La loca propuesta de un mundo post-apocaliptico donde los mutantes son prácticamente los únicos capaces de sobrevivir, los humanos que quedan se han ido y los que están son enemigos y donde no sabemos quienes somos realmente, es lo que nos ha propuesto The Bearded Ladies y Funcom para finalizar el año. Como ya adelanté en mis impresiones sobre el título, era uno de los que no decepcionarían y me alegro de haber acertado, pues además de cumplir expectativas, las ha superado.
[dropcap]M[/dropcap]utant Year Zero: Road to Eden es un juego de estrategia con unos toques de mundo abierto en el que encarnamos el papel de 2 mutantes protagonistas: Dux y Bormin. La sorpresa es que bueno, son un pato y un cerdo que hablan, disparan y tienen pensamiento propio. Esto último es importante, ya que el juego se acaba dividiendo en dos tramas diferentes: Ayudar al Arca y averiguar más sobre su origen.
Para ponernos un poco en situación, os hago un resumen breve del contexto del juego, para que esto que he comentado no quede como una locura, ya que todo está muy bien hilado.
Debido a la propia humanidad la tierra ha quedado hecho polvo, calentamiento global, guerras nucleares y enfermedades han asolado la vida, dejando solo paso a la naturaleza y grupos de mutantes que consiguieron “evolucionar” y sobrevivir. La poca gente pacifica que queda, se encuentra en el Arca, una pequeña ciudad en posición elevada sobre un río, allí manda “El Anciano”, uno de “Los antiguos” como ellos llaman a los humanos puros.
Nuestros dos protagonistas son de los pocos mutantes capaces de sobrevivir a las condiciones del terreno y traer recursos. Nuestra primera misión es buscar a Hammon, el técnico del arca. A partir de aquí, comienza nuestra aventura de verdad.
Mutantes pero con razón
A modo de pequeño spoiler, como dije que la historia se separaba en dos tramas diferentes, añadiré que la segunda tiene bastante trasfondo. Dux y Bormin según avanza la búsqueda de Hammon, se interesan más sobre su pasado, ya que no recuerdan mucho, pero hay cosas que les resultan familiares y al final, aún siendo mutantes, se hacen estas típicas cuestiones existenciales del estilo: ¿Quién soy? ¿De dónde provengo? ¿Cuál es mi destino? Sin embargo, hay veces que es mejor no saber las respuestas…
En lo que respecta a la jugabilidad, uno de los aspectos más destacables del juego, es una delicia. Tiene como referencia uno de los mejores en lo suyo, XCOM, pero se lo lleva a su terreno. Pese a que ya hablé de ello en las impresiones, lo vuelvo a decir aquí. El juego se encuentra dividido en diferentes zonas, no excesivamente grandes, que debemos explorar en busca de chatarra (moneda del juego), piezas de armas (mejorar armas), consumibles de combate (granadas, molotovs…) y diferentes cajas en las que encontraremos el equipamiento. Muy recomendable explorar la totalidad de los escenarios, así como las rutas opcionales.
Si hablamos de combate y personajes, hay que decir que, aunque en ocasiones se hacen algo largos, sobre todo si has elegido una dificultad elevada, por norma general se pueden completar en un par de turnos si eres buen jugador y has entendido que el sigilo es el núcleo del juego. Una gran ventaja que tenemos en Mutant Year Zero: Road to Eden es que podemos explorar libremente el escenario y emboscar nosotros a los enemigos, en grupo o de manera individual, permitiendo exterminar uno a uno hasta reducir al máximo su grupo. Aquí es donde entra en juego nuestros personajes, habilidades y equipo.
Un pelotón de combate único
El pelotón máximo son 3 personajes, a lo largo del juego podemos intercambiarlos con los nuevos camaradas y, muy importante también, es que sube de nivel el pelotón, por lo que siempre estarán todos al mismo nivel. Entre estos personajes, digamos que hay pequeñas especializaciones, más orientado a sigilo, a distancia, a resistir golpes… Cada uno de ellos tiene también un conjunto de mutaciones, que vienen a ser las habilidades. Estas pueden ser cambiada en todo momento mientras no estemos en combate, de manera que ajustarnos a los enemigos que tenemos delante es mucho más sencillo.
También hay que tener en cuenta el equipamiento, cada personaje puede llevar 2 armas que se pueden cambiar en cada turno sin gastar puntos, armadura y accesorio. Los accesorios a mi gusto son donde reside el plus más grande, ya que ofrecen bonificaciones más especializadas, mientras que las armas, son más… simples. He echado en falta algo más de variedad una vez estaba en el final del juego, ya que llegó un punto donde simplemente equipaba la más potente e igual para los modificadores de arma, las miras y accesorios se reducen a muy poquitos.
Y por último hablar brevemente del Arca, esa “ciudad” maravillosa que hace de nexo. Podemos viajar entre lugares visitados en todo momento mediante viaje rápido, así que no os preocupéis de ir y volver a la ciudad.
En el Arca encontraremos diferentes charlas con “El Anciano”, entregaremos los artefactos (dispositivos de nuestra era actual) a cambio de mejoras permanentes, mejoraremos las armas y les añadiremos modificadores y, por último, compraremos equipamiento en caso de ser necesario. La ciudad al final se queda ahí, como el punto simplemente donde mejorar nuestros personajes y descubrir un poquito más de la historia sobre los antiguos con el anciano, sin embargo, de camino al final cobra todo el sentido del mundo la existencia del Arca y el porqué de la búsqueda del Edén. Sin entrar en spoilers, de verdad, a mi me encantó como se resuelve todo.
Conclusiones
Mutant Year Zero: Road To Eden es un juego que no debería pasar desapercibido y espero que no sea así. Tiene una muy buena base y sabe ejecutarla a su manera. Sus personajes tienen personalidad y la historia cuanto más avanzas más profunda e interesante se vuelve. El sistema de juego, sin necesidad de ser lo más complicado, cumple su función bastante bien pudiendo atraer a jugadores nuevos o los más experimentados
*Análisis realizado con una copia de prensa proporcionada mediante terminals.io