Metroid Dread – Análisis Nintendo Switch

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El regreso triunfal de una saga que creó un género.

Metroid es una de las sagas más importantes de la historia. El primer Metroid para NES de 1986 fue el primer videojuego en tener a una mujer heroína como protagonista. También era un juego que se alejaba de los escenarios lineales de la gran mayoría de títulos de esa época.

Un poco más tarde llegó Super Metroid para Super Nintendo en 1994, el cual estaba avanzadísimo a su tiempo incorporando elementos como un mapa y creando un género que 27 años después conocemos como Metroidvania.

Tras una larga espera de 19 años por fin nos llega Metroid Dread de la mano de MercurySteam, una nueva entrega principal de Metroid en 2D que sigue las aventuras de la cazarrecompensas más famosa de los videojuegos. Y la espera ha merecido la pena.

La nueva misión de Samus Aran

Como es habitual en la saga, Samus Aran es enviada a un planeta desconocido para cumplir una determinada misión. En este caso es el planeta ZDR, donde el peligroso parásito X, que supuestamente exterminamos en Metroid Fusion, campa a sus anchas. Sin embargo, esta misión de reconocimiento no tarda en convertirse en una aventura de supervivencia y exploración para nuestra heroína después de encontrarse con un poderoso Chozo que le arrebata casi todas sus habilidades.

Nuestro objetivo será explorar el inmenso y laberíntico mapa para recuperar nuestras habilidades y descubrir la verdad sobre lo que está ocurriendo en ese misterioso planeta. La premisa es sencilla y la historia que se desencadena también, pero se exploran los orígenes de Samus y donde el nombre de la serie adquiere un nuevo significado. Pero como siempre en Metroid, la historia juega un papel muy secundario dándole todo el protagonismo a la jugabilidad y a la exploración.

La jugabilidad más ágil y frenética de la saga

Como os podéis imaginar, estamos ante un juego de acción-aventura basado en un concepto de plataformas no lineal. La forma de avanzar es ir encontrando nuevas habilidades que nos desbloqueen caminos y secretos nuevos que nos permitirán llegar a nuevas zonas. Esto siempre ha sido así pero en Metroid Dread Samus se controla increíblemente bien y se mueve de forma muy ágil y rápida. No solo nos referimos a la precisión milimétrica con la que responden los controles, sino también a la agilidad que ha ganado al moverse y combatir, algo que se nota especialmente en detalles como el hecho de poder deslizarnos por el suelo en carrera o realizar ataques cuerpo a cuerpo mientras nos desplazamos sin perder impulso.

Gracias a esto, la exploración y los enfrentamientos han ganado mucha fluidez y dinamismo, haciendo que el simple hecho de mover al personaje por el escenario resulte una experiencia muy satisfactoria y gratificante.

También se ha incorporado un parry (golpear al enemigo justo cuando este nos va a golpear, para ejecutar un contraataque) que se le puede aplicar a casi todos los enemigos, cada uno de forma distinta, y está extremadamente bien implementado. Es muy satisfactorio derrotarlos así y en muchas ocasiones nos interesará especialmente porque los enemigos sueltan más objetos.

La mayoría de habilidades son habituales asistentes a la fiesta: La mítica morfosfera, el misil, el doble salto y otras tantas entre las cuales algunas son nuevas, que os invitamos a descubrir por vosotros mismos.

Un diseño de niveles intrincado pero con alma lineal

El apartado jugable tan pulido del juego está acompañado de un gran diseño de niveles muy intrincado y elaborado que nos sorprende constantemente con nuevas ideas, mucha variedad de situaciones.

Los entornos son muy diversos con paletas de colores distintas, con diferentes características ambientales, trampas de todo tipo y una gran variedad de enemigos.

Sin embargo, hay ciertas decisiones que no nos han gustado tanto. Aunque parezca un mapa en el que te puedes perder con facilidad, en todo momento el camino más obvio siempre es el bueno. El juego nos lleva de la mano por el camino correcto, y si nos perdemos será siempre porque nos hemos desviado a explorar. Esto choca con el diseño tradicional de niveles de la saga, donde conseguir una nueva habilidad suponía empezar de 0 a buscar nuevos caminos inexplorados.

Además como decía, Metroid Dread se divide en grandes zonas gigantescas pero para nada nos lo pone fácil para viajar entre una y otra. Nos encontraremos con algunos puntos de viaje entre unas y otras pero son limitadísimos y solo con la zona inmediatamente más cercana. Eso significa que si queremos viajar de una zona a otra que está lejos, tendremos que pasar por varias zonas intermedias y encontrar en cada una el punto de viaje rápido que mejor nos venga. Por esa linealidad y esa falta de conexión entre zonas, el juego parece no pretender que exploremos hasta que tengamos todas o casi todas las habilidades. Si por el contrario decidimos explorar en cualquier otro momento, la experiencia resultará un tanto decepcionante al no poder desbloquear prácticamente nada por no tener esa habilidad que nos darán casi al final de la aventura.

Los EMMI y los jefes, dos grandes sorpresas de Dread

Como veis, a rasgos generales tenemos otro gran Metroid de sabor clásico que nos ofrece una aventura con una jugabilidad mucho más ágil y pulida, junto con un diseño de escenarios muy trabajado y grandilocuente. Pero también tenemos una novedad muy notoria.

La saga siempre ha coqueteado con el terror, y Metroid Dread es una entrega que quiere aterrorizarnos e incomodarnos con la presencia de los E.M.M.I., unos robots que nos darán caza sin descanso y ante los que no podemos hacer nada con nuestras armas. Cuando nos atrapan estamos perdidos y tendremos una mínima posibilidad de escapar con un contraataque dificilísimo de realizar. La gran mayoría de las veces moriremos, así que nuestro objetivo es usar el sigilo con las distintas habilidades de Samus para que el E.M.M.I. no nos detecte con su radar de visión, y huir por patas cuando lo haga.

Las zonas de los E.M.M.I. están delimitadas y señalizadas por unas puertas con un diseño muy particular y característico, de forma que en todo momento sabremos cuando entraremos en una y cuando vamos a salir. Obviamente si queremos avanzar en la historia no nos va a quedar más remedio que introducirnos en sus territorios numerosas veces, momentos en los que el juego pasa a convertirse en una experiencia mucho más agobiante y tensa.

En cuanto a los jefes de Metroid Dread, decir que sorprenden para bien. Son batallas muy intensas, con muchas fases distintas que nos obligan a conocer su patrones de ataque a la perfección para acabar con ellos. Además es en estos momentos donde vemos a la Samus más sobrada, más poderosa y que nos deja unos primeros planos tremendamente espectaculares.

Conclusión

Metroid Dread es la mejor continuación posible para la saga, una fantástica aventura de acción y plataformas de exploración en 2D que no solo ha sabido estar a la altura de sus predecesores sino que ha conseguido implementar con éxito ciertos cambios necesarios para actualizarlo a tiempos modernos. Tenemos a la mejor Samus de la saga, unos controles exquisitos, una jugabilidad ágil y frenética, unos jefes espectaculares y un diseño de niveles que, con ciertas decisiones que pueden no gustar a todo el mundo, nos recuerda a la mejor cara de Metroid. La espera ha merecido la pena.

Nota: 8.5/10