Knights of Frontier Valley, el desafiante y profundamente inmersivo roguelike RPG, no es solo una carta de amor a la época dorada de los juegos de rol: es también una hazaña de desarrollo en solitario. En un nuevo blog de desarrollo, el creador Martin Menzel revela cómo pasó años construyendo su propio motor personalizado para dar vida al Valle, incluyendo trabajos de bajo nivel como la gestión de memoria y el renderizado, pero también funciones como la búsqueda de caminos, el tiempo de juego adaptativo, la simulación climática y mucho más.
No es la típica publicación detrás de cámaras. Explicando con gran detalle cómo los personajes actúan y se desplazan en un mundo en constante cambio —estés observándolos o no— este devlog abre el telón y comparte el recorrido del desarrollador para crear el motor personalizado de una forma que no requiere conocimientos técnicos para comprenderlo.
Si alguna vez te has preguntado cómo un RPG logra simular cientos de vidas independientes al mismo tiempo —o si simplemente disfrutas ver a un desarrollador apasionado entrar en “modo mago”— este es para ti.
“Hay formas más fáciles de hacer un juego”, dice Martin, “pero yo quería un control total sobre el código para construir mi visión desde cero, sin atajos”.
Una colaboración histórica para fans del RPG
Con la participación del legendario Rob Kuntz, quien aporta su experiencia en diseño a Knights of Frontier Valley, este proyecto cuenta con uno de los primeros arquitectos del rol de mesa—su trabajo en Dungeons & Dragons ayudó a definir el género. Su implicación creativa convierte a este lanzamiento en una cita obligada para los fans de los sistemas RPG profundos y clásicos. Una verdadera joya indie, respaldada por MicroProse y enriquecida por una leyenda.
Creado por Martin Menzel, un apasionado desarrollador en solitario usando un motor hecho a medida, Knights of Frontier Valley rinde homenaje al espíritu de los RPG clásicos mientras abre su propio camino hacia el futuro. Con el apoyo de MicroProse y la guía creativa de Rob Kuntz, esto es más que un juego: es una carta de amor a toda la historia de los juegos de rol, desde la mesa hasta la era digital.