“La excelencia no es arte, es puro hábito. Somos lo que hacemos una y otra vez.”
The Edge es el último gran guardián de la cárcel en la que se desarrolla “Furi”, el videojuego creado por el estudio francés The Game Bakers. El último obstáculo que deberá superar el desconocido, nuestro protagonista, para escapar de esa prisión en la que estamos encerrados por motivos que ignoramos.
[dropcap]A[/dropcap]jenos a nuestra identidad, historia o las razones de nuestro cautiverio, en «Furi» debemos ir juntando poco a poco las piezas del puzzle mental que se extrae de las conversaciones con cada uno de nuestros carceleros y con The Voice, el primer motor que hace posible el inicio de nuestro escape, para resolver todas las incógnitas referentes a nuestras circunstancias hasta conseguir liberarnos.
Después de la batalla contra The Edge, la última barrera para lograr la libertad es una chiquilla que se esconde bajo el pseudónimo de The Beat y la cual no supone ningún desafío para el jugador. Cae con pasmosa facilidad indefensa ante nuestra espada y en sus últimos momentos, atravesada por nuestro filo, apela a la humanidad del protagonista pidiéndole que sostenga su mano mientras la vida se le escapa. Sólo una niña inocente a la que asesinamos mientras intentaba proteger su mundo y que hace al protagonista dudar de si realmente nuestra libertad merece la pena el reguero de cadáveres que hemos ido dejando a nuestro paso o si quizás nuestros carceleros tenían razón y somos el monstruo que debería estar encerrado que ellos decían.
El propio diseño del juego te obliga a que la primera experiencia con «Furi» sea en la dificultad que en The Game Bakers han llamado “Furi”, un modo de dificultad normal de toda la vida y que es obligatoria superar para desbloquear el modo difícil que aquí es renombrado como “dificultad furiosa”.
En el primer contacto con el juego, el jugador desconoce tanto las mecánicas como la historia e identidad del personaje. Es un lienzo en blanco que se irá dibujando conforme avancemos, influido tanto en el guión escrito por los desarrolladores como por el propio jugador y su forma de combatir las barreras que se le presentan.
The Edge, como nos cuenta The Voice, ha dedicado la eternidad a entrenarse, perfeccionando su técnica para el momento en que tuviese que enfrentarse a nosotros, como él mismo dice: “La excelencia no es arte, es puro hábito. Somos lo que hacemos una y otra vez.”, una lección que el jugador ya ha aprendido durante todo el juego, a base de repetir fases y fases, fallo tras fallo, hasta acabar con todos sus enemigos. Y el combate contra The Edge refuerza aún más esa sensación de repetición y práctica hasta llegar a la perfección. Este rival está mucho más igualado a nosotros en cantidad de salud y tanto sus golpes como los nuestros hacen mucho más daño ahora. Es mucho más fácil caer de tres espadazos de The Edge y volver a repetir hasta dominar cada una de las fases.
El combate contra él, en su primera fase, consiste en una serie de ataques que podemos bloquear en el momento justo, con la complicación de pequeños amagos que va intercalando rompiendo el ritmo de los bloqueos haciéndolo más difícil. A esto se le suma además un ataque que marca un área roja en el suelo con el rango que va a abarcar su golpe y que repite tres veces, la mejor estrategia: Paciencia para bloquear los primeros ataques y, cuando pasa a preparar el ataque de área, esquivar el primero, cargar nuestro ataque más potente y volver a esquivar los dos últimos con nuestro golpe aún cargado para embestir con nuestra espada en la espalda del enemigo provocándole gran daño.
Comprender esta estrategia en la que prima la paciencia ayuda también en términos narrativos. Una vez acabado el juego descubrimos que nuestro protagonista es un arma alienígena enviada al mundo que protegen estos carceleros para asimilarlo como nuestro. Unos pasos fuera de la prisión nos enseñan que nuestra sola presencia en este mundo acaba con toda la vida a nuestro alrededor. Con cada paso la tierra y las plantas se pudren hasta morir, descubrimos que somos una fuerza implacable de aniquilación. Y desbloqueamos el modo de “dificultad furiosa”.
Volver a este combate en esta nueva dificultad implica que ya conocemos todo esto. Sabemos nuestra identidad y papel en esta historia, y The Game Bakers hace un genial ejercicio de diseño para acompañar la narrativa descubierta con el propio combate.
Los ataques de The Edge ahora son más rápidos, el ataque que marcaba un área roja ahora tiene más rango y es más rápido por lo que lo que antes era el momento que esperabas para atacar ahora es el ataque que quieres evitar a toda costa por su dificultad para esquivarlo y la imposibilidad de atacar en ese momento de forma efectiva. Con este pequeño cambio los desarrolladores te obligan a replantear tu estrategia en este nuevo modo de dificultad, esperar con paciencia bloqueando ataques hasta encontrar un hueco ya no sirve, hay que pasar al ataque.
Atacando constantemente a The Edge, persiguiéndolo, cortamos sus ataques impidiéndole realizar los de mayor rango y encontrándole puntos flacos con más facilidad. Donde antes teníamos que bloquear cuatro ataques, al pasar a la ofensiva sólo es uno. Mediante el ajuste de las mecánicas el juego nos obliga a adoptar el papel narrativo que en esta segunda vuelta ya conocemos: Somos una máquina de muerte y destrucción imparable y si queremos superar el juego en esta dificultad nuestra forma de jugar debe ir en consonancia con ese papel que se nos ha dado.