Diarios de Hiboria I.
Extraído de los diarios encontrados a lo largo de toda la geografía de los reinos hiborios, escritos por Spider Jerusalem. Se desconoce el tiempo que tienen.
[dropcap]D[/dropcap]esperté con los graznidos de los buitres que esperaban a devorar mi cadáver sin recordar demasiado de los acontecimientos inmediatamente anteriores a mi cautiverio. Para situar a quien pudiera encontrar estos diarios de momento sólo diré que mi nombre es Spider Jerusalem, de Estigia, un reino entre el norte de Thuria y los reinos negros del suroeste.
El sol quemaba mi piel ya de por sí morena mientras me resignaba a morir clavada en una cruz por aquellos a los que antes había llamado hermanos ¿Era esto obra de unos fanáticos ignorantes o el castigo del Padre Set por mis dudas y mi traición?
Una de aquellas aves portadoras de muerte descendió hasta mi lado dispuesta a empezar el banquete con mi cuerpo. Apenas levanté la mirada esperando que la muerte llegase con presteza y acabase por fin con mi sufrimiento cuando el silbido de un hacha atravesando el aire hasta clavarse a mi lado nos sobresaltó a mi y al rapaz que buscaba hundir ya su pico en mi cuerpo.
Levanté la mirada mientras el carroñero se alejaba lejos del peligro y lo vi: Una figura borrosa que conforme avanzaba dibujaba el contorno de un hombre robusto, de pelo largo y ataviado con un largo taparrabos y unas botas. Me llama blanda. Me advierte de los peligros de liberarme, y luego empuja la cruz sobre la que estoy hasta tumbarla y saca los clavos que unen mi carne a ella.
Tengo sed, aún estoy confundida y cuando miro el brazalete en mi muñeca izquierda como si lo viese por primera vez me dice que estoy marcada y no puedo cruzar la barrera. No sé a lo que se refiere, sólo bebo con desesperación el agua que me ofrece. “Volveremos a vernos, moribunda” dice antes de perderse en el horizonte abandonándome desnuda en esta tierra inhóspita de la que él mismo me ha advertido. Una tormenta de arena me golpea, estoy débil… No puedo seguirlo… Me desmayo.