Ruiner – Análisis Nintendo Switch

Avanza y mata

Devolver Digital nunca defrauda y deja el listón en su justo sitio con este Ruiner. Medio humano medio ciborg nos armaremos con cualquier cosa que haga daño si eso nos ayuda a cumplir nuestra misión: matar al jefe.

Distopía futurista

[dropcap]C[/dropcap]omo algo ya recurrente en el mundo de los videojuegos, nuestro protagonista tiene amnesia y no recuerda nada de lo que ha ocurrido. Despertamos siendo medio robot y oyendo una voz en nuestra cabeza que nos indica una misión. Nada sabemos de dónde estamos o qué ha pasado, pero ¿qué puede haber de malo en seguir órdenes extrañas sin preguntarnos por qué? Así avanzamos matando todo lo que se pone delante de nosotros.

Ruiner nos muestra un futuro decadente con yonkies tecnológicos en cada esquina temiendo ser hackeados y no fiándose ni de su sombra con clanes en guerra ocupando zonas específicas gobernados por un líder.

Cuando tu desarrollo personal depende de un chip específico que implantarte en el cerebro, el funcionamiento de la sociedad cambia por completo y se convierte en una lucha constante de facciones por alcanzar la perfección.

Hackers y venganza

Según vamos avanzando en el juego y, por tanto, en la historia, vamos conociendo detalles de lo sucedido. Anunciando que la historia no es el gran fuerte del juego, sí es reseñable puesto que, al contrario de lo que suele suceder en este tipo de juegos de acción en vista cenital, aquí sí tiene cierto interés.

Al padecer amnesia dependemos de lo que la extraña voz en nuestra cabeza quiera contarnos. Más tarde, descubriremos que hemos sido víctimas de un horrible engaño y que nuestro hermano está secuestrado en algún lugar.

Deberemos explorar diferentes zonas y repartir palos en los clanes para intentar dar con el paradero de nuestro hermano. A través de diversos niveles y tras dedicarle unas 6-7 horas al juego, descubriremos quienes somos y qué ha pasado en realidad.

Armado hasta los dientes

Si algo destaca en Ruiner es la cantidad de armas que podemos conseguir. Como se trata de un juego de acción pura y dura basado en el avance por fases hasta limpiar la zona y poder seguir avanzando, las armas son imprescindibles.

Tenemos dos tipos de armas: cuerpo a cuerpo y a distancia. Estas últimas, si bien son las más abundantes y variadas, quedan en segundo lugar puesto que, como descubriremos, seremos casi invencibles con los bates y las katanas.

Cada arma nos ofrece un sistema de ataque diferente, aunque con pocos cambios siendo el más notable la durabilidad de la misma o el tipo de disparo. A este amplio repertorio debemos sumar las habilidades del personaje que modifican totalmente nuestra estrategia.

Tenemos un amplio árbol de habilidades que iremos completando poco a poco, aunque recomiendo centrarse en las habilidades que mejor se adapten a lo que buscamos y mejorarla al máximo. No hay de qué preocuparse ya que conseguiremos muchísima experiencia a lo largo del juego pudiendo casi completarlo entero.

Algunas de las habilidades serán equipables mientras que otras pasarán de forma pasiva a nuestro personaje como puede ser la mejora de vida.

Las habilidades y el uso que demos de ellas marcarán la diferencia entre que el juego esté equilibrado o que nos resulte realmente difícil. En muchas ocasiones la pantalla se llenará de enemigos atacándonos desde todos los flancos por lo que es muy necesario controlar la situación y hacer gala de nuestra habilidad.

Lo bueno si breve, dos veces bueno

Aunque Ruiner no deja de ser un juego de matarlo todo, que, a primera vista puede resultar de lo más atractivo, no termina de enganchar.

El gran defecto del juego es la poca variedad. Todos los niveles, aunque con pequeños detalles diferentes, no dejan de ser realmente iguales en términos generales lo que nos da la sensación de no avanzar en absoluto.

Igual pasa con los enemigos o los jefes finales. Aunque a primera vista se ven diferentes y presentan combate de diferente manera (los jefes finales), el combate es más de lo mismo a la hora de la verdad. Los enemigos genéricos sí son diferentes estéticamente, pero no aportan un verdadero cambio.

Por eso, aunque pueda parecer un juego corto, creo que es la duración ideal. Además, podemos explorar las zonas, tanto las de combate como la ciudad base para obtener coleccionables o alguna “misión” más.

Steampunk al límite

Según iniciamos el juego vemos que es diferente. De vez en cuando la pantalla sufrirá “hackeos” y se nos mostrará información de lo más extraña. A su vez, cuando conocemos a un nuevo enemigo y hace su aparición, también se nos enseña en pantalla al más puro estilo japonés. Estas pequeñas “escenas” marcan los cuidada que está en cuanto a diseño cada parte del juego, aunque en el gameplay no termine de verse tan claro.

Hay enemigos de lo más grotescos en sintonía con la ambientación que dejan claro que nunca deberíamos permitir que la tecnología nos controle hasta ese punto. De hecho, hasta el comportamiento de nuestro protagonista dejará que desear en más de una ocasión anteponiendo sus intereses a todo lo demás.

Todo ello desde una vista cenital que, con simples pinceladas, es capaz de dejar clara la decadente ciudad en la que se desarrolla toda la acción, así como de la gente que habita en ella. Además, para agrandar esta sensación, podemos oír conversaciones que resultarán de lo más deprimentes y esclarecedoras en cuanto a la sociedad.

Conclusión

Si lo que te apetece es entretenerte un rato matando gente por el mero disfrute de hacerlo, sin duda Ruiner es tu juego. Sin llegar a ser una obra maestra ni un juego que pasará a la posteridad por lo maravilloso, es un juego que cumple con lo necesario.

Muy entretenido y con un toque de dificultad del que muchos otros carecen convirtiéndose en un paseo, Ruiner ofrece el equilibrio perfecto entre habilidad y machaca botones ofreciendo un pequeño reto para el jugador más casual y un entretenimiento perfecto para aquellos más doctos.

Nota: 7/10

De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Cosmocover.