TUNIC – Análisis PS5

TUNIC PS5

La franquicia The Legend of Zelda ha servido de inspiración a cientos de desarrolladores a la hora de trabajar en sus proyectos. Desde The Legend of Zelda (original), al aclamado A Link to the Past, o hasta el mismísimo Breath of the Wild, la obra de Shigeru Miyamoto ha estado presente en muchas de las creaciones del género, ya sea recordándonos a su sistema de combate, sus puzzles, la creación de niveles o simplemente parte de su estética.

TUNIC, del diseñador Andrew Shouldice, se trata de uno de esos títulos de los que, con solo echarle solo un breve vistazo, nos recuerda a la tan legendaria serie de videojuegos, un detalle que enamoró a muchos desde que salieron a la luz sus primeras imágenes. Pero TUNIC, no se trata de un título más que bebe de las aguas de las aventuras de Link, es algo más que eso, tiene su propia identidad tal y como ya os habíamos contado en el análisis de su versión para Steam, y que, una vez más lo hacemos en su salto a PlayStation 5.

TUNIC rememora a esos clásicos juegos de aventuras con los que muchos crecimos. Una aventura preciosista con la que muchos van a divertirse de principio a fin, exigente cuando tiene que serlo, y en donde nuestra intuición tiene un protagonismo absoluto. Una oportunidad de descubrir algo nuevo dentro del género, con la que disfrutaremos en cada paso que demos en esta aventura llena de magia y secretos.

Una trama que destapar

Existen muchos detalles que hacen que TUNIC sea único en su especie, comenzando por su trama, de la que poco quiero hablar para no spoilear. Esta gran aventura, protagonizada por un simpático zorro, da comienzo tras aparecer espontáneamente en la orilla de una playa. Sin información previa, tendremos que ir explorando una tierra tanto desconocida, como repleta de peligros. A priori, armado solamente con su propia curiosidad, nuestro simpático protagonista tendrá que enfrentase a poderosos enemigos, recorriendo castillos flotantes o adentrándose en oscuras mazmorras, todo ello mientras vamos desengranando los secretos de una isla, que oculta muchos más secretos de lo que nos podríamos imaginar.

Explorando lo desconocido

En el transcurso de la aventura, nos veremos obligados a estar explorando constantemente sin perder un detalle del entorno, ya que cada recoveco o sombra de este colorido mundo puede esconder un nuevo secreto que nos permitirá continuar la aventura. Un detalle que me gustó bastante es que TUNIC se juega bastante con el backtraking, permitiendo recorrer zonas ya exploradas a nuestro antojo con el objetivo de conseguir algún objeto olvidado, o superar un puzzle que antes nos era imposible de superar. El uso de las capas también se trata de un elemento importante, ocultando muchos de los caminos, obligándonos a estar observando constantemente el terreno ante cualquier posible indicio de una nueva senda.

Y es que en esta aventura tendremos que estar atentos a muchos detalles, y para conocer algo más, tendremos que recolectar una serie de páginas de un manual que nos recodará a aquellos que complementaban las cajas de los videojuegos en formato físico entre los años 80’ y ’90. Se podrá acceder a él solo con pulsar un botón, donde encontraremos cantidad de información crucial sobre la historia, la resolución de puzzles, detalles sobre de las mecánicas de juego, anotaciones, pistas y hasta un mapa, en el que tendremos que apoyarnos en más de una ocasión. Pero antes de llegar a todo eso, tendremos que explorar muchísimo para poder verlas todas. Como apunte, muchos de los textos de este manual son ininteligibles debido al idioma rúnico en el que está escrito, por lo que lo complica aún más la situación, aunque a veces algunas palabras sueltas en castellano nos pueden dar un pequeño empujoncito.

El crecimiento del personaje es una pieza clave

En los primeros compases de la aventura, nuestro simpático protagonista tendrá que defenderse de los peligros con un simple palo, aunque no tardaremos demasiado en conseguir una espada, e ir incorporando nuevo equipamiento a medida que avanza la aventura. Un escudo, con el que bloquear ataques, un cetro mágico o una escopeta, con los que realizar ataques a distancia, son algunos de los objetos que encontraremos, y que serán de suma importancia para combatir a ciertos enemigos y jefes. También contaremos con consumibles, algunos que recuperan los PS (Puntos de salud) o PM (Puntos de magia), y otros que provocan estados o sirven para atacar, como bombas, etc. Todos estos se pueden equipar en uno de los tres botones de acción; cuadrado, equis y círculo.

Asimismo, el desarrollo del protagonista se convierte en una pieza fundamental en la aventura. Nuestro personaje contará con una serie de atributos que se pueden mejorar mediante ofrendas de objetos en unos monolitos repartidos por el mapa, que además, sirven para guardar partida. Dichos atributos se reparten en ataque, defensa, poción, puntos de salud, puntos de resistencia y puntos de magia, que mejoran ciertos parámetros del personaje, como la barra de salud, la de magia o la resistencia, y serán de suma importancia a la hora de enfrentarnos a enemigos poderosos. Sin duda existen una cantidad de mecánicas interesantes que podría comentaros pero, antes de spoilear y restar diversión a la aventura, prefiero que las descubráis por vosotros mismos. ¡Os aseguro que son muy divertidas!

En TUNIC los enfrentamientos con todo tipo de enemigos son más que habituales, prepárate para cada uno de ellos.

Precioso en todos sus sentidos

Pasando a hablar sobre el apartado gráfico, considero que es uno de los más llamativos del videojuego. TUNIC rememora a aquellos videojuegos de aventuras de los años noventa, por mi parte me recordó muchísimo al aclamado A Link to the Past. El videojuego cuenta con un agradable diseño poligonal para los entornos y algo más estilizados y adorables para el de los personajes, que casa perfectamente con el género del videojuego. Cada zona está diseñada de una manera distinta, utilizando su propia paleta de colores, luces, sombras y enemigos, que le dotan de una gran personalidad a cada uno de ellos. Cabe destacar el diseño de los jefes, que resaltan por su envergadura, diseño y sensación de que prácticamente son invencibles, aunque si estudiamos bien sus movimientos y nos equipamos correctamente, nos daremos cuenta de que no lo son.

Finalmente, el apartado gráfico conjunta perfectamente con un apartado sonoro que intercala melodías según qué zona exploremos, tranquilas para momentos de exploración, y otras algo más frenéticas para combates contra jefes. Los efectos de sonido cumplen con lo prometido, por lo que no se aprecia ninguna carencia destacable en este apartado excepto, que no se utiliza ningún tipo de voz.

Conclusión

TUNIC se trata de uno de esos títulos que llaman la atención del jugador con solo echarle un vistazo, un título entretenido que oculta mucho más de lo que a simple vista puede parecernos, agradable en su estilo visual y profundo en cuanto mecánicas de juego e historia.

Una aventura de la que podremos disfrutar durante horas, en torno a unas 15-20, repleta de más secretos nos pudiéramos imaginar y un postgame que le añade duración sin excederse, además de la posibilidad de volver a disfrutar de esta magnífica aventura con la opción “Partida +”. Sin duda, un trabajo de pura artesanía que mantiene las bases de los RPG clásicos con un aire moderno que le sienta realmente bien.

8

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de ICO Partners.