Esto no es una simulación
Paper Beast nos ofrece un mundo complejo cargado de emociones. Con sencillas formas basadas en la papiroflexia, Pixel Reef nos mete de lleno en una aventura que invita a la reflexión. La compañía francesa nos trae una experiencia singular difícilmente explicable pero altamente recomendable.
Una experiencia nueva
[dropcap]U[/dropcap]na vez que nos ponemos el casco, entramos en una simulación o eso es lo que creemos. Un mundo con animales hechos de papel que nos acompañan en la aventura o a los que acompañamos nosotros pues somos el intruso en su hábitat.
Cuando superamos la pantalla inicial, el propio juego nos lo deja claro: Esto no es una simulación.
Paper Beast es capaz de hacernos olvidar que estamos en el sofá de casa jugando. En cuestión de minutos podemos pasar por una amplia gama de sentimientos desde la soledad y la desolación a la felicidad. De la impotencia a la alegría.
El juego nos ofrece dos modos de juego diferentes: modo Historia y modo creación o sandbox. En el primero disfrutaremos de una historia maravillosa, corta pero intensa mientras que en el segundo podremos crear nuestra propia historia.
Una historia llena de sensaciones
Lo interesante y llamativo de este modo de juego es que en poco tiempo (apenas cinco horas) consigue lo que otros no aun teniendo una duración mucho mayor. Sin abordar el tema directamente, sin vídeos, sin narradores… nos transporta a un mundo apocalíptico donde un puñado de animales de papel intentan sobrevivir.
Nosotros iremos avanzando de manera lineal por diversos niveles que superaremos con puzles sencillos y con la ayuda de los animales que nos rodean. Podemos interactuar con infinidad de cosas que encontremos, incluyendo los animales a los que podremos coger y transportar casi por completo a nuestro antojo. De este modo, conociendo a los animales, qué hacen y cómo interactúan entre ellos, resolveremos el juego.
El punto más criticable es el desplazamiento ya que no se realiza con el joystick, sino que nos moveremos con saltos enfocando a una dirección y pulsando el botón correspondiente. Este movimiento puede resultar confuso, especialmente al principio, aunque al final nos haremos a él y no supondrá grandes problemas. Además, es de agradecer que el control puede llevarse a cabo con los mandos Move o con el Dualshock pero en cualquier caso está bien optimizado.
Aprender es superarse
El desarrollo del juego es realmente intuitivo y los puzzles son sencillos por lo que, a pesar de no haber una narración como tal, no nos sentiremos perdidos en ningún momento. La solución de los desafíos es realmente fluida salvo en algunos casos en los que dependemos de los animales y de su movimiento que puede llegar a ser algo lento o frustrante.
A pesar de lo fácil que pueda resultar el juego, no es para nada algo criticable ya que compensa la falta de dificultad con una variedad genial de entornos e interacciones. Además, se basa en el aprendizaje por lo que en más de una ocasión deberemos recordar cómo hemos superado alguna fase previa para poder seguir avanzando.
Si finalmente extrapolamos la situación a la realidad, aprenderemos mucho más y entenderemos de manera completamente diferente el juego que, de otra forma sería una aventura sin más en un mundo distópico.
Modo creación
Una vez que conocemos la historia y lo que nos ofrece, podemos convertirnos en creadores de algo similar. En el modo creación o sandbox crearemos un ecosistema y veremos cómo se mantiene y desarrolla. Todo lo que incluyamos interactuará de una forma u otra entre sí.
Aquí podemos no solo incluir cosas en pantalla sino modificar la hora del día, el clima o el terreno. Prácticamente todo es variable y todo afecta a cómo se desarrollarán.
Este modo ofrece muchísimas opciones de creación y nos mantendrá entretenidos durante horas viendo como nuestra obra cobra vida. Echo en falta la posibilidad de usar la papiroflexia reinante en el juego a nuestro gusto. Sería genial poder crear tus propios animales y ver cómo viven en el entorno.
Como es habitual no hay un objetivo en este modo, sino que pasaremos el tiempo creando sin más.
Gráficamente correcto, con las deficiencias de VR
En lo gráfico el juego es prácticamente excelente si obviamos que, cuando usamos VR, algunas imágenes pueden parecer borrosas especialmente en los elementos que está alejados de nosotros.
Pero realmente lo que destaca en este juego no es tanto el apartado gráfico sino la atmósfera visual que crea. Mima los detalles de tal forma que en más de una ocasión nos quedaremos boquiabiertos simplemente mirando el entorno y viendo cómo se mueve o altera por el aire, el agua o los propios animales.
Un detalle precioso es ver cómo los animales dejan su rastro al caminar por la arena o desplazan el agua según avanzan por ella.
En esta línea, en Paper Beast contamos con una genial banda sonora que sabe cómo meternos de lleno en lo que estamos viendo, creando momentos de tensión que nos harán sentir inquietos en el sofá o tranquilidad absoluta donde nos relajaremos y disfrutaremos sin más.
Conclusiones
En estos días de encierro debido a la situación, las VR son una solución perfecta para salir de casa sin pisar la calle. Paper Beast nos ofrece una experiencia totalmente nueva y diferente que nos hará pasar un buen rato.
Es un juego completo, aunque me gustaría que hubiesen alargado algo más la historia y cerrasen de otra forma el final ya que en ese punto sí me sentí algo perdida pues no sabía si había algo más o podía quitar el juego sin más.
Otro punto que mejorar es el movimiento ya que, en un mundo como ese, el movimiento a través de saltos y girando la cámara por tramos se pierde la fluidez que nos está ofreciendo.
No obstante, y a pesar de esos pequeños fallos, es un juego muy recomendable. Aconsejo jugarlo con la mente totalmente abierta y no dejándose llevar por lo que otros juegos nos ofrezcan.
Nota 7/10
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de ICO Media.