Windbound – Análisis PS4

Windbound - Análisis

Una propuesta ambiciosa que le falta gancho

¿Os imagináis si metiéramos en una coctelera la estética de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, junto a la navegación de Wind Waker y unos toques de la jugabilidad de Minecraft? ¿Todo esto en un mundo abierto que se genera proceduralmente? Pues esta es la propuesta de Windbound, la última creación de 5 Lives Studios para consolas y PC que he tenido el placer de disfrutar durante estos días. Una aventura singular que nos llevará a poner todo de nuestra parte para sobrevivir en un entorno abandonado, aunque rico en recursos. 

Desarrollado por 5 Lives Studio, Windbound se trata de la segunda obra del estudio australiano. Un videojuego de supervivencia con elementos de roguelike basado en la artesanía, la caza y la exploración, que ofrece en una propuesta diferente y a su vez ambiciosa.

La desconocida aventura de Kara

Windbound nos pone en la piel de Kara, una chica que, tras quedar a la deriva de su tribu en plena tormenta, sufre el ataque de una criatura gigantesca, despertando en la orilla de las idílicas Islas Prohibidas. Kara, además de ir descubriendo los misterios que encierran las ruinas de estas misteriosas islas, tendrá que sobrevivir en un entorno que para nada se lo dejará fácil. Para ello, tendrá que recolectar, fabricar y cazar, además construir su propia balsa para recorrer las serenas aguas que envuelven a este archipiélago. Aunque todo no es lo que parece, detrás de las calmadas aguas nos aguarda un misterio que debemos destapar si queremos saber lo que verdaderamente ocurrió.

En cuanto su argumento, tengo que decir que le cuesta mantener el interés del jugador, a veces debido a los pocos detalles que nos van desvelando a cuentagotas y en otras, por su importante ausencia de acción, además de que en su desarrollo nos parezca algo repetitiva. Sin embargo, nuestro interés por descubrir cuál es la razón por la que aparecimos en esas islas nos mantendrá más o menos conectado a ella. Esta historia se verá fortalecida por los elementos de supervivencia y la exploración, que tomarán el papel principal poniéndonos en la piel de un verdadero superviviente.

Antes comenzar la aventura nos encontraremos con la selección de dos modos de dificultad: Supervivencia, que se trata de una experiencia más cercana a la supervivencia propiamente dicha, ya que perderemos todo el progreso excepto los “sostenidos” si morimos, además de una dificultad de los combates estándar. Y la dificultad historia, en esta se conserva todo el inventario y progreso, seguiremos en el mismo capítulo, además, la dificultad de los combates se verá reducida. Un modo recomendable si lo que queremos es continuar la historia sin centrarse demasiado en sobrevivir.

Explorando un archipiélago procedural

En la aventura nos ponemos en la piel de Kara, una chica que, tras un naufragio, despierta en un extraño archipiélago sin rastro de civilización. Aquí comienza nuestro periplo, sin saber por qué, la protagonista comienza a visitar una serie de torres que nos irán desvelando detalles sobre lo ocurrido. Algo ha ocurrido en ese entorno, pero exactamente no sabemos el qué. Cada capítulo se cierra visitando un templo del mar, y aquí es donde tengo que spoilear un poco, ya que experimentamos una serie de cruces con la misteriosa criatura que parece ser que tiene que ver en todo esto. Esto, junto a una serie de pinturas sobre los ancestros de su tribu, que se van desvelando en cada capítulo, nos irán desvelando el qué y el por qué aparecimos allí.

La historia se desarrolla en torno a las Islas Prohibidas, un archipiélago que cuanto más es misterioso. Estas islas se generan de forma procedural en cada capítulo, de manera que nunca serán las iguales ni su distribución ni en fauna. Lo mismo ocurre con su fauna y recursos, que lo hacen de  dinámica. Además, tendremos climatología cambiante y transición entre el día y la noche. Estos elementos harán que cambie el estado del mar, o en el caso de la transición entre el día y la noche, aparezcan o no, ciertos animales o recursos.

Supervivencia en estado puro

En cuanto a la jugabilidad, en Windbound gira principalmente en torno a dos géneros, el de la exploración y la supervivencia. El primero de ellos, como ya dije, estará definido por la búsqueda de una serie de torres, repartidas por las islas que visitaremos con el fin de descubrir los detalles relacionados con nuestra aparición. Además, desde el inicio contaremos con la llave de nautilus, una especie de collar que, tras visitar las torres, recibe fragmentos marinos. Estos fragmentos se pueden ofrendar en un monolito del templo con la finalidad de adquirir nuevas habilidades y objetos ancestrales. Kara también contará con el remo de los ancestros, el primer objeto ancestral con el que nos topamos, y que nos ayudará a navegar entre las islas, una de las mecánicas más importantes de la aventura.

Por otro lado tenemos las mecánicas de supervivencia. La recolección y la caza y la artesanía serán elementos fundamentales con los que Kara, debe sobrevivir. Las islas están pobladas de ricos recursos que podrá recolectar y que se irán regenerando con el tiempo. A medida que vayamos obteniendo materiales Kara aprenderá a fabricar nuevos objetos. Tendremos desde herramientas para extraer nuevos recursos, hasta una balsa o hacer fuego para cocinar o forjar nuevas armas en un horno. Lo mismo ocurre con la caza, que además de aprender nuevas recetas, también se obtienen materias primas con los que construir nuevos objetos o comer, manteniendo la barra de energía resistencia a raya.

En cuanto al combate, se ve que cumple perfectamente, estando a la altura de lo esperado. Los controles responden correctamente, incluyendo movimientos de esquiva o fijar al enemigo, que le dan dinamismo. Además, disponemos de una serie de armas, siempre que las fabriquemos, que se pueden cambiar mediante los botones de acceso rápido desde cruceta de control y con las que enfrentarnos a los animales, no demasiado variados, que habita en las islas.

Desde el menú de fabricación o de crafteo propiamente dicho, tenemos una serie de submenús divididos en categorías. Supervivencia, donde se fabrican cuerdas, hachas, azada, bolsas, armaduras… El de armas de caza. Un menú para fabricar la balsa y mejoras y, finalmente, el de accesorios del bote, donde fabricar cestas, para guardar materiales o bolsas donde almacenar comida entre otras cosas.

En cuanto a la navegación, junto la supervivencia, será uno de los elementos de la jugabilidad más importantes del juego, ya que dependerá de que podamos ir de isla en isla y visitar las torres. Es por ello que, desde el comienzo, Kara contará con el remo de los ancestros, elemento que nos guiará en la navegación. Comenzaremos con una pequeña canoa de hierba, pero con un poco de paciencia, terminaremos navegando a toda velocidad en una especie de catamarán de madera impulsado por velas. Una vez las fabriquemos, tendremos que sacar el mejor partido a los vientos que soplen. Se podrán tensar las velas para navegar en contra del viento, o aflojarse si queremos aprovechar el empuje del viento a favor.

Además, la balsa, además de ser nuestro medio de transporte, se convertirá prácticamente en nuestro refugio, todo lo que tengamos en ella se conservará de un capítulo a otro. En ella se puede llegar a construir desde una hoguera para cocinar, hasta un horno, donde fabricar armaduras y armas de metal.

Llamativo apartado audiovisual

Personalmente ha sido uno de los apartados más llamativos del juego. Windbound sumerge al jugador en una relajante aventura donde su apartado audiovisual y buen rendimiento tienen buena parte de culpa. Surcar las aguas de las Islas Prohibidas disfrutando de su cuidado y colorido apartado visual, ha sido una experiencia bastante gratificante. En general me ha recordado muchísimo a lo visto en The Legend of Zelda: Wind Waker, Breath of the Wild, o el mismísimo Sea of Thieves y seguro que, a muchos de vosotros, también lo hará. Así mismo, su rendimiento me ha parecido correcto, apenas he experimentado algún bug, para ser exactos un par de ellos, pero sin ninguna consecuencia desastrosa en la experiencia de juego.

A todo esto se suma un cuidado repertorio musical con arreglos de piano que aderezan nuestro periplo marinero. Además de otras más desenfadadas para cuando nos encontramos en tierra, que cambiarán a más tensas para los momentos de acción. Se trata de todo un lujazo, sobre todo, el tema que suena cuando nos visitamos el templo y comenzamos los cruces con el gigantesco nautilus.

Conclusión

Windbound se trata de una bonita y tranquila aventura de alrededor de 12 horas de duración que en general, le cuesta enganchar al jugador por su parte argumental. Sin embargo, tiene un hándicap, y son los elementos de supervivencia y exploración de las islas que, junto a un llamativo apartado audiovisual, consiguen que finalmente lo tomemos en cuenta y queramos hasta el fondo del misterio que a Kara y esa misteriosa criatura que nos acompaña en toda esta aventura. Un título recomendado si queremos jugar a algo diferente en estas fechas.

Nota: 7,5/10

*De acuerdo con nuestra política, informamos a nuestros lectores que este título ha sido analizado gracias al envío de una copia de prensa por parte de Koch Media.