¡Hola, holita! Como algunas personitas sabéis, no solo juego a videojuegos, sino que me encantan los juegos de mesa (ya os he traído alguno). De hecho últimamente juego más en mesa que en consola.
Así que, quise dar rienda suelta al vicio y gracias a Dados Colgados me fui a Córdoba, a disfrutar del Festival Internacional de juegos de mesa que organiza la Asociación Cultural Jugamos Todos.
¿Cuándo, dónde y cómo?
Bueno, pues fue un lindo fin de semana de octubre (ya da igual el cuándo, lo que importa es que la próxima será del 10 al 13 de octubre.
Se realiza en el Palacio de la Merced y… ¡totalmente gratis!
Es una gozada poder disfrutar de un montón de editoriales, tiendas y todo tipo de «negocios» relacionados con los juegos de mesa. Además, al ser entrada gratuita, hay muchísima gente de todas partes de España que se reúne ahí con lo que es maravilloso poder conectar con gente con gustos afines.
A mi gusto lo peor es el sitio elegido. Al tratarse de un edificio señorial, tiene los defectos que caben esperar: espacios angostos, mucho patio al aire libre (si llueve, como cuando yo fui, imagina…). Las zonas están muy dispersas y en salas que terminan siendo agobiantes… encima, al llover, todas las mesas para jugar que se colocaban en los patios no estaban por lo que la gente se aglomeraba en las zonas techadas sin apenas espacio.
Sinceramente creo que si se hiciese en un recinto ferial o en un palacio de deportes (o similar) sería muchísimo mejor y… ¡cabría mucha más gente!
Lo importante: ¿a qué jugué?
Tras esta pequeña introducción, vamos a lo importante. LOS JUEGOS.
La verdad es que jugué menos de lo que me hubiese gustado, pero aún así, voy a contaros todiiiito.
Patas Arriba (de Boquerón Games): Este juego fue un acierto sin duda alguna. Un juego muy rápido, loco y divertido. Pudimos probarlo a 4 jugadores y las risas fueron el quinto miembro. De 2 a 6 jugadores y partidas de unos 15 minutos (aunque se me pasaron volando).
El juego es básico: tienes un pato y tienes que defenderlo. Cada jugador tendrá un montoncito de cartas bocabajo, a la vez se le da la vuelta a la primera y debes «luchar» con quien tenga el mismo color o el mismo número de objetos (pueden ser chanclas, dardos…) lo importante es el color o el número. ¿Y cómo luchamos? Pues tirando esa carta contra el pato contrario mientras defendemos el nuestro. Sencillo, ¿no? Pues pruébalo y me cuentas. Acabamos lanzando patos, las cartas que no eran, tirando nuestro propio pato… una maravilla. Divertidísimo y además… ¡DEDICADO!
Dice Magic (de Falomir Juegos): Un juego que me recordaba muchísimo a Dobble mezclado con JungleSpeed… pero con dados. De 2 a 5 jugadores y partidas rápidas y cortitas. Además pudimos disfrutarlo con el genial Jorge Luengo (al que terminé ganando…).
Hay dos modos de juego: tiras los dados y si van coincidiendo con los de los demás… ¡a por ellos! La velocidad gana siempre. La segunda manera de jugar era tirando los dados y dejándolos en la mesa hasta que alguno coincidía. Si en mi tirada coinciden 2 o más, para mí. Los jugadores irán eliminándose según se queden sin dados…
Lyrik (proto): Este creo que sin duda alguna fue mi favorito. Decidí sentarme en la mesa simplemente porque me pareció precioso y jugando descubrí que el autor era un amor de persona y que había tratado con tanto mimo a su juego, que había sí o sí que probarlo.
El juego es complejo, pero fácil de entender y jugar. Lo mejor es que antes de jugar fijas ya la duración del mismo, en función de las rondas que decidas jugar. El desarrollo es sencillo: hay un tablero por el que vas desplazándote y depende de la casilla donde caigas, cogerás una carta u otra habiendo de distintos tipos (amigo, tesoro,…).
El objetivo del juego es conseguir llegar a 21 puntos o quedarte cerca… no pasarte (como hice yo) con las cartas que tengas en mano. Hay combinaciones, habilidades y puteo… todavía es un prototipo, ¡pero le sigo la pista bien de cerca!
Yippee Ki Yay (de Krucis Games): ¿A quién no le gusta ir de campamento y… hacer que los animales ataquen al resto de campistas? Pues eso. De 2 a 8 jugadores en partidas de 15-20 minutos de puras risas.
Básicamente tenemos que echar cartas de animalitos que sumarán puntos de ataque al siguiente jugador hasta que uno no pueda echar y se coma el daño (así fue como duré una única ronda). Lo mejor es que si morimos… aquí no ha pasado nada, seguimos jugando, pero en la versión top: hacemos el mal sin recibirlo. Muy divertido y con dos Danieles al cargo que son majísimos. Dadle una oportunidad, porque la merece. Y ¡Yippee Ki Yay ,***!
Gestrudis (de Rocket Lemon Games): Confieso que fuimos reticentes cuando lo íbamos a probar… y menos mal que lo probamos. ¡Qué locura! De 3 a 7 jugadores y partidas muy rápidas y todo lo largas que queramos hacerlas (aunque tiene una recomendación de unos rondas fijas).
Sencillísimo: uno de los jugadores tiene una carta con 6 palabras que definen cosas muy similares. Al resto de jugadores se les da (sin saber cuál) una carta del 1 al 6. Estos jugadores deben mirar la carta con las palabras y representar con mímica la palabra que se corresponda con su número. Ahora, quien eligió la tarjeta de palabras, debe observar y decir qué número tiene cada uno. Una locura divertidísima como casi cualquier juego de mímica. Dadle un tiento porque encima las palabras son súper parecidas… maravilloso.
Regroup Chicken Army (de Detestable Games): Este fue mi top. Sencillamente, vi a través de la app genial de MeepleTup que había torneo y ahí que fui. No conocía nada, pero… hubo premio. De 2 a 4 jugadores y partidas de hasta unos 20-25 min.
Un juego de losetas en el que irás construyendo tu propio armamento a base de superponerlas. La suerte, el ingenio y los locos dibujos serán clave para ir desarrollando una buena estrategia de defensa y ataque. 2 tipos de ataque para 2 tipos de defensa… ¿sencillo, no? Pues no lo es tanto aunque tampoco ultra complicado.
Yo me lo pasé genial y… ¡gané el torneo! Quiero agradecer a Ana y a Miguel, las dos personitas que estaban organizando el torneo y que explicaron genial el juego (además de ser majísimos).
Danger (de Brain Picnic): Un juego de bazas de 2 a 4 jugadores y partidas cortas, pero intensas.
Yo no soy muy fan de este tipo de juegos, pero debo reconocer que tiene su encanto. El objetivo es conseguir el máximo de puntos (individual o por parejas) en función de lo que vayamos colocando ante nosotros. Debemos tener en cuenta una serie de reglas de puntuación, andar con cuidado y pensar cada carta que jugamos.
Monster Flip (de Brain Picnic): Un juego ideal para los más peques de la casa. Sus cartas son duras (de plástico) perfectas para esos monstruitos caseros que se dedican a babear todo. Se pueden jugar de 2 a 5 y las partidas duran unos 15 minutos.
Un juego similar al Memory, pero con la complejidad de que hay monstruos por los dos lados con lo que cada vez que giremos, si volvemos a girar el mismo, no tendremos el mismo resultado. Un juego muy entretenido que creo que será el regalo estrella de estas navidades.
Skyjo (de Lúdilo): En línea con el Danger. Un juego de 2 a 8 jugadores y, aunque indican que las partidas son de 30 minutos… a mí se me hizo eterno. Confieso que no me gustó. Aunque la dinámica es sencilla, al final dependes mucho de la suerte (demasiado para mi gusto) y no terminé de cogerle el truco. Básicamente, al contrario que en Danger, tenemos que conseguir ser quien menos puntos haga, pero partimos de un tablero repartido aleatoriamente bocabajo.
¿Un resumen?
Pues el festival en general está guay aunque sinceramente, al ser internacional y tener tanta fama, esperaba más. Lo peor sin duda, es la elección del sitio (que entiendo que tendrán sus motivos), pero es realmente pequeño e incómodo. Tampoco vi que estuviese demasiado adaptado a personas en silla de ruedas.
En cuanto al contenido propiamente dicho, probé muchas cosas, pero me quedaron ganas de jugar a muchas otras más. Destaco encarecidamente Lyrik que de verdad, me pareció una preciosidad.
Si queréis saber más de cualquiera de los juegos, no dudéis en preguntar e intentaré traerlos al detalle que no he querido alargar más por no resultar insufrible.
¡Nos vemos tras los dados!