Tequila Works lo vuelve a hacer. Creo que hasta la fecha no he jugado nada que no me haya gustado de este equipo y Gylt no es la excepción. Una mezcla genial de aventuras y toques de terror o survival horror con una historia muy profunda.
El colegio del miedo
Lia espeluznante historia de Gylt nos pone en la piel de Sally una niña que busca desesperadamente a su prima, desaparecida desde hace un tiempo.Mientras empapela la ciudad con la cara de Emily, un grupo de matones la persiguen hasta hacer que se caiga de la bici y se salga del camino. Buscando cómo llegar al pueblo sin ser vista, termina en la telecabina de la fábrica donde espera poder volver tranquila.
Nada más lejos de la realidad y es que Sally sufre un parón a mitad de camino y llega a un destino bastante diferente: la ciudad está vacía y devastada. Aunque pronto verá que no está sola, Emily está ahí, huyendo de unos monstruos que minan la zona.
Sally avanzará decidida por esta siniestra ciudad mientras huye de los monstruos que la atemorizan… Recorreremos el colegio que está algo cambiado y plagado de mensajes de odio y tristeza mientras oímos sufrir a Emily a escasos pasos de donde estamos…
¿Estaremos a tiempo de salvarla o el acoso habrá llegado demasiado lejos?
Explorar lo ya conocido
Sally llega a su pueblo, pero no al pueblo habitual y conocido. Todo está destrozado, oscuro y minado de enemigos siniestros. Al llegar vemos que Emily está viva y necesita ayuda pues huye atemorizada de algo o alguien. Así es como nos adentramos en el colegio que, aunque no se ha destruido, ha tenido tiempos mejores.
Las fogatas, destrozos y mobiliario se reparten por todo el colegio acompañado de pintadas en las paredes que nos dejan claro que no somos bienvenidas. Mensajes plagados de odio que atormentan al espectador durante todo el camino. Mensajes que van dirigidos a alguien…
Recorreremos el colegio y sus alrededores en busca de nuestra prima mientras luchamos o huimos pues unos enemigos se han hecho con la zona.
La exploración está perfectamente desarrollada en el juego y nos permite desviarnos un poco de la acción principal para recorrer cada rincón y dar con todos los coleccionables que hay dispersos. Contamos con un buen mapa para ello que nos indica en todo momento (o casi) dónde estamos y hacia dónde debemos ir y los objetos que nos hemos dejado por el camino.
No estamos solas
Como ya he dicho, Emily está huyendo de sus peores miedos y esos miedos campan a sus anchas por la ciudad y el colegio. Unos enemigos completamente negros con una pinta que bien recuerda a los sincorazones de Kingdom Hearts que no se achantan ante nada… bueno… casi nada. Contamos con una potente linterna que hará las veces de arma y conseguirá destruir a los enemigos además de solventar algún que otro embrollo. No obstante, la pila de la linterna no es eterna (como pasaba en Outlast) y usarla contra los enemigos hace que se consuma todavía más rápido por lo que debemos ir recogiendo baterías que encontramos por el escenario.
También podemos aturdirlos o deshacernos de ellos con elementos del escenario como charcos electrificados, pero lo mejor será atacarlos por detrás y acabar con ellos de un solo golpe de luz.
Si no estamos hábiles, recibiremos daño y podemos llegar a morir por lo que también es recomendable ir mirando los inhaladores que tenemos en el inventario.
El enfrentamiento es algo tosco lo que me indica que el juego está pensado para superarlo en sigilo (siempre que sea posible) y así no tener que lidiar con los enemigos que realmente dan bastante mal rollo.
Dale otra vuelta
Lo bueno de Gylt es que a pesar de tener esos toques de survival horror, no es Shame Legacy. Gylt se deja disfrutar, deja que explores, que vuelvas sobre tus pasos, que investigues y recojas todos los coleccionables de manera tranquila.
Además, el estilo artístico hace que quieras detenerte a mirar todo, a contemplar cada detalle por escabroso que sea y, sobre todo, dar con ciertos coleccionables que son la mar de tiernos y esconden un gran dolor.
En ese aspecto el juego peca de sencillo y es que completamos el juego en unas 6-7 horas sin habernos complicado la vida para resolver puzles o ver cómo pasábamos por esa sala llena de enemigos.
Considero que es un juego que ha querido centrarse tanto en la sensación que transmite que ha abandonado un poco el tema más técnico del juego, aunque sí que es cierto que en alguna ocasión he llegado a llevarme un susto o a morir.
Un poquito más
De Gylt tengo alguna que otra pega, pero básicamente se resumen en lo cortito que se me hizo. El juego tiene una historia preciosa con un estilo artístico entre animación y dibujo que me recordaba muchísimo a Los mundos de Coraline que encaja perfectamente en el juego. Por su parte, la BSO quedaba perfecta salvo la música que saltaba al entrar en combate ya que duraba más que el propio combate manteniéndote en tensión pensando que hay más enemigos.
También eché de menos mayor variedad de enemigos. El diseño de éstos es chulísimo por lo que me hubiese gustado y mucho, ver más. La única gracia y diferencia residía en los jefes finales, pero apenas hay por lo que sigue quedándome un poco flojo este aspecto.
Por su parte, los coleccionables aportan detalles importantes al juego, aunque me quedó pendiente entender uno de ellos por lo que es seguro que volveré al pueblo pronto.
Aunque una vez que llegamos al final contamos con tres posibles finales, si los desbloqueamos, no es un juego que invite a rejugarlo ya que durante la historia se permite libertad y volver a cualquier sitio para terminarlo al 100%.
*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Tequila Works. Se jugó a la versión de PlayStation 5.
