Code Vein – Análisis PS4

Code Vein – El hermano pequeño que quiere entrar al género

No hay que mirar muy lejos en el mundillo para encontrarnos con diferentes juegos que quiere unirse a lo que Demon’s Souls empezó y a día de hoy se podría considerar un género. Con un mercado lleno de títulos ambientados en universos medievales y otros de ciencia ficción futurista, encontramos en Code Vein otro punto de vista. Un universo de estilo anime con «vampiros» dónde encarnamos el papel de un renacido, sin recuerdos y acompañados por una misteriosa mujer. 

¿Nuestro objetivo? Rápidamente lo descubriremos, pues parece que somos los únicos con el poder necesario para realizar esta tarea. Dicho esto, vamos a ver a lo largo de este análisis que es lo que nos encontraremos en esta aventura.

Humanos, resucitados y perdidos

Para entender cómo funciona Code Vein, hay que ser conscientes sobre lo que ocurre en su mundo, y esto es bastante importante ya que las mecánicas de juego, van hiladas a la historia. Todo ocurre un tiempo más tarde del combate contra «La Reina», aunque a este antecede el «Gran hundimiento», el cual terminó de dejar fracturada la sociedad en 3 tipos diferentes de «personas».

  • Los humanos: aquí no hay mucho misterio, los humanos siguen viviendo fuera de las zonas del conflicto, protegidos en diferentes refugios.
  • Los resucitados: son supersoldados que se crearon mediante experimentos, aunque no salió del todo muy bien parado, con un parásito que los convierte en «vampiros» y les dota de ciertas habilidades. Renacen una y otra vez, perdiendo sus recuerdos de cuando eran humanos, y solo pueden morir si destruyen su corazón.
  • Los perdidos: cuando un resucitado no sacia su sed de sangre, el parásito rob se acaba haciendo por completo con el cuerpo y se transforma en una bestia.

Nuestro protagonista es un/a resucitado, pero es especial, ya que su tipo de sangre es «vacío», y con probar un poco de sangre de otros resucitados puede adquirir sus habilidades. También poseemos la habilidad de disipar el miasma de la reina haciendo que no se acelere la sed de sangre y haciendo accesibles nuevas zonas para los renegados. También poseemos la capacidad de ver que hay en los vestigios, fragmentos con recuerdos de los resucitados. Aunque bueno, se guardan algunas cosas más de cara al final.

Las perlas de sangre

Estando la sociedad divida como está, no hay «comida» para todos, ya que los resucitados necesitan perlas de sangre para saciar la sed de sangre y pagar el tributo a Gregorio Silva. Estas son cada vez más escasas y hay que buscarlas, enfrentándose a los perdidos que hay por la ciudad, los cuales cada vez son más. Además, el gobierno usa a otros resucitados para encontrar estas perlas, pero nosotros tenemos la capacidad de hacerlas aflorar de las fuentes de sangre.

Sin embargo, rápidamente conoceremos a Louis, cuya misión es acabar con la escasez de sangre e incluso intentar en cierta medida que los resucitados no acaben perdidos, y también unir un poco de nuevo a «la sociedad», mostrando a quienes nos encontramos que «no somos los malos». Por aquí es por donde nosotros entramos con nuestras capacidades especiales.

Le cuesta entrar en la parte buena

La historia tiene dos partes: el tramo de búsqueda de la fuente de las perlas de sangre y el tramo que viene al descubrir cuál es la fuente. La primera parte es algo más sosa, con muy poca información sobre lo que ha ocurrido y la situación actual del mundo. Por otra parte, el juego gana bastantes puntos a partir del momento en el que descubrimos la fuente de las perlas de sangre y qué está ocurriendo, no os cuento mucho por no spoilearos, pero dadle una oportunidad en este sentido.

Tiene bastantes puntos que son algo previsibles e incluso cliché, pero personalmente, si te paras a hablar con los personajes y a ver los recuerdos, es un mundo con bastante contenido interesante, que puede llegar a gustarte y engancharte en cierta medida. También va cargada con una alta dosis de drama, pero sobre todo trata sobre el compañerismo y el cómo todos deben permanecer unidos para no acabar convirtiéndose en perdidos.

Si bien la historia no es que sea innovadora, ni revolucionaria, estamos ante algo sencillo que bajo mi punto de vista funciona bien, aunque su peor punto es lo que tarda en arrancar, y esto a algunos les puede echar para atrás al principio.

Bueno, una vez puesto el contexto sobre el papel, pero sin entrar en detalles para no mataros la experiencia, vamos a entrar en los contenidos jugables del título que a fin de cuentas muchos venimos aquí a matar.

Un creador de personajes bastante amplio

Estamos bastante acostumbrados a creadores de personajes en estos juegos, pero la diferencia está en que seguramente el de Code Vein sea uno de los más completos. Y es que lo que le hace especial, son los detalles que ofrece.

Por ejemplo, si editamos el pelo, podemos escoger el color de las diferentes partes de este o incluso el brillo, además que hay bastantes peinados y una absurda cantidad de paletas de colores entre las que escoger. Podemos hacer ojos heterocromáticos, cambiar las diferentes partes de la ropa base, añadir una increíble cantidad de accesorios permitiendo modificar la posición y colocación de estos, pinturas faciales, maquillaje, cicatrices y un largo etcétera. Difícil es que veamos 2 personajes iguales, a menos que seamos vagos y tiremos por modelos prediseñados.

Una jugabilidad completa

Code Vein no se separa mucho de lo conocido en el género en cuanto a lo básico en combate: golpe fuerte, débil, bloquear, esquivar y contraatacar. Sin embargo, introduce una serie de mecánicas nuevas que hacen que los combates no se vuelvan tan monótonos, estas son los dones, el velo y el código de sangre.

Antes de meterme a hablar de esto, aclarar que la variedad de armas está divida en 5 clases: espada 1 mano, espada a 2 manos, martillos, alabardas/lanzas y bayonetas. No son demasiada variedad, pero hacen su trabajo adaptándose al estilo de cada uno. En mi caso, me he hecho el juego con espada a 2 manos y me ha resultado bastante fácil, aunque esto lo tocaremos más adelante. También, como en otros títulos, se pueden mejorar con materiales e incluso infundir creando una nueva variedad del arma.

Pero hablemos de lo importante, ya que aquí no se distribuyen puntos de estadística al subir de nivel, sino que sube todo un poco en cada nivel, y de ahí la necesidad de entender y usar los velos y los códigos de sangre correctamente.

Comenzando por los velos (armaduras), estos nos proporcionan unas bonificaciones en concreto: pueden ser defensivas u ofensivas, o más hacia los dones. De estos también depende nuestro tipo de ataque de drenaje, del cual obtendremos icor (puntos mágicos) y usaremos para hacer contraataque. Al principio nos costará «ver claramente» que velo nos viene mejor, hasta que hayamos avanzado y probemos unos cuantos diferentes. Pero claro, es que tampoco nos quedará claro hasta que empezamos a tener diferentes códigos de sangre.

Códigos de sangre: nuestro nuevo sistema de clases

Normalmente en estos juegos escogemos nuestra clase, nos centramos en subir unas estadísticas y llevar cierto tipo de armadura, sin embargo, en Code Vein se eliminan todo tipo de restricciones al poder usar los códigos de sangre. Como ya expliqué, nuestro personaje puede adquirir los poderes de diferentes renacidos, y de esta misma manera, cambiar en todo momento el que está usando.

Cada código de sangre es como una «clase», con sus dones (habilidades) y estadísticas, y normalmente centradas en algo en concreto. Esto es lo que decidirá principalmente nuestra fuerza, vitalidad, energía, voluntad, etc. Y encajará mejor o peor con diferentes velos. Este sistema me parece bastante interesante por lo que os voy a comentar a continuación, se pueden entremezclar las habilidades de los códigos.

Al igual que podemos usar códigos de sangre diferentes, podemos heredar las habilidades de cada uno, haciendo que estén disponibles en cualquier otro código. Es decir que, si te gusta algo en concreto de uno, puedes llevarlo a otro, y acabar creando un personaje «más a tu gusto» y con una amplia variedad de habilidades, tanto activas como pasivas. Un pequeño apunte, es que muchas habilidades de los códigos pueden estar bloqueadas, y para usarlas, necesitaremos encontrar los vestigios correspondientes y restaurar las memorias.

En total podemos equipar 4 habilidades pasivas y 8 activas, que, si sabes combinar con el código y velo, os aseguro que nadie os puede parar los pies. Confieso también que, pese a la amplia variedad y combinación, en mi caso he usado 2 o 3 principalmente, y el resto solo para adquirir sus habilidades, ya que el juego no ha representado un gran reto…

Dificultad sin punto medio

Y es que la dificultad del juego, digamos que ha sido una curva, pero más bien cuesta abajo. El principio del juego me fue costando un poco, pero una vez eliminado el jefe del veneno, que creo que es el segundo de los jefes serios, todo fue tirando a más fácil. Me explico un poco.

Lo primero de todo es el compañero. Aunque el juego te da la opción de no llevar uno, yo entiendo y doy por hecho que el juego lo que quiere es que lo llevemos. En todo momento nos puede acompañar un NPC que, por lo general, es casi inmortal, reparte a diestro y siniestro y puede revivirnos en caso de morir. Si jugamos con un compañero y medio dominamos el juego, os aseguro que va a ser un paseo, incluso los jefes finales, que alguno que otro ha caído incluso en el primer intento. Como digo, podéis prescindir de usarlo, pero entonces el juego roza la dificultad infernal.

La posibilidad de hacer ataques de drenaje especiales por la espalda, a prácticamente cualquier enemigo, también hace que sea más fácil acabar con ellos. Y bueno, al menos en mi caso, que he jugado con un espadón a 2 manos, muchas veces dejas al enemigo en el suelo sin posibilidad de atacar. Y bueno, los jefes no siempre son un reto…

También es que el juego te ofrece una amplia variedad de objetos, bastante acorde al nivel de la zona en la que te encuentras, en cofres distribuidos por ahí. Si somos de los que exploramos cada rincón, rápidamente nos haremos con un buen equipamiento para pasar la zona. Y esto, acompañado a que los materiales de mejora salen de debajo de las piedras, rápidamente podemos hacernos muy poderosos.

Que a ver, quizá mi problema es que tenía como referencia las betas, donde aún con el compañero, sí que se encontraba algo más de dificultad. Pero es que, en el juego final, es un auténtico paseo, bastante fácil mejorar equipo y el subir de nivel, que especialmente en la zona final, subiremos niveles como si los regalasen.

En resumen, si buscas una experiencia que sea un auténtico desafío, prueba a ir en solitario. También cuenta con un modo multijugador cooperativo, en el que podemos esperar o ir a ayudar a otros jugadores, bastante similar al visto en la saga souls.

Un mundo irregular

No hace falta jugar mucho para darnos cuenta que estamos ante un mundo bastante hecho polvo, por lo que las zonas presentan terrenos destruidos, con mucho callejón y, en ocasiones, caminos que parecen retorcerse sobre sí mismos. Siguiendo la estructura que hemos podido ver en otros títulos, Code Vein presenta sus áreas con una serie de atajos que vuelven a un «punto seguro» y se hacen bastante entretenidas de explorar.

En este punto, no tengo ninguna queja en aspectos generales, me gusta explorar bastante y oye, en Code Vein tiene su recompensa hacerlo. Sin embargo, tengo que aclarar que no siempre es así, hay un par de zonas en el juego que parecen «menos trabajadas». Especial mención a la catedral, una zona que se retuerce en su propio espacio vertical, hasta el punto que aburre, tanto en lo visual como en lo explorable.

Una cosa a tener en cuenta, es que existe el viaje rápido entre zonas desde el inicio, por lo que no se hará tan pesado ir de un sitio a otro. Aunque las pantallas de carga «camufladas» como largos pasillos la primera vez que vamos a zonas nuevas, no le sienta muy bien.

Por último, en este apartado, comentar que existe un punto neutro en el que haremos cosas como subir el equipamiento, hablar con NPCs, cambiar algunas partes de nuestra apariencia, comprar, vender… Y es que existe «La base», lugar de descanso y reunión del equipo. Aquí también tenemos el acceso a las profundidades, algo que podría estar mucho más explotado con un sistema como las mazmorras de Bloodborne, y podemos intercambiar objetos con los NPCs, ganando puntos de amistad para conseguir alguna cosa interesante.

Rejugabilidad del título

Obviamente no podía faltar en Code Vein el modo de juego «Nueva partida +». Al acabar el título, el punto de guardado nos deja justo antes del combate final, en caso de que queramos volver sobre nuestros pasos y explorar lo que nos falte. Pero si estamos decididos a sacar otro final de los 3 finales disponibles (4 con la escena extra), podemos empezar una nueva partida en nuestra base.

Hay dos opciones para nuestra nueva partida: comenzar con la dificultad básica o aumentarla. Yo como buen loco, he probado a comenzar una con aumentada y oye, está bastante más equilibrado el desafío que presenta el juego. Eso sí, no esperéis grandes cambios, conservamos nuestro equipamiento y objetos, y los cofres vuelven a estar disponibles.

Apartado técnico

Para ir acabando, vamos a hablar del apartado técnico. Code Vein lo he jugado en una PS4 PRO y la tasa de fotogramas por segundo ha sido bastante irregular, variable de entre 30 a 60. Si bien me hubiese gustado una tasa estable, los cambios son bastante continuos, llegando al punto de bajar de 30 en ciertas ocasiones y molestando un poco la jugabilidad. Gráficamente tampoco es que sea un lujo de juego, pero hace lo posible por no meter pantallas de carga continuas. Que ya voy avisando, cuando salen, suelen ser un poco largas.

Por donde más gana el juego, es en el apartado artístico y sonoro, donde encontramos diseños bastante similares a los de la saga God Eater (es el mismo equipo de desarrollo) y una banda sonora que, para mí, entra directa al top 10 en lo que llevamos de año. Muy acorde con el título y las situaciones que presenta, aunque no lo hace tan bien durante nuestros momentos de exploración.

Conclusiones

Code Vein es un juego con el que tengo sentimientos enfrentados porque, personalmente, me ha gustado y lo he disfrutado, aunque no como me esperaba. Sin embargo, siendo objetivos, o al menos intentándolo, tiene bastante puntos que podrían mejorar, los cuales ya he comentado. Se nota que ha intentado contentar a dos públicos totalmente diferentes, los jugadores más «hardcore» y también atraer a los más casuales, resultando en una mezcla que podría no contentar a unos ni otros. 

No es que me parezca mal juego, tiene ideas muy interesantes detrás y una historia que podría explotarse un poco más, dando un título capaz de atraer a más jugadores y crear una nueva saga, aunque estoy casi seguro que veremos una continuación. Sin embargo, su ejecución final parece quedarse a medio fuelle tirando hacia algo decente, pero no suficiente. Así que, si acaban haciendo una secuela, espero que consigan arreglar las partes deficientes y mantener las buenas de esta entrega.

Estoy casi seguro que todo el que lo juegue, le gustará, y le echará sus horas (en mi caso 22h), pero puede que no le atrape lo suficiente como para querer hacer una «nueva partida +».

Nota: 7.5/10

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Bandai Namco.