Ayer conocíamos la triste noticia que auguraba un 2018 nada alentador para todas las desarrolladoras españolas de videojuegos que poco a poco luchan para tener su pequeño hueco en la industria. De esta forma el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, declinaba la propuesta de destinar 2 millones de euros a subvencionar pequeñas desarrolladoras indie que todavía no tuvieran su primer título en el mercado.
¿Y en qué se fundamenta esta fulminante decisión?
Según el diario digital El Español “Nadal no cree que haya que ayudar a la gente en formación”, siendo este un intento fallido por parte del Gobierno de España para apoyar a una industria que cada día crece y avanza en el mercado. Con una facturación de 1.163 millones de euros, España se convierte en el cuarto país europeo consumidor de videojuegos con cerca de 23,9 millones de jugadores.
Con este motivo sin fundamento se endurece el camino que deberán emprender todas las desarrolladoras indie de este país que aún no tengan títulos en el mercado, trabajando gratis. Este concepto se está convirtiendo en una costumbre española desde que entramos en el siglo XXI.
¿Qué consecuencias traerá esto?
Si la propuesta se hubiera llevado a cabo habría supuesto un gran avance para todas aquellas personas que están gestando un proyecto, especialmente para aquellas que se están formando aún y ven un obstáculo más en el camino hacia sus metas.
Las nuevas desarrolladoras de videojuegos deberán buscar subvenciones alternativas o llevar a cabo una campaña de micromecenazgo, entre otras alternativas, para poder costearse sus proyectos.
¿Qué podemos hacer de cara al futuro?
Según informa el diario El Español:
«Su opción más viable es establecerse por su propia cuenta y estas ayudas cercenadas pretendían proteger la creación de estos, garantizando la independencia del producto, más allá de su rentabilidad comercial.»
En definitiva, trabajar sin esperar nada a cambio. A pesar de la denegación de esta propuesta, no debemos dejar que el talento que desprenden las desarrolladoras de videojuegos españolas caiga en saco roto. Aunque el camino sea largo, difícil y reste fondos en lugar de sumarlos, no debemos perder la esperanza y creer en lo que hacemos.
Tarde o temprano llegará el reconocimiento y la recompensa económica que todo buen proyecto merece, ya sea por parte del Gobierno de España o por parte de la comunidad gamer. Recordemos siempre que todo buen esfuerzo conlleva sus frutos, no perdamos nunca la ilusión de hacer nuestros proyectos realidad dando rienda suelta a todo nuestro potencial creativo.