Desde el lanzamiento del reimaginado Final Fantasy VII Remake el pasado 2020 las expectativas sobre su secuela se dispararon por los cielos, a pesar de tener una conclusión apoteósica, aquellos que jugamos la entrega original sabemos que la aventura va en crescendo. Por lo que Square Enix tiene la titánica tarea de respetar la fuente original y al mismo tiempo sorprendernos.
En videojuegos las segundas partes no siempre es sinónimo de algo malo, grandes secuelas como God of War 2 o Gears of War 2 han logrado consagrarse, por lo que la expectativa aspira a ser bien recompensada con Final Fantasy VII Rebirth, la segunda entrega de la anunciada trilogía que busca reinventar y expandir el mítico FF VII. Vamos al lío.Una narrativa tan rica como profunda
FF VII Rebirth desde el comienzo nos lanza de lleno en la acción haciendo un recuento rápido del incidente Nibelheim, desde la perspectiva de Cloud. Presentándonos un Sefirot más humano y previo a su caída. Demostrando ser un personaje cálido con Cloud, leal con la compañía Shinra y muy respetuoso con Tifa.
Aquí descubrimos que la vida de Sefirot fue una mentira, situación que lo hace enloquecer y en buscar la destrucción del mundo. En un salto temporal volvemos con nuestro grupo conformado por Cloud, Tifa, Barret, Aeris y Red XIII que siguen sufriendo las secuelas de la catástrofe de Midgar.
Cloud y los demás se ven obligados a seguir escapando de Shinra mientras siguen el rastro de Sefirot que de alguna manera la única pista para localizarlo está en unos seres que portan túnicas oscuras que se dirigen a una locación desconocida.
Durante la aventura se nos unen Yuffie, Cait Sith y Red XIII, detallando sus motivaciones para unirse a nuestros héroes eco-terroristas de Avalancha. Todos y cada uno de nuestros protagonistas tienen su momento de gloria, mientras el panorama a gran escala empieza a definirse para su potente conclusión.
No entraré en detalles, mas, puedo decir que Square Enix sabe jugar con las expectativas conforme vamos progresando en la aventura; como trayendo de vuelta a Zack Fair haciendo impredecible lo que nos espera y abriendo el abanico de posibilidades.
Es importante mencionar que es altamente recomendable haber jugado Crisis Core y Final Fantasy VII Remake Intergrade para estar a tono con Rebirth. Asimismo, desde el menú principal el juego nos ofrece un breve resumen del juego anterior.
Rebirth mejora mucho el juego original, aunque no se escapa de esos momentos de pena ajena y algunos en extremo anticuados que nos tienen acostumbrados los JRPG. Por otra parte, incorpora una función de decisiones en la que la amistad de Cloud con sus compañeros se va estrechando, teniendo incluso importancia las misiones secundarias que realicemos y los ataques combinados para hacer crecer la amistad.
La narrativa al menos nos requerirá unas 45 horas, siempre y cuando vayamos a saco, mas, el juego incorpora de manera espectacular las misiones secundarias con la narrativa principal que con facilidad podemos desviarnos sin darnos cuenta. Como bien lo dice Aeris: ser necesita pasta para la aventura, y la justificación para realizarlas está muy bien realizada sin ser relleno forzoso.
La jugabilidad es una bien afinada evolución
Rebirth es fiel al estilo jugable presentado en el FF VII Remake, Square Enix realizó pequeños cambios necesarios como la posibilidad de realizar ataques aéreos con Cloud sin vernos obligados a cambiar de personaje, entre otros.
Estamos ante un JRPG moderno de acción. El juego nos permite elegir dos modos de juego denominados clásico y moderno, en donde el clásico es el estilo anticuado ya visto en el juego anterior en donde el personaje es controlado por la IA y nosotros damos indicaciones que a título personal no se siente fluido y es poco estratégico, al no ser el tradicional por turnos.
Siendo recomendable el estilo moderno por defecto, aquí se vuelve importante saltar de un personaje a otro para las habilidades especiales, ya que en automático no nos apoyarán. Algunas materias hacen que nuestros compañeros utilicen sus habilidades sin necesidad de nuestra orden directa.
Algo que me ha encantado es que el título nos ofrece tres dificultades distintas: fácil, normal y dinámico, este última hace que el reto vaya ascendiendo con nosotros acorde a nuestro progreso. A diferencia de FF VII Remake que era más lineal, en Rebirth se abraza el concepto de mundo abierto y lo combina con secciones lineales en donde nuestro grupo saca a relucir sus habilidades específicas.
Si bien, tenemos un grupo grande que tendremos que gestionar equipamiento y accesorios, el juego nos permite automatizarlo para no liarnos mucho, ya sea que nuestro énfasis sea defensivo, ofensivo o equilibrado.
Me ha molado mucho, que todos y cada uno de los personajes reciben experiencia habiendo una niveleo equilibrado, además que con frecuencia las misiones nos obligan a separar en dos grupos de tres integrantes, por lo que la aventura se equilibra sacando provecho de las habilidades de cada personaje como la facilidad de escalar de Red XIII o el gancho ninja de Yuffie para llegar a zonas de difícil acceso.
Una de las grandes novedades son las habilidades de sinergia en las que podremos realizar un ataque en conjunto con efectos devastadores, además nos permitirán estrechar más la amistad, mientras expandimos sus habilidades por medio de un árbol de habilidades dedicado para cada integrante de nuestro grupo, teniendo posibilidad de reiniciarlo por si deseamos experimentar una composición distinta en las ramificaciones de habilidades.
Divertidas misiones secundarias para perderse durante horas
Rebirth nos lanza una miríada cantidad de misiones secundarias opcionales y algunas obligatorias, en las que iremos aprendiendo más sobre el gran mundo de Gaia. La mayoría nos ofrecen desde ítems útiles hasta movilidad como los siempre indispensables Chocobos.
Los Chocobos se vuelven importantes para el transportarnos por el mundo, en razón que algunas secciones serán inaccesibles hasta en tanto tengamos el Chocobo de la región. Algo que se adolece Rebirth es de los mismos pecados de los juegos de mundo abierto que rápidamente notaremos mientras exploramos Gaia, las infames torres Ubisoft hacen aparición, al activarlas desvelarán detalles clave de la región que nos servirán para que Chadley pueda desarrollar Materia poderosa y única.
A diferencia del juego anterior, las misiones secundarias han sido mejoradas aminorando el efecto de recadero, dándole protagonismo a nuestros compañeros y mejorar la conexión emocional de Cloud con ellos, mientras que otras están por las risas y se sienten menos vanas. Relación que culmina con una quedada especial en el Gold Saucer.
Los mini-juegos son una marca registrada en Final Fantasy, con el avance de nuestra aventura se nos presentan actividades obligatorias como una galería de tiro o fútbol estilo Rocket League, esto por mencionar algunas, habiendo una gran cantidad de distracciones que facilmente nos harán olvidarnos de la misión de salvar el mundo.
A título personal, los mejores mini-juegos están en el Gold Saucer, entre los que destaco las peleas estilo retro del 3D Brawler, las carreras en el Chocobo Racing y muchos más. Es flipante la cantidad de contenido que Rebirth ofrece para perdernos durante horas.
Las palmas se las lleva un nuevo mini-juego de cartas llamado Sangre de la Reina, que es un constructor de mazos en el que nos enfrentaremos a otro rival en un tablero ubicando nuestras cartas en una posición dominante y al final la victoria se la lleva el que haya recolectado más puntos en el total de las tres líneas de posición. En principio es algo abrumador entender las mecánicas de las cartas, aunque una vez que lo comprendemos se vuelve muy adictivo.
Gráficamente es tan hermoso como volver a enamorarse por primera vez
A Square Enix se la ha ido la olla con Rebirth, el mundo de Gaia es bastante vasto gracias a sus elementos de mundo abierto, tendremos zonas de interés llenos de mimo y cariño en el detalle como zonas de excavación, manantiales, santuarios hasta los lugares más bulliciosos como Costa del Sol y Gold Saucer.
Habiendo mucha variedad de enemigos con los que entraremos en batalla al estar muy cerca de ellos y analizarlos con Materia para ubicar sus debilidades y explotarlas. No hay desperdicio en la exploración, ya sea que estemos en una secundaria con facilidad nos encontraremos con bellos paisajes dignos de una postal.
El juego tiene modo foto que me ha parecido muy desaprovechado y pobre, tenemos muy pocas opciones de configuración, limitada a unos cuantos filtros y agregados visuales que se incrementarán con nuestro avance en misiones secundarias de fotografía. La perspectiva está fija a una cámara satelital con una nula libertad de movimiento y efectos ausentes para echar andar la creatividad.
En cuanto a opciones visuales están: rendimiento y gráfico. En modo rendimiento tenemos los codiciados 60 fotogramas por segundo a una resolución dinámica que va de 2880x1620p en áreas con poca densidad y zonas boscosas con poco follaje, reduciéndose hasta 1920x1080p en los momentos de mayor acción y paisajes de mayor exigencia visual.
En el modo gráfico se mantiene una visualización de 4K (3840x2160p) corriendo a 30fps, aquí se aprecia un alucinante nivel de detalle en los entornos, así como una mejor nitidez en los modelados de los personajes.
A decir verdad, aquí entro en conflicto en la predilección visual, ya que se nota fuertemente la diferencia de calidad entre los dos modos, obligándome a elegir el modo gráfico para explorar las zonas abiertas y el modo rendimiento para mejorar la fluidez en los combates. Mas, ambos modos se adolecen de leves retardos en la carga de texturas en momentos puntuales (habiendo hecho pruebas con la Unidad de Estado Sólido interno de la PS5 como en la ranura de expansión con un WD Black SN850 NVMe).
Rebirth hace una excelente integración del mando DualSense, ofreciendo una retroalimentación háptica al explorar Gaia, recibir y ejecutar ataques. Mientras que los gatillos adaptativos adoptan una resistencia al mover objetos o activar palancas, así como en los mini-juegos. Incluso podemos aprovechar el altavoz del mando para las comunicaciones entre nuestros personajes a distancia.
Su musicalización moderniza las míticas melodías
El mítico compositor nipón Nobuo Uematsu aporta el tema principal ‘No Promises to Keep’, así como algunos temas puntuales que tienen su toque magistral. Mientras que los compositores Misuto Suzuki y Masashi Hamauzu en encargan de la BSO, habiendo hermosos temas orquestales, incluso remezclas de temas clásicos que nos hacen sentir un sentimiento de nostalgia con una sensación de novedad bastante molón.
En las actuaciones de voz, tenemos voces en inglés y japonés. Siendo mis preferidas las niponas, dado el humor utilizado en FF VII Rebirth en el que se nota fuertemente la influencia del país del Sol Naciente. En el que el reparto logra transmitir con excelencia ese cambio de emociones entre momentos de tensión a otros tontorrones como si fuera un anime. Mientras que las voces en inglés son competentes y algunas bastante destacadas como la de Aeris y Sefirot.
Al día de hoy es triste ver que no haya voces en castellano para esta mítica entrega que le sobran razones para tener una localización en nuestro idioma y que se queda como una oportunidad desperdiciada.
En cuanto a los textos y subtítulos, nos ofrece una excelente localización al castellano. Lamentablemente no cuenta con opciones de accesibilidad y el tamaño es adecuado para la lectura, pero se echa en falta opciones como fondo oscuro, cambio de colores y aumentar el tamaño de la fuente para una óptima lectura.
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de PLAION España. Se jugó actualizado a la versión 1.010 en PlayStation 5