Like a Dragon: Ishin! permite disfrutar por primera vez fuera de Japón y en nuestro idioma de una apasionante historia de samuráis gracias a un muy agradecido remake
De samuráis va la cosa
Like a Dragon Ishin es el remake de un spin off de la saga Yakuza conocido como Yakuza Ishin! que no salió de Japón. Lo que tiene de especial esta entrega es que nos despedimos de la época actual y nos vamos derechitos al siglo XIX, más concretamente a los últimos años de vida de la época de los samuráis. Y es precisamente un samurái histórico el que será el protagonista de esta historia: Sakamoto Ryoma. No pasa nada si no tienes ni idea sobre la historia de Japón y no sabes quien fue este señor o que narices estaba pasando en los años 1800 en Kioto. Pese a que el juego está basado en hechos históricos, puede disfrutarse perfectamente sin la necesidad de sacarte un máster en cultura nipona. El caso es que controlaremos nuestro buen hombre Ryoma, un hábil espadachín que regresa a la región de Tosa, su hogar, para reencontrarse con su hermano Takechi y su padre, quiénes forman parte de un partido político conocido como el partido imperialista. Este grupo tiene como objetivo oculto acabar con el gobierno actual y destruir el sistema de clases para alcanzar la igualdad entre todas las personas de JapónPor cosas que pasan el padre de Takechi y Ryoma es asesinado por un hombre enmascarado frente a ellos. Ryoma se enfrenta a él sin éxito, el asesino huye y nuestro protagonista es acusado de este crimen. Ryoma huye hacía Kioto, comienza a utilizar el nombre de Saito Hajime y con el estilo de combate tan singular del asesino como única pista se infiltra en el shinsengumi, un cuerpo policial de élite en el que podría encontrar al hombre enmascarado entre sus filas y cobrarse su venganza. Y a partir de aquí tendrás que descubrir por tu cuenta la increíble trama que propone Like a Dragon: Ishin! Una historia de samuráis espectacular que llega hasta arriba de giros de guion y sorpresas. Como si del bombazo de turno de Netflix se tratara, este spin off te atrapa de principio a fin con un entramado donde abundan temas como la venganza, la traición, el patriotismo o la política y te mantiene al filo del sofá con cada cinemática, cada diálogo y cada coreografía que precede al inevitable choque de espadas. Es cierto que Ishin tiene muchas, pero muchas cinemáticas y diálogos, pero hay que perdonarlo y hasta agradecerlo. Y es que el argumento engancha y la puesta en escena de los personajes y su abundante carisma no te permite apartar la vista de la pantalla ni por un segundo. Si te gustan las historias de samuráis llenas de intriga y misterio, juégalo con un bol de palomitas a mano y cada vez que salte un diálogo o cinemática ponte a disfrutar como si fuese el último capítulo de Juego de Tronos.
Es imposible aburrirse en Kioto
¿Agotado de tanto drama intenso? ¿Te apetece despejarte dando un paseo e incluso echarte unas buenas risas con peña variopinta? Pues te presento al otro gran protagonista de este juego que ofrece esto y mucho más: la siempre viva ciudad de Kioto. La capital japonesa (por aquél entonces) será el escenario en el que tendrá lugar el 99% del juego y aunque no es un mapa inmenso, está lleno de contenido, pero contenido del bueno, de ese que aporta y que no está por hacer hueco y extender la duración artificialmente (te miro a ti, Ubisoft). Hay mucho por lo que detenerse en su mundo abierto: bares, restaurantes, dojos, saunas, tiendas de varios tipos, minijuegos a mansalva (algunos son casi juegos enteros) y una cantidad prácticamente inabarcable de misiones de secundarias aquí llamadas subhistorias. Es en estas subhistorias donde reside una de las mayores fortalezas de esta saga, porque por mucho que sean algo secundario, la gran mayoría resultan ser subtramas muy bien escritas con personajes a los que es imposible no cogerles cariño cada vez que te los encuentres. El hecho de que nuestro protagonista, Ryoma, sea una persona de una bondad y corazón enorme, provoca que tenga mucho sentido lo de estar ayudando a las docenas de ciudadanos en problemas con los que se tropieza en la calle.
Es probable que la afición desmedida de Ryoma por ayudar a los desfavorecidos se contagie al jugador, porque lo normal es que Ishin consigua que recuerdes por voluntad propia donde vive aquella anciana a la que puedes ayudar con sus compras, donde está aquel niño al que le llevas verduras de tu huerto o ese señor que nunca pesca nada en el rio y siempre te pide ayuda. Las hay más y menos elaboradas, pero creo que merece la pena hacer todas las que puedas. Hay tanto tramas serias y lacrimógenas como distendidas y alegres, pero creo que también merecen mención especial las subhistorias más cachondas, como la de perseguir a un ladrón de ropa que te ha robado el uniforme, lo que lleva al pobre Ryoma a correr por todo el mercado en bolas mientras explica a la policía que el pervertido es el otro que se ha llevado sus pantalones. Lo que te puedes llegar a reír con estas misiones es increíble.
Espadas, pistolas y magia
Pero no todo es risas y jolgorio, porque si hay algo que vas a tener que hacer si o si es liarte a hostias con medio japón. Para ello contaremos con cuatro estilos de combate distintos tal y como sucede en otros títulos de la saga principal. Para empezar, existe el estilo camorrista, que vienen a ser patadas y guantazos con las manos desnudas, ideal para tumbar a cualquier enemigo en cuestión de segundos; después está el estilo espadachín, en este usaremos la katana para defendernos y asestar golpes que serán lentos, pero muy potentes; por otra parte, está el pistolero, una forma de pelear tan simple como sacar una pistola y coser a tiros a la peña sin necesidad de comernos la cabeza, es especialmente útil en las distancias; y el último estilo es el bailarín salvaje, el más ágil de todos, pues usando la katana y la pistola a la vez podremos hacer esquivas muy rápidas y golpear con mucha velocidad sacrificando la capacidad de bloquear ataques. Aunque en términos generales el combate funciona y reventar samuráis se hace divertido, existen irregularidades en este apartado que hay que mencionar.
El estilo camorrista, por ejemplo, apenas sale rentable durante la mayoría de las ocasiones, ya que el daño que hace es mínimo en comparación con los demás. En el lado contrario tenemos la pistola, un arma que es demasiado contundente permitiendo acribillar a balazos al oponente antes de que tenga tiempo siquiera de acercarse. Los otros dos estilos sí que están más balanceados, siendo el espadachín la mejor opción para los uno contra uno en los que cubrirse de golpes individuales y hacer el máximo daño posible. Mientras tanto, el bailarín salvaje es genial para los momentos en los que haya muchos contrincantes en pantalla y necesites atacar de forma activa y realizar esquivas constantes. Estas diferencias se hacen todavía más palpables en los numerosos enfrentamientos contra los bosses. Si pegas sin armas, estas vendido y morirás en segundos. En cambio, si echas mano de la pipa y te pones a dar vueltas todo el rato mientras disparas al jefe, probablemente te puedas pasar el juego a tiro limpio sin sacar la espada.
Y si usar un arma de fuego contra señores con espada se te hace injusto vas a flipar cuando tires rayos por las manos. Te explico: dentro del juego existen unas misiones secundarias especiales tipo incursiones en las que podremos equiparnos cartas con habilidades únicas y super útiles para los combates. Los efectos de las cartas pueden variar bastante: las hay para recuperar vida, para mejorar nuestro ataque o para arrasar con todo lanzando un haz de energía estilo kamehameha o llamando a un tigre para que se coma al rival. Son la mar de fantasiosas, estrafalarias y ofrecen una poderosa ventaja en la pelea. Lo curioso es que en el título original estas cartas solo estaban disponible en las incursiones, pero en el remake puedes usarlas en cualquier momento, incluso en las misiones principales y los bosses. Hay que aclarar que usar estas cartas es algo completamente opcional y puedes jugar perfectamente sin utilizarlas. No obstante, es cierto que desequilibra aún más los niveles de poder, especialmente en las fases más complicadas. Por ejemplo, en un encuentro con 6 o 7 enemigos puedes tirar una carta que lanza rayos a todos los enemigos cercanos que los inmoviliza y les produce un daño masivo capaz de matarlos de un plumazo. Sinceramente, no me parece un mal añadido, cuantas más opciones mejor. Sin embargo, es evidente que las distintas formas de afrontar los combates están demasiado desbalanceadas y te lleva a preguntarte si te merece la pena hacer varios combos con la espada cuando tienes super poderes y magias mega poderosas (además de una pistola).
También está el asunto de que contrasta muchísimo el tono tan alocado de estos movimientos con el dramatismo y la seriedad de los eventos del argumento principal. Quiero decir, que en un combate mega tenso y esencial para la trama Ryoma se saque una supernova del bolsillo, pues como que queda raro. Puedo entender que a algunos jugadores esto les choque demasiado, pero es cierto que tampoco es que este detalle se cargue el juego ni mucho menos. Parece que con estas cartas tenían intención de acercarse un poco más a las mecánicas de la séptima entrega de Yakuza y atraer a los jugadores que vengan de fliparse con las invocaciones tronchantes de Ichiban.
Nuevos gráficos, nuevas caras y nueva localización
Ya que estamos hablando de las novedades de este remake toca destacar el renovado apartado gráfico del que hace gala Like a Dragon: Ishin! Se ha utilizado un motor gráfico nuevo y se ha remozado todo para que luzca mejor que nunca. Además de la evidente mejora de la resolución y el acabado general, el salto en la calidad técnica se aprecia especialmente en detalles como los escenarios y la iluminación del entorno. No es un Horizon Forbidden West, pero vagar por las calles de Kioto resulta muy agradable gracias a lo bien que se ve nuestro alrededor. También han mejorado bastante los modelos de personajes tanto secundarios como principales. Es precisamente en los personajes protagonistas donde se encuentra el mayor cambio respecto a la obra original. Como si de un teatro se tratara, personajes de la saga principal de la saga Yakuza ponen su rostro y voz a personalidades históricos como si representasen una función. Es decir, que nuestro protagonista no es Kiryu Kazuma, pero sí que tiene su cara y voz. Lo mismo sucede con el resto del plantel, lo que le aporta un punto interesante por descubrir y comprobar quién y cómo interpreta a quien.
Pero la novedad que más alegrías me ha dado no han sido las cartas, ni los nuevos rostros o unos gráficos mejores, lo que más me ha gustado ha sido la fantástica localización al castellano que trae por primera vez este remake. Yakuza es conocida por ser una franquicia de difícil acceso si no controlas bien el inglés porque salvo Yakuza: Like a Dragon sus títulos nunca han llegado traducidos a nuestro idioma. Afortunadamente parece que eso está empezando a cambiar. Like a Dragon: Ishin! Goza de un trabajo de localización espléndido que otorga la posibilidad de entender perfectamente la apasionante trama de Ishin por primera vez fuera de Japón y en la lengua de Cervantes. También es admirable como no teme meter expresiones más españolas que una tortilla de patatas en medio de una conversación entre samuráis en el Japón feudal. Lo mejor es que queda genial, especialmente en los diálogos de las subhistorias. La forma en la que se toma libertades a la hora de adaptar algunos fragmentos no hace sino mejorar la experiencia y contribuir a crear unas escenas desternillantes gracias a sus juegos de palabras y localismos que de seguro te van a pillar con la guardia baja. Como ya decía más arriba, Ishin es mucha tensión y drama, pero también mucho buen rollo y risas aseguradas.
Mucho más que un spin off
Al final, Like a Dragon: Ishin! Sorprende porque, pese a que pueda parecer un título menor frente a otras entregas, es un auténtico Yakuza de principio a fin con todo lo bueno que eso conlleva. Una experiencia inmensa que se disfruta sin prisas, saboreando todo lo que su mundo puede ofrecer y disfrutando de un guion que jamás aburre y que hará que esperes con ansias cada cinemática y cada revelación tras sus muchas incógnitas. Es un sistema de combate que, aunque no haya envejecido tan bien si se compara con el de otros juegos más recientes, sigue siendo divertido por mucho que los estilos o las cartas se pasen por el forro el equilibrio.
Puedes perderte en su universo en torno a unas 30, 40 o 150h dependiendo de cuanto disfrutes ayudando a cada vecino de Kioto o intentando convertirte en el rey del karaoke y el resto de los minijuegos. Yo habré alcanzado más de 50h al momento de escribir estas líneas, y no me he cansado de jugar en ningún momento. Siempre hay actividades entretenidas, siempre es genial conversar con protagonistas y secundarios y siempre es emocionante porque Ishin nunca deja de dar. Entra en él porque te gusten las tramas de misterio en época de samuráis, porque te atraiga su humor tontorrón en las subhistorias o simplemente porque ya seas fan de Yakuza de antes. Sea como sea, hay que darle una oportunidad a una obra que es mucho más que un spin off de Yakuza.
Conclusión
Like a Dragon: Ishin! es un título magnífico cuyos puntos fuertes son una historia emocionante y un mundo interesante con una enorme cantidad de contenido y actividades que siempre suman y nunca restan al conjunto.
Pese a ser un spin off de Yakuza, conserva todas las bondades de la saga principal y las adapta con maestria a un escenario completamente distinto al habitual. Una obra imperdible para fans y para no tan fans del Dragón de Dojima.
9
De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de PLAION España. Se jugó la versión de PlayStation 4.