Calico análisis
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Calico – Análisis

La aventura gatuna comienza

He jugado decenas de juegos raros, pero como este, nada tan adorable.

Nuestra propia cafetería

Yalico nos sitúa en una isla super mona donde tenemos que hacernos cargo del café del pueblo. Nuestra abuela ha decidido soltarse la melena, jubilarse y recorrer mundo y nos ha encasquetado la tarea.

De primeras debemos crear nuestro personaje con un montón de opciones de personalización y detalles diversos que iremos incrementando según juguemos.

Una vez que hemos creado a nuestro personaje, la alcaldesa nos recibe con mucho cariño y nos dice que tenemos el pueblo para lo que necesitemos. Además aprovecha para decirnos que decoremos el café, lo llenemos de animalitos y cocinemos cosas ricas.

Como podemos ver, la historia no es nada del otro mundo. Un juego sin chicha en ese aspecto, pero de corte relax que siempre viene bien.

Tres juegos en uno

Como os he dicho, la idea principal del juego es darnos horas de relax mientras recogemos animalitos, decoramos la cafetería y preparamos dulces.

Así cumple lo prometido. Pero, aunque hay infinidad de juegos cuya principal tarea es el disfrute, aquí han querido darnos algo más y han optado por ponernos una serie de curiosas tareas que nos encomiendan los vecinos del pueblo.

Entre ellas, contamos con la misión de ir despejando el acceso a las distintas zonas que forman este mapa de lo más variopinto así que no debemos quedarnos solo en el idílico pueblo.

Como resumen, el juego me da la sensación de estar dividido en partes. Por un lado, tenemos el café; por otro los animalitos y por otro, las misiones del pueblo.

Pastelear es mi pasión

En cuanto al café, debemos decorarlo y ponerlo bonito, pero no podemos dar servicio si no cocinamos. Aquí entra el minijuego de cocina que puede ser muy divertido. Y si ves que no es lo tuyo, puedes hacer que se resuelva solo.

Cada vez que consigamos una receta, podemos ponerla en práctica cocinando. Para ello debemos ir a la cocina del café, elegirla y ponernos manos a la obra. La cocina es un minijuego que incluye varios minijuegos donde debemos echar los ingredientes, amasar, freír, batir… todo tipo de acciones típicas de la cocina.

La gracia aquí reside en que prima la magia y el primer paso es hacernos pequeños y saltar sobre la encimera (literalmente) para poder cocinar.

Una vez que realicemos la receta, el producto se pondrá a la venta y los diferentes clientes podrán soltar un dinerito por ellos.

Algo que me resultó confuso es que cuando pasa el tiempo y no se vende, se pone como seco, pero no sabía cómo acabar con ello, pues creaba más y siempre me aparecía como seco. No hice un buen negocio, la verdad…

A llenarlo todo de animalitos

Por otra parte, están los animales. Hay de diferentes tipos y dentro de cada tipo, hay gran variedad. Tenemos desde perros negros minúsculos a gatos en 4D de mil colores. Algo realmente llamativo y bonito.

Estos animales están repartidos por todo el mapa y podemos acercarnos y acariciarles sin ningún problema, además, podemos llevarlos donde queramos, así como ordenarles que nos sigan, vayan al café o se queden libres.

Por si fuera poco, podemos usar sobre ellos distintas pociones y volverles gigantes o enanos, quitarles el color o cambiárselo… una gran variedad de cosas locas.

Tenemos un diario donde se van marcando los animales que hemos descubierto así que ¡os invito a llenarlo con todos!

Recadera 2.0

Por último, la parte de las misiones la verdad es que es al final un extra a un juego como digo bastante chill.

Estas pequeñas misiones consistirán básicamente en hablar con alguien, llevar o traer algo de algún sitio y volver a hablar con ese alguien.

Sinceramente no aportan una gran historia ni suponen ningún tipo de reto o aliciente más allá de darle ese toque de variedad y necesidad de completar algo al juego (que yo personalmente valoro y echo de menos en juegos tipo Animal Crossing). Algo que ponga un broche al juego siempre es bien recibo (por mi parte al menos).

Lo malo de esto, para aquellas personas que jueguen por el platino, es que las misiones no aparecen en ningún lado una vez que las has hecho por lo que, si crees que falta alguna, te tocará ir vecino por vecino preguntando.

Realmente aquí reside la chicha del juego pues el café queda relegado a un segundo plano. Yo apenas cocinaba y no me faltó dinero (que no hace falta, por otro lado) ni sentí que me perjudicaba de modo alguno en el juego.

Es bonito, pero ¿algo más?

El juego en sí es muy bonito. Tiene una premisa agradable y utiliza una paleta de colores que le va que ni pintado, pero… ahí está la magia.

El juego per se no aporta nada más. Tiene grandes defectos de acabado y las mecánicas son muy toscas en según qué casos. Hay muchos bugs y defectos en el entorno, con la música (que va y viene), con misiones que no se completan, diálogos que se quedan colgados… un sinfín de problemas que solo ennegrecen tan bonita experiencia.

Algo que de primeras me gustó y luego rápidamente vi el fallo, es que el HUD está abarrotado de cosas. Una cantidad de información que mete miedo y no deja ver apenas el entorno. Lo bueno es que puedes ocultarlo, pero claro, si lo ocultas… desaparece todo. Cuando digo todo es que estaba tranquilamente hablando con una vecina sin saber qué decía porque no contaba con que también desapareciesen los diálogos… un fallo bastante gordo teniendo en cuenta que al final lo vistoso del juego es verlo.

Por su parte, la BSO es imperceptible. Hay muchos ratos en los que no suena nada y, aunque me parecía realmente bonita la canción de la cafetería, se circunscribe a la cafetería que era el lugar donde menos tiempo he pasado… una pena.

En lo relativo a la duración, es un juego breve, si nos centramos en las misiones (ya que nada nos obliga a cocinar y mantener el café) podemos terminarlo en unas 3 horas tranquilamente.

De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido jugado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Whitethorn Games. Se jugó actualizado a la versión PlayStation 4.

Calico análisis
Calico
A falta de un horneado
Calico es un juego bonito, pero tiene tantos fallos que es difícil disfrutarlo. El apartado visual es quizá su fuerte ya que como digo crean un entorno la mar de disfrutable y tranquilo, pero el hecho de que desaparezcan objetos o no termine de cargar estropea la experiencia. Considero que es un juego que disfrutarán en mayor medida los más peques de la casa ya que suelen ser menos exigentes con el rendimiento, aunque si se les cierra en mitad de partida (como me pasó a mí) seguramente no quieran seguir jugando. Una pena, ya que Calico parecía algo realmente llamativo y agradable, pero le ha faltado un último horneado.
5
Aceptable