Lil Gator – Análisis Nintendo Switch

Lil Gator análisis

Imagine all the people

MegaWobble hace que volvamos a ser niños por unas horas. Corretear, saltar y liarnos a palos (literalmente) será nuestra única preocupación a lo largo del juego.

Ha del castillo

En esta ocasión el juego exprime el concepto juego de una manera limpia y pura. Me explico: Lil Gator nos hace ser Croco, un pequeño cocodrilo cuya única necesidad a lo largo del día es jugar y divertirse.

Así, explorará una pequeña isla donde se encuentran sus amigos para jugar con ellos. Mediante sencillas misiones conseguiremos armarnos con una espada y un escudo y nos lanzaremos a la aventura.

Poco a poco veremos que el pequeño echa de menos jugar con su hermana, por lo que quiere conseguir el máximo número de jugadores para crear una zona de juego enorme e impresionarla, a ver si así se anima a jugar.

Resulta tan sencillo en su desarrollo, que es difícil explicarlo para quien no lo juega, así que, por eso mismo, deberías estar jugándolo ya mismo.

Pinturas de madera y cartón

Debo decir que de primeras el juego no terminó de encajarme. Notaba, a nivel diseño, los personajes y el escenario poco trabajados, pero realmente creo que aquí reside lo gracioso.

Como os he dicho, todo el juego trata de cumplir la fantasía de un niño de vivir en su juego por lo que todo tiene ese toque infantil. De hecho, los enemigos y objetos rompibles son trozos de cartón dibujados, nuestro equipo son objetos al alcance de cualquier niño, que, con mucha imaginación se convierten en espadas, escudos y por qué no, un ala delta.

Además, si vamos rompiendo enemigos, conseguiremos trozos de papel que podremos reutilizar para crearnos más equipo. Una auténtica maravilla.

Enciende y disfruta

En lo jugable, Lil Gator es muy sencillo. Podemos desplazarnos por la isla con total libertad y llegar a los lugares más recónditos. Obviamente, como somos un pequeño cocodrilo, podremos nadar y desplazarnos por el agua, aunque a veces nos diga que no es por ahí.

Iremos recorriendo la isla en busca de amigos a los que ayudar con alguna misión y así hacer que vengan a nuestro “parque” a jugar. Para ello contamos con un mapa bastante amplio (y confieso que me perdí en alguna ocasión) que no nos limita en absoluto. Podemos escalar, zambullirnos y lo mejor: caernos sin miedo al daño por caída.

El modo en que realizamos la exploración es tan sencillo que resulta muy gratificante y todo un disfrute dar con todos los huecos, tesoros y personajes que se esconden.

Como aliciente contamos con un pequeño espacio donde iremos reuniendo a todos los amigos y en el que, nuestros amigos más íntimos, tienen una zona que pueden decorar a su antojo con nuestra ayuda.

Tengo tres añitos

Sin duda, Lil Gator consiguió atraparme desde el principio. Su premisa sencilla y disfrutable hacían que me recordase a un Animal Crossing, pero con pequeñas misiones fáciles de completar que solo animan un poquito más a seguir jugando.

Visualmente está cargado de tonos cálidos y apacibles que invitan a hacer una pausa en tu ajetreada vida para dedicarte de lleno a la relajación y al disfrute. Una vuelta completa a la infancia de una manera, de verdad, sencillísima en su ejecución.

Lo peor era la BSO, que, sin ser mala, es repetitiva y algo cargante con el tiempo, por lo que terminé (como en muchas ocasiones) jugando sin audio para simplemente, disfrutar de la experiencia.

Además, el juego no tiene voces de ningún tipo por lo que no vas a perder información jugando sin audio.

No es tan simple

Lo que me maravilló de Lil Gator (y también me parece el mayor fallo) es todo lo que esconde detrás.

Hay mucha conversación en el juego llena de información relevante, no para el juego, sino para la vida en sí. Croco tiene inquietudes como cualquier niño y comparte espacio con gran diversidad de personajes que tienen esas u otras inquietudes. Todos ellos charlan e intercambian información, sentimientos y anhelos.

En alguna ocasión hablan de la importancia de compartir tus sentimientos y de escuchar y tener en cuenta los de los demás, de respetar el espacio de otros… Son temas realmente necesarios de comprender y considero que en edades tempranas es importantísimo educar partiendo de ellos.

¿Y dónde está lo malo? Pues que el juego es íntegro en inglés por lo que esa enseñanza tan necesaria queda bastante lejos de ser compartida al 100% entre los peques de la casa. Este juego en castellano sería muy interesante recomendarlo en colegios y zonas cercanas a los chiquillos.

Conclusión

Lil Gator me ha encantado. A mis 28 años lo he disfrutado muchísimo. Me ha hecho volver a mi infancia, a las horas en el parque, a los castillos de cartón…

La facilidad con la que te atrapa es pasmosa. Lo sencillo del juego hace que no te canses en absoluto y para rematar, el tratamiento que le da a ciertos temas es una delicia.

Ojalá durase para siempre.

8

De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa a través de Press Engine. Se jugó la versión de Nintendo Switch.