Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido llega como debió hacerlo
Hace ya un largo tiempo de nuestro análisis de Dragon Quest XI: Ecos de un Pasado Perdido (hace 2 años, faltan imágenes por migración de host), un JRPG que permanece en la línea de los clásicos, usando sistemas iguales o similares a los que vimos en Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito. El juego en sí nos pareció excelente, de hecho, de los mejores JRPGs de corte clásico que puedes encontrar en el mercado, con una extensa duración, una buena historia y una jugabilidad ágil que, aun siendo turnos, se podía hacer más ameno. Sin embargo, el año pasado recibimos en el mercado la edición definitiva, pero curiosamente, exclusiva de Nintendo Switch de manera temporal, y hay que decir que incluyes mejoras que potencian la experiencia de juego. Y ahora, en 2020, finalmente llega al resto de plataformas, siendo en nuestro caso, PlayStation 4.
Como en su día ya analizamos el título, y digamos que su base sigue siendo la misma, nos centraremos en este análisis en hablar de las novedades y mejoras.
Erdrea vista desde los 16 bits
Una de las novedades más vistosas de esta edición del juego, es sin duda, el poder jugarlo en vista 2D con gráficos pixel. Este modo de juego se puede decidir al inicio del juego, aunque podemos cambiarlo en mitad del juego siempre que pasemos por una iglesia, aunque esos sí, teniendo en cuenta como «puntos de control» momentos importantes de la historia. El progreso que hayáis hecho hasta entonces se guardará, pero no los objetos de historia, por lo que es recomendable hacer el cambio siempre después de un momento clave de la historia.
En este modo se cambiará por completo las ciudades y el cómo se navega por el mundo exterior, con esa vista clásica de mapa plano visto desde arriba. Y esto es todo un acierto para la exploración rápida, por ejemplo, en las ciudades, accederemos más rápido a ciertos puntos y veremos más rápidamente los cofres. En el mundo exterior, aunque se hacen los caminos «más cortos» en sensación, se pierde el punto de ver a los enemigos por el nivel y decidir con cual luchar. Lo bueno en toques generales es que no se pierde mucho detalle, pues el universo construido en pixel tiene igualmente buen cuidado, tanto de los sprites aliados y enemigos, como del entorno.
Lo malo, al menos a mi parecer, son las interfaces del juego. Son demasiado sencillas, y en ocasiones dan la sensación de «mucho texto», especialmente algunos menús como el de equipamiento. Creo que igual, no era del todo necesario llevar en absoluto a la sencillez artística algunos elementos. También en los combates, no me gusta mucho la organización que crea, siendo algo confusa al principio y costoso de ver cosas tan sencillas como los estados alterados.
No todo llega por casualidad
Pero claro, es que meter este modo sin ton ni son, no tiene gracia, por lo que el juego ha incluido el mundo de Horense, una ciudad hecha con este estilo artístico. A lo largo del juego encontraremos unos pequeños seres llamados Cronolinos que nos darán acceso a los libros que hay en Horense, los cuales nos llevarán a viejos mundos de la saga en los que tendremos que ir haciendo diferentes misiones. Recomendado ir dejándolo para el final del juego, ya que la dificultad va subiendo.
En general este modo de juego está muy bien hecho, pero tiene sus pros y sus contras, por mucho que sea «el mismo juego pero visto diferente». Personalmente, lo he usado mucho para la exploración rápida, cambiando a modo 3D para farmear los combates, ese ha sido su cometido en mi caso. Sí que el mundo de Horense me parece un añadido bastante interesante y que nos otorgará alguna que otra recompensa interesante, además de, obviamente, más contenido.
Conociendo más a nuestros compañeros
Dentro de los añadidos de contenidos, hay algo muy especial, y son las misiones secundarias de los personajes. Ahora según progresamos en la historia, llegados a cierto punto del juego, se irán desbloqueando algunas misiones especiales para los compañeros, las cuales se juegan en solitario. Estas misiones nuevas, de una duración aproximada de 40 minutos/1 hora, nos permitirán conocer un poco más de cada personaje.
Si bien no son la gran cosa, es cierto que para los jugadores que se meten más en la historia, están bastante interesantes. Todas nos cuentan un poco del pasado de cada uno, y como han ido llegando hasta ese punto de la aventura. Algo que, en la versión original, solo podíamos ver ligeramente por encima, y una vez avanzaba bastante el juego para algunos de los personajes.
Mejoras generales de calidad
Por supuesto, también se ha mejorado el título con pequeños añadidos que, aunque pueden pasar desapercibidos, para los que jugamos el título de salida lo cierto es que se agradecen. Entre ellas, algo que yo eché muchísimo de menos, era la banda sonora sinfónica, siendo en su momento totalmente sintetizada y que incluso daba la sensación de repetitividad. Ahora podemos cambiar la banda sonora en todo momento, e incluso podemos poner música de Dragon Quest VIII, por lo que musicalmente es otra experiencia. Otro añadido que arregla la falta de «esencia» de jugar un juego japonés sin doblaje en japonés, es el nuevo doblaje añadido, con todas las voces en japonés, pudiéndose cambiar en cualquier momento.
En cuanto a facilitar y amenizar la experiencia de juego, encontramos también mejoras para el combate. Ahora tenemos un modo de velocidad ultrarrápido para que los combates sean más ágiles y subir de nivel no se atragante tanto, y también diría que el juego me ha resultado más fácil, puede que hayan ajustado algo de la dificultad. El Modo Draconiano tiene ahora diferentes opciones y mejor pensadas para el juego, además de algunas nuevas al terminar el juego. Recordad que estas pueden quitarse en mitad del juego sin problema en caso de arrepentirse. Y por último, se han añadido monturas nuevas de monstruos, ideales para arrasar con los enemigos y ganar experiencia sin enfrentarlos.
Aprovecho para comentar aquí que lo hemos jugado con la retrocompatibilidad de PS5, resultando en unos tiempos de carga bastante reducidos respecto al original, por lo que los cambios de ciudades y demás mapas se han hecho rápidos. Me gustaría quejarme de que la versión es un port directo de la versión de Nintendo Switch, pero sinceramente, la calidad visual sigue siendo bastante buena, aunque sea inferior a la que disfrutamos en su día.
Conclusiones de Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido
Dragon Quest XI S: Ecos de un Pasado Perdido Edición Definitiva, es sin duda una buena mejora, pero en lo personal no dejan de ser cosas que deberían haber llegado con su edición estándar. Cosas como el doblaje japonés, o la banda sonora sinfónica, se echaban mucho en falta, por otro lado, las mejoras de calidad de vida como el modo ultrarrápido se agradece muchísimo, especialmente para los que repetimos viaje. Las nuevas historias secundarias, como las de los aliados y Horense, acompañados de la posibilidad del juego 2D, son añadidos interesantes independientemente de si jugaste o no al original. Si eres un nuevo jugador del título, no cabe duda que «Edición Definitiva» es lo que más le pega, mientras que, si eres repetidor, igual pasar por caja de nuevo por estos añadidos, te puede hacer pensarlo un poco.
De todas formas, juegue quien lo juegue, se va a seguir encontrando con uno de los mejores RPGs clásicos que hemos tenido en los últimos años, así que siempre quedará recomendado. Además, es la primera vez que la saga llega a Xbox, así que quienes más triunfan son los usuarios de esta consola.
Nota: 9/10
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Koch Media.