Dark Devotion – Análisis PC (Steam)

Dark Devotion

Dark Devotion, el proyecto de Hibernian Workshop se estrenaba en septiembre de 2017 en Kickstarter con una posible fecha de lanzamiento en 2018. El juego recaudó 31.796 € de la meta de 20.000 € y finalmente, se ha lanzado en PC este año mediante Steam. Dark Devotion se trata de un juego que quiere poner a prueba nuestra devoción, encerrados en un templo siniestro que solo consigue ponerse más oscuro cuanto más avanzamos con un estilo de juego que nos recuerda a las bases de Dark Souls con un toque metroidvania roguelike.

Atrapados en el templo, sin vuelta atrás

[dropcap]E[/dropcap]l juego nos deja claro desde el primer momento que no va a ser un buen viaje, pues como templaria, tu vida se ha basado en el sacrificio. Estamos ante una época oscura, donde la devoción a un dios es todo lo que queda, y para mostrarlo todo es válido, sin ningún tipo de moral. La gran mayoría de los pecadores se congregarán ante el templo sagrado, un lugar misterioso en el que todos buscan la posibilidad de redimirse. Sin embargo, este templo oculta secretos, muy oscuros y divinos, cuanto más profundizamos en el, más misterioso se vuelve.

Este lugar está separado en diferentes «mundos», conectados entre sí, llenos de peligros y con más de un jefe dispuesto a ponerlo difícil. Además de una oscuridad bastante densa, que en ocasiones nos jugará malas pasadas con las trampas y algún que otro enemigo ligeramente escondido. Una cosa muy importante de este templo, es que, tras pasar una puerta, esta se cierra y no hay vuelta atrás…

Dar un paso hacia delante para volver al principio

Siguiendo en la línea de los roguelike con toques de metroidvania como, por ejemplo, Dead Cells, Dark Devotion nos pone en ese maravilloso apuro que es tener de los mejores objetos y que de repente nos mate el enemigo más absurdo posible. Y dicho eso hablemos de jugabilidad y elementos claves del título.

Dark Devotion se mantiene bastante fiel al termino roguelike, un género en el que, por cada intento, mejoraremos un poco, tanto como el jugador como el personaje. Y, además, como recurso principal tenemos la fe, que nos servirá para activar diversos mecanismos, conseguir objetos, adquirir bendiciones o curarnos enfermedades, mecánica que explicaré más adelante porque es bastante interesante.

De lo primero de lo que voy a hablar es del combate, que inspirado por juegos como Dark Souls, tenemos algo sencillo pero suficiente para lo que requiere el juego. Bloquear, rodar y atacar, todo ello pendiente de una barra de energía que se gasta con prácticamente mirarla. Hay «variedad» de armas, pero no en exceso: espadas, espadones, dagas, mazas, arcos y libros de magia, junto a un par de escudos. También hay consumibles que pueden ayudarnos en el combate, como las bombas o las jeringas que nos proporcionan bonus en una sala. Podemos llevar hasta 4 diferentes de estos consumibles a la vez, por lo que hay que escoger que llevar a cuestas.

Sin embargo, el combate tiene un ligero problema, y, a decir verdad, prácticamente de los pocos que tiene el juego. Y es que en ocasiones se siente tosco y lento en comparación a cómo reaccionan algunos de los enemigos. Te acabas acostumbrando y vas más lento, pasito a pasito y midiendo cada movimiento, pero es un punto que a la larga le acaba restando un poco al conjunto. Especialmente si eres un jugador no acostumbrado al género o no con mucha habilidad.

Mejoras, mejoras y más… penalizaciones

Dentro de los sistemas de progresión del juego diferenciamos 2: bonificaciones y equipamiento. Las bonificaciones están divididas en 3 tipos diferentes: Seleccionables, temporales y fijas.

  • Seleccionables: Son un pequeño conjunto que desbloqueamos matando enemigos y «comprándolas» aunque están divididas en 5 tiers y solo podemos llevar 1 a la vez de cada uno.
  • Temporales: Se ganan durante la partida, pueden recibirse por nuestras acciones o mediante templos.
  • Fijas: Son unos altares repartidos por el mapa que nos darán bonificaciones permanentes como aumento de daño o más energía.

El equipamiento funciona de una manera ligeramente peculiar, pues antes de salir a pelear podemos escogerlo en el herrero. Para desbloquearlo tenemos que encontrarlo derrotando enemigos y en especialmente los jefes, pues las armas de estos se desbloquean si o si, mientras que las de los enemigos normales tenemos que encontrar la versión con plano.

Además de esto, tenemos penalizaciones (enfermedades), las cuales son de lo más despiadadas. Muchas de ellas nos complican la partida hasta puntos increíbles, porque puedes hasta perder los objetos al rodar, sufrir daños por caída, menos regeneración de energía… Y el problema es que estas enfermedades se quitan rezando o usando algunos consumibles, pero no siempre están cuando uno quiere.

Al final, con las armas de los jefes es con lo que más conseguiremos avanzar, pues destacan bastante sobre las demás debido a su potencia, pero algunas tienen una penalización…

Explora el templo y te recompensará…

Dentro de lo que es el factor metroidvania del título, hay que decir que es un juego que recompensa la exploración, aunque no genera niveles de manera aleatoria, por lo que una vez sepas donde hay algo, estará siempre. Tiene bastantes rutas secundarias y muchos secretos, los cuales pueden sorprendernos para bien o para mal… Y hay que tener cuidado, porque otra cosa que no puedes hacer, aparte de volver atrás, es saltar, así que hay que pensar cada movimiento que hacemos.

Y no solo recompensará con objetos, pues el lore del juego también se descubre mediante una serie de textos que se almacenarán en la biblioteca, pero antes debemos encontrarlos por el templo.

Respecto al tema misiones, tenemos una serie de misiones en el punto inicial que se basa en aniquilar enemigos o algún jefe y se nos recompensa con nuevos objetos para llevar en las siguientes partidas. Y también tenemos misiones secundarias, pero estas tenemos que encontrarlas a lo largo de los niveles y nos la darán NPCs, como recompensa nos pueden dar bendiciones permanentes, algún objeto o incluso información sobre el templo…

Este punto, la exploración, me parece uno de los más importantes para mantenerte enganchado más de lo debido, ya que, si quieres encontrar los altares de bonificación, los secretos, hacerte con todo el arsenal… Es complicado, pues por el hecho de no poder volver atrás, no te queda otra que volver a iniciar un nuevo «run». En duración total, dependiendo de nuestras prisas y habilidad podemos echarle entre 7-10h para llegar al jefe final.

Como un buen punto extra al conjunto general, Dark Devotion goza de una buena banda sonora cuando debe, que es principalmente en los jefes, y música que cumple en general cuando estamos explorando.

Conclusiones

Dark Devotion es un buen juego, eso no lo voy a poner en duda. Como todo roguelike siempre se podría expandir más y mejorar algunas cosas, pero por lo general cumple en todos sus aspectos. Lo más destacable es el enorme mundo que posee y la exploración, así como los oscuros secretos del templo, que no dejan de sorprender cuanto más profundizamos. Pese a ese pequeño fallo con el combate, es muy entretenido y engancha bastante, aunque a mí lo que más me ha llamado la atención, sin lugar a dudas, es la ambientación del título.

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Cosmocover