
Confuso como la vida
[dropcap]C[/dropcap]Arly ha muerto. Esa es la premisa con la que iniciamos el juego. Pero no es nada malo puesto que, a pesar de lo turbio de la situación, nuestra misión es conseguir salir del inframundo y para ello contamos con la mejor ayuda posible: la muerte.
En nuestro camino nos iremos topando con otras almas a las que ayudaremos y de las que descubriremos algo de su historia como el modo en que acabaron allí.
A pesar de que pueda parecer una historia redonda y llamativa, no lo es. La narración solo hace de unión entre un nivel y otro quedando completamente relegada a un segundo plano carente de todo interés.
En alguna ocasión he hablado de este tipo de historias, pero aquí llega un paso más lejos y es que realmente llega un punto en el que ni siquiera sabes cuál es la finalidad del juego. Solo iremos nivel tras nivel avanzando para acabar el juego sin más.
Cooperativo o solitario, pero con MOVE
Estamos ante una aventura creada para VR por lo que cabe la posibilidad de tenerlo que jugar con MOVE. Personalmente rechazo este tipo de juegos ya que limitan mucho su acceso por diversos factores que no vienen a cuento y soy partidaria de que un juego de VR debe estar optimizado tanto si jugamos con los MOVE como si no.
Este no es el caso de Carly and the Reaperman. A pesar de que da la opción de jugar sin MOVE si jugamos en solitario, la jugabilidad es de lo peor que he visto.
En cuanto entramos en partida, controlaremos a Carly con el joystick izquierdo, el mapa con el joystick derecho y a la parca con los gatillos. Bien, este último movimiento es el peor que he probado. Para poder desplazar a la parca debemos apretar los gatillos a la vez y mover el mando hacia nosotros mientras apuntamos con la cabeza a la dirección que queremos tomar. Puede parecer algo sencillo, pero no lo es. Realmente es un esfuerzo que no termino de entender ya que la mitad de las veces da problemas o no reacciona como debería.
Además, la muerte utiliza los gatillos para coger objetos (izquierda o derecha según la mano) por lo que, si a intentar movernos le sumamos el llevar algo en las manos, veremos que deja de ser algo básico para convertirse en nuestra peor pesadilla.
Si decidimos jugar en cooperativo, necesitaremos sí o sí los mandos MOVE puesto que mientras que un jugador controla a Carly con el dualshock, el otro hará lo propio con los MOVE y la muerte.
Personalmente no he podido ni terminar el juego debido a la gran frustración que me suponía este sistema de movimiento y control que llevaba a que tras largos ratos intentando completar un nivel, me diese por vencida.
Flojo en términos generales
Si decidimos obviar su pésimo sistema de control o tenemos la suerte de jugarlo con MOVE y nos queremos centrar en el resto de los aspectos de este juego, la cosa no termina de mejorar.
Gráficamente es muy mediocre. Por lo general la calidad gráfica en juegos de VR está limitada a las características propias del sistema, pero es que, en esta ocasión han reducido este apartado al ridículo. El escenario es un recorrido plano con diversas formas geométricas repartidas por él sin ningún tipo de detalle sobre un fondo neutro. Solo destacan los enemigos y las almas que salvamos que no dejan de ser formas sencillas.
Por si lo básico del escenario no era suficiente, el acabado es terrible. Dientes de sierra y acabados borrosos llenan la pantalla dando la sensación de estar ante un juego de PlayStation 1 y no de esta generación.
A esto le sumamos una inexistente banda sonora consistente en cuatro notas sueltas incapaces de generar el menor interés por parte del oyente.
Corto en contenido
No obstante, si consigues superar todas estas incomodidades, el juego os dará para un puñado de horas de juego consistente en superar diferentes niveles con puzles que se van complicando según avanzas. El juego está repartido en ocho niveles diferentes, todos ellos divididos en cinco fases. La variedad de las fases vendrá dada por los puzles que tengamos que completar, pero estéticamente no se diferencian unos de otros en nada.
A esto le sumamos el coleccionable presente en todos los niveles: las luciérnagas. Estas luciérnagas están esparcidas por todas las zonas jugables y nos darán la oportunidad de desbloquear unos desafíos extra que siempre aportan interés al título. Pero de nuevo se queda corto y es que lo que desbloqueamos no es más que el mismo nivel que hemos completado ya con alguna otra novedad poco destacable.
Añadidos sin sentido
Algo que es habitual en los juegos es añadir contenido diverso para darle más interés. Hablo de la personalización del personaje, de tiendas donde adquirir objetos, etc.
En este caso este apartado lo han completado con objetos estéticos para la muerte. Algo que podría resultar curioso personalmente creo que roza lo ridículo ya que controlamos a la muerte en primera persona por lo que no vemos en ningún momento del juego su rostro salvo en el momento justo en que conseguimos el objeto o si vamos al “armario” a probárnoslo.
Esto podría haber sido más reseñable si el objeto en cuestión fuese para Carly quien sí está en pantalla constantemente, pero decidieron que era mejor ponerle bigotes de gato a la parca, aunque no los viésemos durante el nivel.
Conclusiones
Personalmente no lo recomiendo en absoluto. Es un juego que no he sido capaz de terminar a pesar de haber hecho el esfuerzo una y otra vez. Creo que es un juego que no cumple en absoluto las expectativas de nada, ni a nivel jugable ni en cuanto a su estética.
Lejos de entretener se convierte en una penuria el tener que jugarlo. Odd Raven Studios no ha sabido crear un juego como tal o al menos no un juego para mí.
* De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Avance Discos
**Las imágenes son de un kit de prensa.