El lugar donde se esconden los pequeños detalles
Cuando solemos enfrentarnos a la pregunta sobre que videojuegos consideramos los mas importantes en nuestra vida o las aventuras más increíbles que hemos vivido, solemos recordar aquellas aventuras grandilocuentes, paramos gigantes y enfrentamientos titánicos. Recuerdos que confluyen con momentos que se entremezclan con pequeñas aventuras, títulos que pocos recuerdan, pero que cada uno de nosotros mantenemos en nuestra memoria con gran tesón y nostalgia. Por suerte para esta generación, ha nacido Minit, la gran pequeña aventura de esta década.
Un viaje en la palma de tu mano
[dropcap]M[/dropcap]init trata sobre las desventuras de nuestro joven protagonista, un ser que da con una espadamaldita que lo enfrenta a una muerte segura cada sesenta segundos. Una vez conocida la inminente tragedia recorreremos campos y montañas en búsqueda de aquello que destruya el maleficio, ayudando y enfrentándonos a numerosos personajes y delirantes situaciones.
El binomio cromático
La primera impresión que nos muestra Minit, a todos los niveles, es la simplicidad del sistema. Comenzando por lo visual, veremos una lucha entre los blancos y los negros en forma de pixel. Un enfrentamiento que dejará paso a unos personajes que nos recordarán a «Tamagochis» y que rememorarán las épocas de las portátiles de Nintendo. Animaciones cortas pero expresivas que harán las delicias de todos los amantes de los pequeños detalles. No será necesario pasar mucho tiempo para enamorarse del sentido carácter estético de una obra que viene a defender la simplicidad de los conceptos bien pensados. Los escenarios, nos harán viajar desde una meseta a una zona portuaria pasando por un desierto infinito, demostrando que la limitación de 60 segundos no es impedimento para viajar a distintos emplazamientos geográficos.
Tan cerca y a la vez tan lejos
Si realizásemos un pódium ficticio de mejores videojuegos en cuanto a diseño de niveles, Minit coparía los puestos altos de la tabla. De una manera casi efímera, realizan unos entornos que envuelven cada uno de nuestros pasos y que están a la medida justa para que lleguemos sin problemas, pero que se nos antojen imposibles si no cuidamos nuestro reloj de arena. El propio hecho de dejar los «pisos francos» donde hacemos respawn en su sitio en concreto producen que en ningún momento veamos lejano ninguno de los objetivos. Que la muerte no produzca tedio y cansancio al jugador, es algo que solo se consigue estableciendo muy bien la estructura narrativa y de escenarios, elemento que deja al título de Jan Willem Nijman como lo mejor en el apartado de diseño de niveles que vamos a encontrarnos en mucho tiempo.
Pequeños ritmos rítmicos
Decir que todo en este título es diminuto sería faltar a la verdad, ya que como podemos comprobar, desde el primer momento vemos todo lo grande que se ha creado entorno a la épica aventura de la espada. La música, en este sentido, no se queda atrás y presenta melodías que nos recuerdan a tiempos pasados, sonidos bits que se encuentran con ritmos alegres y pegadizos. Un tempo rápido y constante que anima a no detenernos, disfrutar de la jugabilidad y recorrer cada uno de los recovecos de nuestra aventura. Por parte del aspecto sonoro cabe destacar como aspecto negativo la escasa variedad de algunos sonidos a la hora de realizar acciones, un defecto que no es tal gracias al sentido carácter «retro» del título, que consigue que lo veamos natural y propio en una obra de sus características.
Acción singular busca héroe carismático
Puede que la mirada que hemos dado de Minit sea una muy positiva hasta este momento, pero no podemos dejar el único lastre del juego, el carisma de su protagonista, o mejor dicho, la falta del mismo. No es la primera vez que mencionamos el movimiento y las acciones de un personaje a la hora de dotarlo de personalidad, si ha esto le añadimos que el mismo no habla por necesidades del guión (el tiempo apremia), nos quedamos con un personaje que en ningún momento muestra intención ni necesidad. No conocemos nada de nuestro pequeño héroe, ningún detalle de el se nos muestra salvo que tiene un perro y una casa bastante cuca, elementos que conforman la psique de un héroe que es más un avatar que un ser con sueños y temores. Ni siquiera la propia muerte parece importarle puesto que nunca sufre hasta que sucumbe. Por suerte para nosotros el ritmo de la obra es tan fluido que no nos fijaremos en estos pequeños detalles, elementos que se perderán como pisadas en la carrera que es el avance por esta obra.
Cuando lo que ofreces es mas que lo que muestras
Minit es sin duda una obra necesaria en estos tiempos, sin mostrar ninguna necesidad de atención ha llegado a nuestros ordenadores con la fuerza de quien se sabe vencedor. Una propuesta que muestra desde sus primeros momentos un trabajo depurado y concienzudo. Puede que el camino del héroe sea un recorrido rápido y fugaz, pero esta aventura dejará en el jugador un recuerdo imperdurable e imborrable, una obra que se juega mirando al horizonte, donde todo parece lejano pero posible.